Discursos
Discurso del general en jefe del ejercito del
norte a la municipalidad de Merida
Permitidme, señores, expresaros los
sentimientos de júbilo que experimenta mi corazón al verme rodeado de tan
esclarecidos y virtuosos ciudadanos, los que formáis la representación popular
de esta patriótica ciudad, que por sus propios esfuerzos ha tenido la dicha de
arrojar de su seno a los tiranos que la oprimían, en el glorioso día del 18 del
mes pasado, y de recobrar los sagrados derechos de la soberanía que había
perdido con la inicua invasión que hicieron a este Estado los bandidos de la España que infestaban y
tienen todavía sujeta una parte de la confederación Venezolana.
El augusto congreso de la Nueva Granada ,
tocado de compasión al contemplar el doloroso espectáculo que presenta el buen
pueblo de Caracas, aún gimiendo en cadenas y conmovido de indignación por el
grito de la justicia, que está clamando vindicta contra los usurpadores de los
derechos de la América ,
ha enviado su Ejército Libertador a restablecer en su antigua soberanía a las
provincias que componen la
República de Venezuela. La gloria del Congreso y del Ejército
que os ha redimido consiste en la magnanimidad de sus designios, que no son
otros que los de destruir a vuestros verdugos y poneros en aptitud de
gobernaros por vuestras constituciones y por vuestros magistrados.
Nuestras armas redentoras no han venido a
daros leyes, ni menos a perseguir a1 noble americano; han venido a protegeros
contra vuestros natos enemigos los españoles de Europa, a quienes juramos una
guerra eterna y un odio implacable, porque ellos han violado los derechos de
gentes y de las naciones, infringiendo las capitulaciones, y los tratados más
solemnes, persiguiendo impíamente al inocente y al débil, reduciendo los pueblos
enteros a la indigencia y desolación, degradando el santo carácter del
sacerdocio y cargando de prisiones a los Ministros del altar, a los
magistrados, a los defensores de la patria y a toda clase de ciudadanos por el
solo delito de ser americanos.
Aceptad, ilustres merideños, las
congratulaciones que, a nombre del Congreso de la Nueva Granada , tengo
el honor de haceros, reponiéndoos en el uso de vuestra autoridad, que sin duda
será ejercida con la dignidad que corresponde a un gobierno independiente: y yo
me lisonjeo que bien pronto veréis en medio de vosotros a vuestros magistrados
del Poder Ejecutivo provincial, que han sido ya invitados por mí, para que
vengan a llenar las funciones de su Ministerio, en cumplimiento de las
generosas órdenes del Congreso que ha tomado a su cargo el restablecimiento de la Constitución
venezolana, que regía los Estados antes de la irrupción de los bandidos que ya
hemos expulsado de toda la provincia de Mérida y arrojaremos más allá de los
males, si el Dios de los ejércitos protege la causa de la justicia.
Tengo la honra de poner en vuestras manos el
titulo de mi comisión, que como veréis no tiene otro objeto que amparar al
americano y exterminar al español; destruir el gobierno intruso y reponer el
legitimo; y en fin, dar libertad a la República de Venezuela.
El general Bolívar entró a Mérida el 23 de
mayo de 1813. No hemos podido encontrar la fecha de la sesión de la Municipalidad en la
cual pronunció este discurso.
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