SIMÓN BOLÍVAR Y LA GRAN COLOMBIA


SIMÓN BOLÍVAR Y LA GRAN COLOMBIA
● Antiguos esbozos nacionalistas y anhelos de completa autonomía que venían gestándose, desde la colonia, entorno de las Reales Audiencias o de los Cabildos.
●Regionalismo antagónico, que se había acentuado por diferencias geográficas, por características económicas y hasta por simples rivalidades administrativas.
●Centralismo excesivo, con desestimación ofensiva en los valores locales y de los intereses económicos provinciales o regionales.
●Caudillismo militar numeroso y absorbentes ambiciones políticas, que buscaban y urgían la formación de todo trance de estados y repúblicas para sus ejercicios presidenciales
● Descontento y abierta operación que se produjeron, al fin en toda la Gran Colombia contra los nuevos sistemas dictatoriales que había sucedido a la tiranía española.
● Alejamiento político y militar del propio Libertador Simón Bolívar, único héroe que había logrado sostener entre rebeliones y altibajos, su artificial estado de la Gran Colombia.
Junto con el gran libertador Simón Bolívar murió La idea de una gran nación que luchase junta para una meta común.
Al final pudieron más los ideales individuales que los comunes, dividiendo la gran nación en tres territorios independientes: Ecuador Colombia y Venezuela.
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Aunque siempre compartirán las mismas raíces, un glorioso pasado y un gran porvenir.
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Fuente: Diana Placencia
1º Bachiller B
Carmelitas Vedruna
2010 - 2011

Fuente: SIMÓN BOLÍVAR Y LA GRAN COLOMBIA

SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS


SIMÓN BOLÍVAR:   ENSAYO DE UNA INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara
8.-LECUNA, Adolescencia..., página 446 y siguientes.
9.-El Virrey Azanza (1746-1826) fue hombre de accidentada vida política. Ministro de Guerra en 1793. Amigo de don José de Gálvez y luego enemigo de Godoy. Ministro de Fernando VII en su primer gabinete, presidente de la Asamblea Constituyente de Bayona, partidario de José Bonaparte quien lo hizo Duque de Santa Fe, expulsado de España por afrancesado, indultado en 1820 y muerto en el exilio.
10.-O'Leary en sus Memorias hace algunas referencias a esa visita. Memorias del General Daniel Florencio O'Leary, NARRACION, Edición ordenada por la Junta de Gobierno de la República de Venezuela, el 13 de julio de 1952, Prólogo de Mons.
Nicolás Eugenio Navarro, Caracas, 1952, Imprenta Nacional, Tomo I, páginas 7 y 8. Esta obra será citada en adelante O'LEARY, Narración..., un número romano indicativo del Tomo separado por un guión del número de la página. Esta Narración... fue incorporada con los números XXVII, XXVIII y XXXII (Apéndice) a la edición facsimilar de las Memorias de O'Leary, ordenada y ejecutada el año de 1981 por el Ministerio de la Defensa de la República de Venezuela. Puede verse también el estudio de JOSE DE JESUS NUÑEZ Y DOMINGUEZ, Bolívar y México. México, 1930.
11.-Esteban Palacios y sus relacionados recurrieron al Conde de Tepa en los trámites a que haremos referenda para gestionar en Madrid la expedición del titulo de Marqués de San Luis a Juan Vicente Bolívar. Véase el Capitulo Cuarto de esta Primera Parte.
12.- Sobre el Oidor Aguirre y Viana puede leerse la entrada correspondiente a él en la obra de los profesores MARK A. BURKHOLDER y D.S. CHANDLER, Biographical Dictionary of Audiencia Ministers in the Americas. 1687-1821. Greenwood Press, Connecticut, 1982, página 6.
13.-Véase en el documento citado en la nota número 26 de este Capítulo el calificativo de don Carlos a esa cantidad que él consideraba infinita y superflua.
14.-Gaceta de Caracas, número 19, 6 de enero de 1809, página 4. Echezurría permaneció fiel a la causa realista hasta figurar en 1820 entre los electores del Ayuntamiento constitucional (Gaceta de Caracas, número 312 de 28 de junio de 1820) y en 1821 entre los Jueces de Imprenta (Gaceta de Caracas, numero 42 de 9 de mayo de 1821).
15.- Gaceta de Caracas, número 16, 23 de diciembre de 1808, página 4, Tomo I,
16.- Véanse el Estudio y los documentos sobre esas actividades publicados por el Dr. Vicente Lecuna en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, número 65, Tomo XIV, octubre-diciembre de 1931, páginas 381 y siguientes y los comentarios que haremos en los Capítulos Décimo Primero y Décimo Segundo de esta Parte.
17.- Gaceta de Caracas, número 196, 24 de junio de 1818, páginas 1504 a 1505, Tomo VII.
18.- C.H. HARING, El Comercio y la navegación entre España y las Indias. Edición de la Academia Nacional de la Historia, París, 1939 (Traducción de Leopoldo Landaeta), página 257.
19.- Esos estudios de Fuentes Carvallo quedaron truncados por su lamentable fallecimiento.
20.- En ese itinerario no aparece Bilbao. Esa carta de Pedro la escribió al lograr dar por terminada las peripecias que para él significó haber sido atacado por los ingleses el buque donde él viajaba durante el viaje que hizo poco después de haber salido su sobrino. La fecha de la carta en Lisboa, el 5 de junio de 1799 (LECUNA, Adolescencia..., página 549), soluciona la duda que plantea Fuentes en su ya citado estudio sobre el navío San Ildefonso (arriba nota 3). Allí menciona que según la "cronología" del Libertador, que aparece en el primer tomo de sus Escritos..., la fecha de llegada a Santoña fue el 31 de mayo de 1799, mientras que según las versiones del viaje de Alcalá Galiano, el convoy del cual formaba parte el San Ildefonso llegó a Santoña el 13 de mayo: ¿13 ó 31? La carta de Pedro, fechada el 5 de junio, hace pensar que fue el 13 de mayo y no el 31, pues de haber sido esta última fecha, no había tiempo para que él, en Lisboa, lo hubiere sabido seis días después. Cartas de Pedro en LECUNA,
Adolescencia..., páginas 550 y 552.
21.- Puede verse en LECUNA, Adolescencia..., página 477.
22.- Esteban Palacios a Carlos Palacios, Madrid, 29 de junio de 1799, en LECUNA, Adolescencia..., página 552.
23.- Sobre Don Manuel de Mallo véase nota 5, Capitulo Cuarto de esta Primera Parte.
24.- Pedro Palacios a Carlos Palacios, Madrid, 28 de agosto de 1799, en LECUNA, Adolescencia..., página 558.
25.- Pedro Palacios a Carlos Palacios, Madrid, 22 de agosto de 1799, en LECUNA,
Adolescencia..., página 556.
26.- Carlos Palacios a Esteban Palacios, Caracas, 8 de octubre de 1799, en LECUNA,
Adolescencia..., página 562. 25.- Pedro Palacios a Carlos Palacios, Madrid, 22 de agosto de 1799, en LECUNA,
Adolescencia..., página 556.
26.- Carlos Palacios a Esteban Palacios, Caracas, 8 de octubre de 1799, en LECUNA,
Adolescencia..., página 562.
Fuente:   SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS

Tomás Polanco Alcántara

LA NEGRA HIPÓLITA, NODRIZA DEL LIBERTADOR


LA NEGRA HIPÓLITA,
NODRIZA DEL LIBERTADOR
IV.- CON BOLÍVAR EN LA LUCHA.
No estará presente cuando, tras la fulgurante Campaña Admirable12, regresa el general Simón Bolívar a la capital de Venezuela el 7 de agosto de 1813 y es aclamado y reconocido con el título de “Libertador”, porque la negra Hipólita vive trabajando en la Hacienda San Mateo. Pero al saber que su amo ha salido a combatir, viene solícita a acompañar al ejército bolivariano en los enfrentamientos de finales de septiembre de 1813 en Puerto Cabello13, en la Batalla de Araure del 5 de diciembre, en la que el
Libertador Bolívar obtiene uno de sus mayores triunfos frente al ejército conjunto de los feroces jefes realistas coronel José Yañez y general José Ceballos. Será mayor la participación de Hipólita en los hechos guerreros que en febrero y marzo tienen como escenario a San Mateo14 con costosos triunfos que el ejército comandado por Bolívar se acredita sobre las fuerzas que responden al mando de los sanguinarios generales realistas José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales
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12 Bolívar había sido autorizado por el Congreso de Nueva Granada, el 30 de marzo, para invadir a Venezuela, y conduciendo su ejército sale de Cúcuta (Colombia) el 14 de mayo de 1813 y tras seguidos triunfos durante cuatro meses (especialmente en Cúcuta, Mérida, Trujillo donde firma el Decreto de “guerra a muerte”, y Taguanes) llega a su ciudad natal. Valga recordar que en Valencia encontrará una comisión ( el marqués de Casa León, el presbítero Marcos Ribas, Francisco Iturbe, Felipe Fermín Paúl y José Vicente Galguera) enviada por el Capitán General Manuel del Fierro para ajustar y firmar las cláusulas de una capitulación.
13 Bolívar se propuso tomar la Plaza de Puerto Cabello, porque por este punto podían los españoles recibir refuerzos. Pide ayuda a Mariño por mar y por tierra, pero éste no acude a tiempo; entonces, como Reyes Vargas está en Calabozo con más de mil hombres, Bolívar ve el peligro y divide sus tropas: envía seiscientos hombres al mando de Manuel García de Sena, contra Reyes Vargas, y con el resto pone sitio a Puerto Cabello. El 29 de septiembre en las afueras de Puerto Cabello combatirá contra Domingo Monteverde y el siguiente día triunfará en la Batalla de Bárbula sobre el ejército realista que dirigía el coronel Remigio Bobadilla.
14 El 23 de febrero de 1814, diez días después de la heroica defensa de La Victoria por el general José Félix Ribas, acampó Bolívar con su estado mayor y con su guardia en el pueblo de San Mateo. Establece su cuartel general porque es un punto estratégico para vigilar los movimientos del poderoso ejército enemigo reconcentrado en la Villa de Cura. Para el 26 de febrero, las fuerzas patrióticas reunidas en San Mateo ascienden a mil quinientos infantes, con cuatro piezas de campaña de grueso calibre y seiscientos jinetes. Los días 26, 27 y 28 los patriotas dirigidos por Bolívar triunfan sobre los realistas a cuyo frente está el general José Tomás Boves; los días 1º y 2 de marzo en los combates ocurridos en la hacienda de San Mateo. Del 4 al 9 en el sitio de las alturas de San Mateo, las derrotas las sufre el general Francisco Tomás Morales. Los días 16 y 17 de marzo las fuerzas de Bolívar triunfan sobre Boves en el camino de San Mateo. El 20 nueva batalla en San Mateo y el día 25 otra en las alturas de San Mateo triunfando
Bolívar en ambas contra el sanguinario José Tomás Boves.
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Se multiplicaba la valentía y arrojo de la nodriza del Libertador:
Pendiente y dispuesta a atender a su amo en lo que se refiere a su alimentación, al lavado y planchado de sus ropas; pero también al mismo tiempo prestando ayuda, socorriendo y dando ánimo a los heridos. ¡Cómo de útil para todos esos menesteres le resultaba su experiencia de buena jineteando caballos, adquirida en los años de su juventud¡.
La vida de la guerra no era lo que más le atraía. Estaba allí más por admiración a Bolívar, por el orgullo que sentía ante la valentía y don de mando mostrado, a la edad de treinta años, por quien de niño se alimentó de su pecho y cuyo carácter contribuyó a formar. Corto pero intenso fue el tiempo en que Hipólita está presente con Bolívar participando en lucha por la independencia. Era como una especie de inseparable asistente, quien desafiaba peligros y seguía a su hijo de crianza con heroica decisión, con integral apego, en vigilancia contra posibles atentados. Hipólita se multiplicaba, se tornaba beligerante, abría sus blancos ojazos en seguimiento asiduo del infatigable capitán. Iba y venía de un sitio a otro para consolar viudas que acababan de perder a sus maridos, animar a los desalentados y a los vacilantes, reanimar a los acobardados, infundir a todos la fe y la esperanza en la hora fatal del vencimiento.
En los años posteriores no volverá a estar con Bolívar en el campo de
batalla15. Ella se queda en San Mateo y cuando esta hacienda deja de estar bajo la administración directa de los Bolívar, se radicará en Caracas, en la jurisdicción de la Parroquia San Pablo y tendrá su casa en un barrio situado donde está hoy día la urbanización El Silencio.
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15 Es de recordar que desde junio del año 1814 hasta marzo del año 1816, el Libertador Simón Bolívar no estará guerreando en territorio venezolano. Después de la “Emigración” hacia el oriente de Venezuela, el 8 de septiembre sale Bolívar desde Carúpano con rumbo a Cartagena, desde allí a las islas del Caribe (Jamaica, Haití) y en marzo de 1816 viene a Margarita con su expedición libertadora.
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Fuente: CARMELO PAIVA PALACIOS
LA NEGRA HIPÓLITA,
NODRIZA DEL LIBERTADOR
EDICIONES LIBRERÍA ESTELAR
CARACAS, 2007.

CARTA DE JAMAICA SIMON BOLIVAR Parte 3

CARTA DE JAMAICA
SIMON BOLIVAR
Parte 3
Las islas de Puerto Rico y Cuba, que entre ambas pueden formar una población de 700 a 800,000 almas, son las que más tranquilamente poseen los españoles, porque están fuera del contacto de los independientes. Mas ¿no son americanos estos insulares? ¿No son vejados?
¿No desearán su bienestar?
Este cuadro representa una escala militar de 2,000 leguas de longitud y 900 de latitud en su mayor extensión en que 16,000,000 americanos defienden sus derechos, o están comprimidos por la nación española, que aunque fue en algún tiempo el más vasto imperio del mundo, sus restos son ahora impotentes para dominar el nuevo hemisferio y hasta para mantenerse en el antiguo. ¿Y la Europa civilizada, comerciante y amante de la libertad, permite que una vieja serpiente, por sólo satisfacer su saña envenenada, devore la más bella parte de nuestro globo? ¡Qué! ¿Está la Europa sorda al clamor de su propio interés? ¿No tiene ya ojos para ver la justicia? ¿Tanto se ha endurecido para ser de este modo insensible? Estas cuestiones, cuanto más las medito, más me confunden; llego a pensar que se aspira a que desaparezca la América; pero es imposible porque toda la Europa no es España.
¡Qué demencia la de nuestra enemiga, pretender reconquistar la América, sin marina, sin tesoros, y casi sin soldados! Pues los que tiene apenas son bastantes para retener a su propio pueblo en una violenta obediencia y defenderse de sus vecinos. Por otra parte, ¿podrá esta nación hacer comercio exclusivo de la mitad del mundo sin manufacturas, sin producciones territoriales, sin artes, sin ciencias, sin política?
Lograda que fuese esta loca empresa, y suponiendo más, aun lograda la pacificación, los hijos de los actuales americanos unidos con los de los europeos reconquistadores, ¿no volverían a formar dentro de veinte años los mismos patrióticos designios que ahora se están combatiendo?
La Europa haría un bien a la España en disuadirla de su obstinada temeridad, porque a lo menos le ahorrará los gastos que expende, y la sangre que derrama; a fin de que fijando su atención en sus propios recintos, fundase su prosperidad y poder sobre bases más sólidas que las de inciertas conquistas, un comercio precario y exacciones violentas en pueblos remotos, enemigos y poderosos. La Europa misma, por miras de sana política debería haber preparado y ejecutado el proyecto de la independencia americana, no sólo porque el equilibrio del mundo así lo exige, sino porque este es el medio legítimo y seguro de adquirirse establecimientos ultramarinos de comercio. La Europa, que no se halla agitada por las violentas pasiones de la venganza, ambición y codicia, como la España, parece que estaba autorizada por todas las leyes de la equidad a ilustrarla sobre sus bien entendidos intereses.
Cuantos escritores han tratado la materia se acordaban en esta parte. En consecuencia, nosotros esperábamos con razón que todas las naciones cultas se apresurarían a auxiliarnos, para que adquiriésemos un bien cuyas ventajas son recíprocas a entrambos hemisferios. Sin embargo ¡cuán frustradas esperanzas! No sólo los europeos, pero hasta nuestros hermanos del Norte, se han mantenido inmóviles espectadores de esta contienda, que por su esencia es la más justa, y por sus resultados la más bella e importante de cuantas se han suscitado en los siglos antiguos y modernos; porque ¿hasta dónde se puede calcular la trascendencia de la libertad del hemisferio de Colón?
«La felonía con que Bonaparte, dice V., prendió a Carlos IV y a Fernando VII, reyes de esta nación, que tres siglos ha, aprisionó con traición a dos monarcas de la América Meridional, es un acto muy manifiesto de la retribución divina, y al mismo tiempo una prueba de que Dios sostiene la justa causa de los americanos, y les concederá su independencia.»
Parece que V. quiere aludir al monarca de México Moteuczoma, preso por Cortés y muerto, según Herrera, por el mismo, aunque Solís dice que por el pueblo; y a Atahualpa, Inca del Perú, destruido por Francisco Pizarro y Diego Almagro. Existe tal diferencia entre la suerte de los reyes españoles y los reyes americanos, que no admiten comparación; los primeros tratados con dignidad, conservados, y al fin recobran su libertad y trono; mientras que los últimos sufren tormentos inauditos y los vilipendios más vergonzosos. Si a Quauhtemotzin, sucesor de Moteuczoma, se le trata como emperador, y le ponen la corona, fue por irrisión y no por respeto, para que experimentase esta escarnio antes que las torturas. Iguales a la suerte de este monarca fueron las del rey de Michoacán, Catzontzin; el Zipa de Bogotá, y cuantos Toquis, Incas, Zipas, Ulmenes, Caciques y demás dignidades indianas sucumbieron al poder español. El suceso de Fernando VII es más semejante al que tuvo lugar en Chile en 1535 con el Ulmén de Copiapó, entonces reinante en aquella comarca. El español Almagro pretextó, como Bonaparte, tomar partido por la causa del legítimo soberano, y en consecuencia llama al usurpador como Fernando lo era en España; aparenta restituir al legítimo a sus estados y termina por encadenar y echar a las llamas al infeliz Ulmén, sin querer ni aun oír su defensa. Este es el ejemplo de Fernando VII con su usurpador; los reyes europeos sólo padecen destierros, el Ulmén de Chile termina su vida de un modo atroz.
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Retrato moral del libertador Bolívar


Retrato moral del libertador Bolívar

Simón bolívar tiene cuarenta y seis años de edad es de estatura mediana  y de temperamento bilioso. Su constitución, aunque delgada, debe ser robusta en extremo, para haber resistido a tantas fatigas,  inquietudes y climas malsanos. Sus expresivos ojos brillan como dos diamantes negros,  bajo una frente ancha que a obscurecido el sol del Ecuador y arrugado el pensamiento. Todo es meridional: fisionomía lenguaje, mezcla singular  de indolencia y energía, dominio de si mismo en impetuosidad. Reúne Bolívar a una instrucción variada, un talento  vasto, penetrante y justo, un conocimiento profundo  de los hombre y de los intereses de su país.  Familiar con gracia, reservado sin altanería, bueno sin debilidad, siempre  está bien  en su puesto, en el vivac como en los palacios, a la mesa y, aún, según se dice, en el budoir,  pues no ha sido la gloria su sola querida  y puede perdonársele a un filántropo tan practico el que no desprecie la mitad del género humano.
Nunca la triste pasión de fuego común en toda la raza española, rozo esta alma entregada  a deberes austeros  o recreos que tenia casi siempre algo de intelectual y de elegante. “mientras que nosotros pasamos la noche en el juego ” me decía un General colombiano “Bolívar va se instruye, gobierna  y así ha excedido a todos” Bolívar en efecto se complace mucho  en la conversión con personas de mérito y con los buenos libros que de todos los interlocutores, son por cierto los enteras en su libracos. Se le creería a veces un filosofo lúgubre antes que el conquistador de la Nueva Granada y en el Perú cuando está cansado de todo, de gloria harto de estudios y de trabajo, recurre para distraer su disgusto, al algunos vasos de champagñe, medio expedito de restablecer el equilibrio, más valioso aún que Moliere o Cervantes para aquellos a quienes su género no les impone la obligación de ser perpetuamente melancólicos. Por lo demás, se reconoce en el orden y la economía que reinan en su casa, en la sencillez de su partida de gastos y de su mesa, al funcionario cuidadoso del tesoro público, hombre de bien, y hombre de gusto. El ejemplo de semejante patrón es ley para todos los que le rodean: así para estar a gusto en le duro empleo de estar de edecán de Bolívar, se requiere de una constitución e indiferencia profunda por el lujo y los  goces de la civilización.
De las grandes cualidades  del Libertador  es preciso poner en primera línea el desinterés y la perseverancia, lejos de deberle su fortuna a la revolución como tantos otros, ha sacrificado por ella un patrimonio considerable. Propietario  de esclavos, los emancipó para hacerlos ciudadanos y soldados. Conquistador de las ricas provincias, no ha querido serlo, sino su renegador. Presidente de Colombia, y reducido al módico sueldo de su cargo (150.000 francos), daba la mitad de el a sus hijas y a las viudas de sus compañeros de armas muertos en la guerra de independencia; ayudaba de su peculio al famoso Lancáster para que estableciera en Colombia su método de enseñanza. Pero es a su perseverancia a la que le debe el triunfo, sobre todo la causa americana. Hundida tres veces son con su patria por los más espantosos reveses, arrojando pobre y proscrito a playas extranjeras, perseguido  de isla en isla   por el puñal español, recompensados tantos servicios con la calumnia, el hambre y la desnudez, volvió tres veces a la carga y triunfo como los de los enemigos  de su país. En su calidad de hombre de guerra un viajero lo ha comparado con Sertorio. Al igual de ese romano famoso, Bolívar ha tenido a menudo ocasión es decir:
“Roma no está en Roma; está donde yo estoy”.
Pero la extensión de sus correrías los obstáculos que hubo de transmontar, sus estratagemas para retener bajo su bandera pequeños ejércitos, y duplicarlos, la rapidez audaz de sus movimientos, y  hasta el color y el carácter de sus soldados, todo en sus campañas recuerda a Aníbal antes que Sertorio. Como estadista es él quien, ayudado por Zea y el doctor Gual, ha fundado el poder político y el crédito de Colombia. Si en vez de cinco o seis mezquinas  repúblicas siempre en guerra entre si, y desgraciadas por disensiones intestinas presenta hoy Colombia al mundo un frente que se extiende de uno a otro mar, desde las playas de Guayana hasta las riberas de Guayaquil; si este inmenso territorio, destinado a sostener un día más  de cien millones de hombres, comprende en sus límites el istmo  de Panamá, centro futuro del comercio del globo, tal importancia nacional , tan magnifico porvenir, son otros tantos beneficios de Bolívar. Consagrado incesantemente a extender y perfeccionar su obra, este genio creador había concebido un plan todavía más grandioso: quiso ligar por un pacto de familia  tres estados cuyo padre es: Colombia Per, y Bolivia. Los gérmenes de prosperidad que encierra cada uno de estos estados, hubieran fructificando para todos; abolición de las Aduanas y de los ejércitos permanentes; independencia inatacable, afuera: seguridad, y progreso incalculable. Adentro: tales hubiera sido para las tres de los efectos de este vinculo fraternal. Pero las perturbaciones suscitadas por una administración corrompida llamaron a Bolívar al seno de su patria. Su proyecto no fue comprendido sino por algunas inteligencias superiores; los demagogos y los serviles lo calumniaron sin conocerlo; y a pesar de las enseñanzas de una experiencia muy próxima (la guerra del Perú contra Colombia) la malaventura de la época acaso obligara al grande hombre a abandonarla.
Resumamos
Bolívar es el creador de tres estados libres. Solo sin auxilio extraño, a la cabeza de una población católica embrutecida por tres siglos de servidumbre. Ha hecho más que el inmortal Washington mismo, con un pueblo protestante  y ilustrado, libre , guiado por los Jefersson, Los Franklin, los Adams secundado por Francia, España, Holanda. Bolívar no ha reprimido nunca la libertad sino es por interés de la libertad misma. Es para hacer valer las naciones el hombre necesario de que han carecido  México, Guatemala, chile, Buenos Aires, y cuya falta ha entregado esos hermosos países a todos los azotes de la anarquía. Investido tres veces de la dictadura por la confianza publica, la ha resignado tres veces en la ara de la patria y no se ha reservado sino un poder moderador y saludable. Para poner su gloria al abrigo de los ataques de la envidia y de las seducciones del poder, aún le resta una carga que deponer: la de la vida.                                               
P. D. Martín Maillefer

Poeta y viajero francés.

Campaña de Simón Bolívar – Liberación de Venezuela

Campaña  de Simón Bolívar – Liberación de Venezuela

El triunfo de Bolívar en la campaña de la Nueva Granada y la creación de la república de Colombia le aseguraban al Libertador ventajas tanto militares como políticas. Militares, porque disponía de una retaguardia que podía proporcionarle no sólo hombres, sino también dinero y recursos para reforzar y crear nuevos ejércitos para proseguir la campaña. Y políticas, pues la creación del Estado colombiano le daba nuevo status al conflicto: Ahora era una guerra entre dos Estados, el español y el colombiano, y no una guerra de carácter insurgente.
Bolívar debía entonces aprovechar esas ventajas y moverse con rapidez, pues su situación militar, a pesar de la liberación de la Nueva Granada y el establecimiento de un gobierno provisional en Santa Fe, era un poco comprometida. Los españoles aún tenían bajo su dominio toda la costa Caribe desde Venezuela hasta Panamá. En esta zona, tenían fuertes guarniciones en Caracas, Barcelona, Maracaibo y Cartagena. Además, en la zona sur, desde Popayán hasta Pasto se encontraban también fuerzas realistas, apoyadas por los habitantes del lugar. En su conjunto, en todas estas regiones los españoles contaban con cerca de 10000 hombres, la mayoría de los cuales estaban en Venezuela.
En contraste, las fuerzas de Bolívar apenas sumaban 6000 hombres en malas condiciones. Muchos de ellos se encontraban bajo el mando de Páez y el general Rafael Urdaneta cerca de la región de Cúcuta; y en el oriente de Venezuela existían grupos dispersos que no podían unificar sus fuerzas para acciones de mayor envergadura. A pesar de esto, los españoles no pasaron a la ofensiva, al considerar que los patriotas contaban con fuerzas superiores.
A finales de Enero de 1820, Bolívar asume el mando de las tropas en Cúcuta, con el objetivo de aumentar sus efectivos y evitar un posible desastre. Ordena a Páez que siga hostigando en los llanos a los españoles, esperando realizar una campaña rápida y tomar Caracas. Posteriormente, luego de su estadía en Bogotá, donde informa sobre la proclamación de la Gran Colombia, empieza a organizar junto con el general Urdaneta nuevas tropas con armamento que llega de fuera (Marzo a Junio de 1820).
Tanto Bolívar como el general español Pablo Morillo se mantuvieron a la defensiva durante el invierno, esperando auxilios provenientes del exterior. La situación para el oficial español se tornó difícil por la Revolución del 1 de enero de 1820, dirigida por el coronel Rafael del Riego, a favor de la constitución española de 1812. Por esta razón, los 25000 hombres que vendrían a reforzar el ejército expedicionario en América nunca llegaron, al involucrarse en la Revolución. A Morillo se le dieron órdenes de restablecer la paz por medio de la negociación, situación que Bolívar aprovechó al máximo, concentrando tropas perfectamente equipadas en la población de San Cristóbal.
En Julio de 1820 los realistas enviaron las primeras proposiciones para conseguir un armisticio, al cual responde Bolívar con prudencia y evitando que sus subalternos hagan acciones sin su permiso. Como base para las negociaciones, el Libertador exigió que España reconociera a la República de Colombia, lo cual fue rechazado. Sin amilanarse, Bolívar empezó a concentrar tropas en Cúcuta y la región de San Cristóbal, con la idea de ocupar Mérida y Trujillo y así forzar el armisticio. Estas poblaciones fueron ocupadas el 30 de Septiembre y el 8 de Octubre. Estas maniobras, junto con el hostigamiento de la caballería patriota a la retaguardia realista obligaron a Morillo a replegarse y ceder Barinas.
Pero, a pesar de estos avances, la situación de las tropas de Bolívar era crítica, pues los territorios ocupados no podían sostener por mucho tiempo a los soldados por la escasez de alimentos. Además, la anterior maniobra era arriesgada por la inminente posibilidad de que Bolívar quedase aislado y sin ningún apoyo ni reservas.
Afortunadamente para el Libertador, Morillo no hizo ningún avance, de modo que Bolívar pudo seguir negociando. Al mismo tiempo, el jefe español había solicitado su relevo a España, siendo aprobado en Septiembre; en su reemplazo se nombró como comandante al general Miguel de La Torre, que asumió el mando en Diciembre. Antes de que se hiciera efectivo el relevo, Bolívar y Morillo firmaron el 26 de Noviembre de 1820 tratados de armisticio por 12 meses y regularización de la guerra, con lo que finalizaba la Guerra a Muerte, vigente desde 1813. En estos tratados no se habló de manera explícita del reconocimiento a Colombia.
La vigencia del armisticio fue aprovechada por Bolívar para reorganizar y aumentar sus efectivos, mientras en el lado español la moral de las tropas disminuía. A ello siguieron nuevos avances de los patriotas, que ocuparon toda la zona desde Riohacha hasta el Apure y la Guyana, cercando a los realistas.
En Abril de 1821 Bolívar decide romper el armisticio y reinicia las hostilidades, so pretexto que España no había reconocido la independencia de Colombia; los españoles también reanudan las hostilidades, por el apoyo que se prestó a la ciudad de Maracaibo, que se sublevó el 28 de Enero de 1821, posteriormente ocupada por los patriotas. Bolívar decide hacer maniobras de distracción, comisionando al general Bermúdez una acción sobre Caracas en Mayo, con el objetivo de ocuparla.
Por su parte, Bolívar, luego de superar algunos inconvenientes respecto a la alimentación de las tropas, se unió a Páez en Valencia. Las avanzadas patriotas vencían a sus contrapartidas españolas capturando prisioneros y armas, mientras Bermúdez ejecutaba su acción de distracción.
La Torre, tratando de reforzar Caracas, vigilar a Bolívar y reagrupar sus tropas, vio cómo sus unidades se fragmentaban. Decidió entonces replegarse a San Carlos, mientras Bermúdez fue rechazado en su ofensiva a Caracas, a pesar del éxito inicial. El general español Morales, que se encontraba en el llano enfrentado a Páez, reocupó Caracas y luego pasó a la ofensiva contra Bermúdez derrotándolo; mientras Páez se unía a Bolívar, Urdaneta llegó de Maracaibo con 2000 hombres bien equipados (Junio).
Buscando el encuentro decisivo, Bolívar y La Torre se encontraron en el campo de Carabobo, donde se libró el 24 de Junio de 1821 la  batalla del mismo nombre, en la cual La Torre fue derrotado. Luego de este triunfo, el 29 de Junio Bolívar entró a Caracas, abandonada por los españoles. Posteriormente, Venezuela quedó bajo el gobierno conjunto de los generales Carlos Soublette, Mariño, Páez y Bermúdez.

Por último, hay que mencionar que Cartagena fue liberada por el general Mariano Montilla, apoyado por el coronel José Prudencio Padilla en Octubre de 1821, luego de prolongado asedio. Panamá se independizó sin derramamiento de sangre en el mismo año y se anexó a Colombia. Y a pesar de que Maracaibo fue reocupada transitoriamente por los españoles, Padilla la recuperó luego de una batalla contra la flota española (24 de Julio de 1823). La plaza de Puerto Cabello cayó en Noviembre del mismo año, luego del triunfo republicano.

Bolívar visto por el general Sucre

Bolívar visto por el general Sucre

El General bolívar es delgado, y algo menos de una regular escritura. Vista bien, y tiene un modo de andar y presentarse algo militar.
Es jinete muy fuerte y atrevido, y capaz de grandes fatigas. Sus maneras son buenas y su aire sin afectación, pero que no predispone mucho en su favor.

Se dice que en su juventud fue de buena figura; pero actualmente es de rostro pálido, pelo negro con canas, ojos negros y penetrantes, pero Generalmente inclinados a tierra o de lado cuando habla; nariz bien formada, frente alta y ancha y barba afilada; la expresión de su semblante cautelosa, triste. Su carácter, viciado  por  la adulación, es arrogante y caprichoso. Su imaginación y su persona son de una actividad maravillosa.... su voz  es gruesa y áspera; pero habla elocuentemente en casi todas las materias.

Retrato de Bolívar por Bartolomé Mitre


Retrato de Bolívar por Bartolomé Mitre

En 1810, al hacer su primera aparición en el escenario americano, que debía llenar con su gran figura histórica, Bolívar contaba 27 años de edad. Nada  en su estructura física prometía héroe. Era de baja estatura, 5 pies y 6 pulgadas inglesas, de pecho angosto, delgado de cuerpo y de piernas cortas y flacas. Esta armazón desequilibrada, tenia por coronamiento una cabeza enérgica y expresiva, de ovalo alongado y contornos irregulares en que se modelaban incorrectamente facciones acentuadas, revestidas de una tez pálida, morena y áspera. Su extraña fisonomía producía impresión a primera vista, pero no despertaba la simpatía. Una cabellera  renegrida, crespa y fina, con bigotes y patillas que tiraban a rubio en su primera época, una frente alta, pero angosta por la depresión de los parietales, con prematuras arrugas que la surcaban horizontalmente en formas de pliegues; los pómulos salientes, las mejillas marchitas  y hundidas, una boca  de corte  duro con hermosos dientes y labios gruesos y sensuales y en el fondo de cuencas profundas, unos ojos negros, grandes y rasgados de brillo intermitente  y de mirar inquieto y de gacho, que tenían caricias y amenazas cuando no se cubrían con el velo del disimulo: tales eran sus rasgos  que en sus contrastes imprimían un carácter al conjunto.
La nariz, bien dibujada en línea recta, destacábase en atrevido ángulo saliente, y su distancia al labio superior en el reposo la idea  de una naturaleza devorada por un fuego interno; en su movilidad compleja, acompañada de una inquietud constante con ademanes angulosos, reflejaban actividad febril, apetitos groseros y perseverante. Mirando de frente, sus marcadas antítesis fisionomícas dadas, pero bien asentadas, la barba tenia signo agudo de la voluntad y era notable, indicante de nobleza de raza. Las orejas eran grandes anhelos sublime;  una duplicidad vaga o terrible y una arrogancia, que a veces sabia revestirse de atracciones irresistibles que imponían o cautivaban.  Mirando el perfil tal cuál; lo ha modelado en bronce eterno el escultor David, con el cuello erguido como lo llevaba por configuración y por carácter, sus rasgos característicos delineaban el tipo heroico del varón fuerte de pensamiento y de acción deliberada, con la cabeza descarnada por fuegos  del alma y de las fatigas de la vida, con la mirada fija en la líneas de un vasto y vago horizonte, con una expresión de amargura en sus labios contraidos, y esparcido por todo su rostro iluminado por la gloria,  un sentimiento de profunda y desesperada tristeza a la par que de una resignación impuesta por el destino. Bajo  sus doble aspecto, sus exageradas proyecciones imaginativas que preponderaban sobre las líneas  simétricas del cráneo, le imprimían el sello de la inspiración sin el equilibrio del juicio reposado y metódico. Tal era el hombre físico en sus primeros años, tal sería el hombre moral, político y guerrero.
Bartolomé MITRE.



Campañas De Simón Bolívar en Venezuela

Campañas De Simón Bolívar en Venezuela

En 1806 Simón Bolívar regresó de sus viajes por Europa y se estableció en Caracas para administrar sus propiedades, al mismo tiempo que se vinculaba a ciertos miembros de la elite criolla que tenían ideas que para las autoridades españolas eran subversivas. Para ese mismo año, Francisco Miranda organizó desde los Estados Unidos una invasión que llegó a ocupar el puerto de Coro, el cual tuvo que abandonar poco tiempo después ante el poco apoyo que recibió y el ataque de las tropas realistas.
Al conocerse en Caracas los sucesos ocurridos en España en 1808, cuando el Rey Fernando VII fue hecho prisionero por Napoleón, y la posterior creación de la Junta de gobierno en Cádiz, los miembros de las clases altas, tanto españoles como criollos, crearon una junta de gobierno el 19 de Abril de 1810, leal al rey, pero no a la Junta de Cádiz.
El gobierno que se conoce como la I República estuvo dominada por sectores de la elite, en donde los sectores más radicales y proclives a la independencia de España –entre ellos Bolívar y Miranda-, lograron asumir el gobierno, pero no pudieron estabilizar al país. En 1811 este gobierno declara la independencia absoluta de la metrópoli, encontrando una feroz resistencia por parte de sectores realistas –tanto de la elite como españoles pobres, los cuales movilizaron a las castas y a los esclavos-  en varias provincias y los llanos; igualmente, a inicios de 1812 llegó una expedición al mando del capitán Domingo Monteverde, que reconquistó casi todo el Occidente de Venezuela.
En estas circunstancias, Miranda fue nombrado dictador de la república, aislado de los grupos de criollos  que no lo apoyaron, y las castas que se declararon realistas, iniciándose así una terrible guerra racial entre castas y blancos criollos. Bolívar, al servicio de Miranda, fue encargado de la defensa de Puerto Cabello, sitio que tuvo que entregar poco después, exiliándose a la Nueva Granada gracias a un salvoconducto. Miranda después tuvo que capitular ante Monteverde, quien lo arrestó y lo remitió prisionero a España (Julio de 1812), donde murió. Así terminó la primera participación militar de Bolívar dentro del proceso de la Independencia.
El gobierno de Monteverde en Venezuela fue efímero pues se movió con poco tacto, perdiendo el apoyo de las castas que participaron militarmente a su lado; el de los criollos, que se desilusionaron por la violencia que utilizó el jefe español, arrestando y confiscando propiedades a los involucrados en la I República; y el de los mismos españoles, por el notorio favoritismo que tenía el gobernador por sus paisanos canarios y sus amigos más allegados, que cometieron varios abusos en contra de la población. El jefe sería destituido después (7 de Agosto de 1813).
Dentro de este marco se da la segunda incursión de Bolívar en Venezuela. Apoyado por Camilo Torres, presidente de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, organizó un ejército de venezolanos exiliados y granadinos, que en Mayo de 1813 salieron de Cúcuta. Aunque la Historia Oficial llama a esta campaña “Admirable”, en verdad fue un avance rápido hacia Caracas en medio de la indiferencia u hostilidad de los habitantes. Así pudo liberar toda la región andina venezolana y llegar a Caracas en Agosto de dicho año.
En Caracas Bolívar organizó una dictadura de tipo militar en lo que se conoce como la II República. En ella pretendía el Libertador organizar un gobierno centralizado, restablecer el orden y fortalecer el régimen, para así enfrentarse mejor a las fuerzas realistas. Pero en sus esfuerzos también pueden apreciarse algunos abusos y atrocidades cometidas por sus tropas.
Uno de los aspectos más destacados dentro de esta campaña fue el Decreto de Guerra a Muerte, que ha sido interpretado de diversas formas. Los miembros de la Historia Oficial argumentan que fue producto de las crueldades que los españoles cometieron contra los que estaban a favor de la Independencia, mientras que otros, como Miguel Izard y Jaime Rodríguez creen que fue un intento desesperado por ganarse a las castas a su bando, o detenerlas dentro de la guerra racial que los criollos mismos habían propiciado. Sea como fuere, lo cierto es que esto hizo aún más crudo el conflicto racial que desde 1811 se estaba librando en Venezuela, con funestos resultados para la población y la economía en general.
Bolívar no fue el único que marchó a Venezuela en ese año. En la zona oriental del país, Santiago Mariño, Francisco Bermúdez y el mulato Manuel Piar atacaron a las fuerzas realistas. Por consiguiente, existían rivalidades entre los mismos jefes patriotas, las cuales debilitaron el gobierno de Bolívar, a más de que no todos los criollos lo apoyaban. Igualmente, las fuerzas realistas en Venezuela todavía eran considerables, ocupando Coro, Guyana, Puerto Cabello, a las que se sumarían después los formidables cuerpos de llaneros –miembros de las castas o esclavos fugitivos que vivían libremente en las regiones de los ríos Apure y Orinoco- organizados por José Tomás Boves.
Fue entonces cuando Bolívar y Mariño, los más importantes jefes patriotas, decidieron hacer frente común contra estas fuerzas. Se dirigieron a los llanos en busca de Boves, pero este los derrotó en la batalla de la Puerta (15 de Junio de 1814). A este desastre se sumó el hecho de que su gobierno se estaba cayendo.  Bolívar volvió a la Nueva Granada. Y aunque en Diciembre de 1814 Boves muere en combate, esto no fue ningún respiro para los patriotas; poco después llegaría desde España la expedición comandada por el general Pablo Morillo, la cual restablecería el orden en Venezuela.
Bolívar volvería a Venezuela en 1816 y 1817, procedente de Haití. Como se verá más adelante, el Libertador tuvo que abandonar la Nueva Granada, pasando primero a Jamaica y después a Haití, donde obtuvo el apoyo incondicional del presidente Alexandre Pétion y el comerciante y aventurero Louis Brion.  En Junio de 1816 Bolívar desembarcó en la isla Margarita, pasó a Carúpano y luego a los valles de Aragua, pero el poco apoyo que obtuvo y las disensiones entre sus propios compañeros casi llevan la expedición al fracaso.  Bolívar regresó a Haití dejando a sus tropas y pertrechos, mientras Mariño y Piar se abrieron paso al interior combatiendo.
En Haití el presidente Pétion siguió apoyando a Bolívar, el cual organizó una segunda expedición. Coincidía esta con el llamado que desde el interior los jefes patriotas le hicieron para que fuese el jefe militar supremo, aunque limitaron su papel a lo estrictamente militar.  En lo político, Bolívar aceptó que se realizara un congreso para organizar un gobierno; en 1817 junto con Piar, pasó a Venezuela y se internó en el Orinoco, ocupando la ciudad de Angostura (Julio), donde se organizó una especie de Estado.  Luego, para conseguir el mando absoluto de las tropas y del gobierno –donde su principal opositor era Mariño-, mandó a arrestar a Piar, lo juzgó y ejecutó por traidor (Octubre). Los demás jefes lo reconocieron entonces como jefe único.
De 1817 a inicios de 1819 hubo una guerra de desgaste entre patriotas y españoles.  Se sucedían entonces combates en toda la región del llano, donde los patriotas alcanzaron notables triunfos gracias a la acción de José Antonio Páez, que logró atraer a los llaneros al bando de Bolívar.  Igualmente, éste había decretado la libertad de los esclavos, con la condición de que estos pasaran a las filas de su ejército. En las acciones de “El Diamante” (Febrero de 1819) y de las “Queseras del Medio” (Abril del mismo año), se pudo rechazar a los españoles que intentaban invadir los llanos. También hubo derrotas, la más importante fue la segunda Batalla de la Puerta, en la cual Morillo lo volvió a rechazar en su intento de tomar Caracas. Fue entonces cuando Bolívar decidió cambiar de estrategia y pasar a la Nueva Granada, como se verá después.


sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...