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SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS


SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara
Bolívar, en 1813, afirmó que doña Inés Mancebo de Miyares, esposa del Capitán
General don Fernando Miyares y Pérez Bernal(8)fue "quien en los primeros meses me
arrulló en su seno" y menciona que un corazón como el suyo sabe guardar gratitud a la
"que me aumentó como madre" (9). Años más tarde, en 1827, ratifica: "ella, (doña Inés)
en mis primeros días me dio de mamar" y exclama "¿qué más recomendación para
quien sabe amar y agradecer? (10).
Una mujer negra, llamada Matea, perteneciente a la servidumbre de doña Concepción,
hizo también con el niño las funciones de nodriza; otra mujer negra, de nombre Hipólita, fue quizá quien durante más tiempo realizó esa labor. Bolívar la recordó siempre con gran afecto. Por eso, en 1825, pidió a su hermana María Antonia que diera a Hipólita "todo lo que ella quiere... su leche ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella... "(11).
Si bien Bolívar no tuvo en sus venas sangre de personas étnicamente negras, recibió de
los pechos de mujeres negras el alimento primario de la vida. Esas mujeres negras lo
cuidaron, atendieron y enseñaron en sus primeros días. No es raro que de ellas
recibiera, para su espíritu, esa fantasía, esos "átomos color de rosa" esparcidos en su
imaginación infantil, como diría Pedro Emilio Coll que había hecho en él su propia aya
negra Marcelina (12).
Murió su padre en enero de 1786. El niño tenía algo más de dos años y quedó bajo el
cuidado exclusivo de doña Concepción, pues el Coronel don Juan Vicente, mediante
testamento, designó a su esposa como tutora y curadora de sus hijos, junto con ella, sus
únicos y universales herederos(13).
Esa muerte, por haber ocurrido siendo Bolívar todavía un niño muy pequeño, motivó que su espíritu buscase diversas formas de expresión de la necesaria imagen paterna: el
Marqués de Ustáriz, don Simón Rodríguez, su tío Esteban Palacios, don Fernando
Peñalver y según sus propias palabras ya citadas, hasta Hipólita.
Doña Concepción, viuda a los veinte y ocho años, tuvo que enfrentar los problemas de la familia..
Debía continuar la fábrica de la llamada "Quinta de la Cuadra del Guaire", que su esposo dejó sin terminar. Esa casa o quinta, ubicada en el sur de la ciudad de Caracas, muy cercana al río Guaire, estaba adjudicada en la herencia a su hijo Simón. Además de
pagar los costos de su fábrica, era necesario gastar dinero para dotarla de agua limpia,
de cercas e incluso de mejoras para la calle que va desde la casa hasta el río, todo con
cargo a la porción hereditaria correspondiente(14).
Doña Concepción se ocupó de tramitar judicialmente la defensa de los intereses de su
hijo Simón como heredero del "vínculo" constituido por don Juan Félix Jerez de
Aristeguieta, con los bienes que heredó de su madre doña Luisa Bolívar y Ponte.
El Dr. Jerez de Aristeguieta y Bolívar en su testamento, otorgado el 8 de diciembre de
1784, dispuso que los bienes que él había heredado de su madre doña Luisa Bolívar y
Ponte, hermana de don Juan Vicente Bolívar y Ponte, fuesen constituidos en forma de
"vinculo o mayorazgo" y que nombraba, para ser llamado en primer lugar al goce de ese
vínculo, a don Simón Bolívar y Palacios, niño entonces de aproximadamente año y
medio de edad, hijo de su tío don Juan Vicente Bolívar y Ponte y de doña Concepción
Palacios y Blanco (15).
Después del fallecimiento del Dr.. Jerez de Aristeguieta su familia quiso impedir,
mediante un juicio, que doña Concepción entrase en posesión del "vinculo" mencionado.
El litigio se ventiló, en gran parte, ante la Real Audiencia de Santo Domingo. Este
Tribunal, en sentencia dictada el 16 de junio de 1788, rechazó la demanda de los
Aristeguieta y mandó dar posesión de los bienes "vinculados" al niño Simón Bolívar y
Palacios.
La ceremonia requerida para la entrega de la posesión de esos bienes fue solemne y en
ella participó el propio niño, de seis años, acompañado de su abuelo, de testigos, del
escribano y de un curador especial para ese caso, que lo fue el Licenciado Miguel José
Sanz por nombramiento de la Real Audiencia, fechado 16 de julio de 1786. ¿Afectó al
niño esa ceremonia? No se sabe.
Doña Concepción, el 20 de septiembre de 1790, pidió al Rey la expedición del título de
Marqués de San Luis a su hijo Juan Vicente (16). Al no recibir respuesta envió a Madrid
a su hermano Esteban para aligerar los trámites (17). Esteban partió para España el 25
de abril de 1792. Hasta ese momento había estado en contacto permanente con su
sobrino. Lo volverá a ver en Madrid.
Fuente: SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara

ENSAYO DE UNA INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS


SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
En todas esas Provincias se estaban operando importantes cambios administrativos,
económicos y sociales. La ciudad de Caracas tenía, aproximadamente, cuarenta mil
habitantes y según el testimonio de viajeros que pasaron por ella, daba muestras de
progreso. Música, literatura, festividades públicas, religiosas y oficiales, actividad
comercial, teatro, vida universitaria, nuevas construcciones, servicios públicos...
Se inicia, al mismo tiempo, en la Universidad de Caracas, el fenómeno que Parra León
denomina "un tránsito evolutivo y seguro hacia lo nuevo", capitaneado por el clérigo don Baltazar de los Reyes Marrero, primero en explicar la filosofía moderna desde su cátedra de Artes (3).
Las actividades comerciales afrontaban una realidad novedosa que hacía florecer cierto
optimismo. La Corona dio por terminado el sistema de monopolio, disfrutado desde años atrás por la Compañía Guipuzcoana, y lo sustituyó por el libre comercio entre los puertos de la Península y los de Venezuela (4).
¿Qué sucedía? Eran repercusiones locales de la situación internacional y el efecto de
las recientes actitudes económicas y de las variantes que Carlos III quiso establecer en
su Imperio.
La acción de Carlos III, siguiendo las proposiciones de la "ilustración", había
transformado la vida española. Caminos, canales, nuevas instituciones, escuelas de
agricultura, reformas administrativas, militares, de gobierno (5).
Ese año de 1783 George Washington tenía 51 años, Thomas Jefferson 40, Benjamín
Franklin 77, Napoleón Bonaparte 14, José de San Martín 5, Bernardo O'Higgins 7,
Francisco de Miranda 27, Andrés Bello 2, Simón Rodríguez 12.
En Prusia, era Rey Federico el Grande; en Austria, la Emperatriz María Teresa iniciaba
el gobierno compartido con su hijo Joseph II; en Rusia, Catalina II seguía la línea de los
Romanov; en Francia, Luis XVI no se estaba dando cuenta de que su reino terminaría
trágicamente aunque los presagios de la catástrofe lo anunciaban con claridad; en
Inglaterra, George III recibía el juramento de su Primer Ministro William Pitt, de apenas
24 años y el Gobierno, mediante un Tratado firmado en Versalles, admitió la
independencia de los Estados Unidos.
El Gobernador y Capitán General de Venezuela era, desde el 24 de diciembre de 1782,
don Manuel González Torres de Navarra, Caballero de la Orden de Santiago y ex
gobernador de la Provincia de Cumaná.
En julio del año de 1783 don José de Abalos, célebre, combatido y eficiente, renunció a
la Intendencia del Ejército y Real Hacienda, institución recién creada en Venezuela,
complementaria de la Capitanía y de la cual fue su primer titular. Lo sustituyó don
Francisco de Saavedra, hombre de influencias positivas, inspirador de la creación del
Real Consulado de Caracas y de especial actuación personal y pública, tanto en
Venezuela como después en la Península(6).
El Ilustrísimo señor don Mariano Martí era el Obispo de Caracas. Recibió la Diócesis en
1770. Precisamente en junio de 1783 regresó a su sede después de terminar una "visita
pastoral" a toda la Diócesis. Esa "visita", narrada en la extensa "Relación" que redactó el Obispo Martí, posibilitará conocer mejor la realidad de la vida local y social de esa época (7).
Cuando Simón Bolívar vino al mundo, cuando su madre "lo dio a luz", comenzaba la
etapa final de la consolidación de Venezuela, necesaria para dejar de ser parte del
Imperio Español y convertirse en República Independiente. La sociedad venezolana
seguía madurando mientras el recién nacido iba creciendo.
Parece haber sido cierto que por alguna razón, que no se conoce exactamente, su
madre no pudo amamantarlo.
Fuente: SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
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Tomás Polanco Alcántara

Manifiesto de Cartagena


Quinta de San Pedro Alejandrino

Manifiesto de Cartagena
«Las repúblicas -decían nuestros estadistas- no han menester de hombres pagados para mantener su libertad. Todos los ciudadanos serán soldados cuando nos ataque el enemigo. Grecia, Roma, Venecia, Génova, Suiza, Holanda, y recientemente Norteamérica vencieron a su contrarios sin auxilio de tropas mercenarias siempre prontas a sostener al despotismo y a subyugar a sus conciudadanos».
Con estos antipolíticos e inexactos raciocinios, fascinaban a los simples; pero no convencían a los prudentes que conocían bien la inmensa diferencia que hay entre los pueblos, los tiempos, y las costumbres de aquellas repúblicas, y las nuestras. Ellas, es verdad que no pagaban ejércitos permanentes; mas era porque en la antigüedad no los había y sólo confiaban la salvación y la gloria de los Estados, en sus virtudes políticas, costumbres severas y carácter militar, cualidades que nosotros estamos muy distantes de poseer. Y en cuanto a las modernas que han sacudido el yugo de sus tiranos es notorio que han mantenido el competente número de veteranos que exige su seguridad; exceptuando Norteamérica, que estando en paz con todo el mundo, y guarnecido por el mar no ha tenido por conveniente sostener en estos últimos años el completo de tropas veteranas que necesita para la defensa de sus fronteras y plazas.
El resultado probó severamente a Venezuela el error de su cálculo; pues los milicianos que salieron al encuentro del enemigo, ignorando hasta el manejo del arma, y no estando habituados a la disciplina y obediencia, fueron arrollados al comenzar la última campaña, a pesar de los heroicos y extraordinarios esfuerzos que hicieron sus jefes, por llevarlos a la victoria. Lo que causó un desaliento general en soldados y oficiales; porque es una verdad militar que sólo ejércitos aguerridos son capaces de sobreponerse a los primeros infaustos sucesos de una campaña. EL soldado bisoño lo cree todo perdido, desde que es derrotado una vez; porque la experiencia no le ha probado que el valor, la habilidad y la constancia corrigen la mala fortuna.
La subdivisión de la provincia de Caracas proyectada discutida y sancionada por el Congreso federal despertó y fomentó una enconada rivalidad en las ciudades, y lugares subalternos, contra la capital:&laqno;La cual -decían los congresantes ambiciosos de dominar en sus distritos- era la tiranía de las ciudades y la sanguijuela del Estado». De este modo se encendió el fuego de la guerra civil en Valencia, que nunca se logró apagar, con la reducción de aquella ciudad; pues conservándolo encubierto, lo comunicó a las otras limítrofes a Coro y Maracaibo; y éstas entablando comunicaciones con aquéllas, facilitaron, por este medio, la entrada de los españoles que trajo la caída de Venezuela.
La disipación de las rentas públicas en objetos frívolos, y perjudiciales; y particularmente en sueldos de infinidad de oficinistas, secretarios, jueces, magistrados, legisladores provinciales y federales, dio un golpe mortal a la República, porque le obligó a recurrir al peligroso expediente de establecer el papel moneda, sin otra garantía, que la fuerza y las rentas imaginarias de la Confederación. Esta nueva moneda pareció a los ojos de los más, una violación manifiesta del derecho de propiedad, porque se conceptuaban despojados de objetos de intrínseco valor, en cambio de otros cuyo precio era incierto y aun ideal. El papel moneda remató el descontento de los estólidos pueblos internos, que llamaron al Comandante de las tropas españolas, para que viniese a librarlos de una moneda que veían con más horror que la servidumbre.
Pero lo debilitó más el Gobierno de Venezuela, fue la forma federal que adoptó, siguiendo las máximas exageradas de los derechos del hombre que autorizándolo para que se rija por sí mismo rompe los pactos sociales, y constituye a las naciones en anarquía. Tal era el verdadero estado de la Confederación. Cada provincia se gobernaba independientemente; y, a ejemplo de éstas, cada ciudad pretendía iguales facultades alegando la práctica de aquéllas, y la teoría de que todos los hombres, y todos los pueblos, gozan de la prerrogativa de instituir a su antojo, el gobierno que les acomode.
El sistema federal bien que sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad humana en sociedad es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros nacientes Estados. Generalmente hablando, todavía nuestros conciudadanos no se hallan en aptitud de ejercer por sí mismos ampliamente sus derechos; porque carecen de las virtudes políticas que caracterizan al verdadero republicano: virtudes que no se adquieren en los gobiernos absolutos, en donde se desconocen los derechos y los deberes del ciudadano.
Fuente: Simón Bolívar Manifiesto de Cartagena.pdf

SIMON BOLIVAR MANIFIESTO DE CARTAGENA [1812]


SIMÓN BOLÍVAR
MANIFIESTO DE CARTAGENA
[1812] (parte 1)
Libertar a la Nueva Granada de la suerte de Venezuela, y redimir a ésta de la que padece, son los objetos que me he propuesto en esta Memoria. Dignaos, oh mis conciudadanos, de aceptarla con indulgencia en obsequio de miras tan laudables.
Yo soy, granadinos, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente de en medio de sus ruinas físicas, y políticas, que siempre fiel al sistema liberal, y justo que proclamó mi patria, he venido a seguir aquí los estandartes de la independencia, que tan gloriosamente tremolan en estos Estados.
Permitidme que animado de un celo patriótico me atreva a dirigirme a vosotros, para indicaros ligeramente las causas que condujeron a Venezuela a su destrucción; lisonjeándome que las terribles, y ejemplares lecciones que ha dado aquella extinguida República, persuadan a la América, a mejorar de conducta, corrigiendo los vicios de unidad, solidez, y energía que se notan en sus gobiernos.
El más consecuente error que cometió Venezuela, al presentarse en el teatro político fue, sin contradicción. la fatal adopción que hizo del sistema tolerante; sistema improbado como débil e ineficaz, desde entonces, por todo el mundo sensato, y tenazmente sostenido hasta los últimos periodos, con una ceguedad sin ejemplo.
Las primeras pruebas que dio nuestro gobierno de su insensata debilidad, las manifestó con la ciudad subalterna de Coro, que denegándose a reconocer su legitimidad, lo declaró insurgente, y lo hostilizó como enemigo.
La Junta Suprema en lugar de subyugar aquella indefensa ciudad, que estaba rendida con presentar nuestras fuerzas marítimas delante de su puerto, la dejó fortificar, y tomar una actitud tan respetable, que logró subyugar después la Confederación entera, con casi igual facilidad que la que teníamos nosotros anteriormente para vencerla. Fundando la Junta su política en los principios de humanidad mal entendida que no autorizan a ningún gobierno, para hacer por la fuerza, libres a los pueblos estúpidos que
desconocen el valor de sus derechos.
Los códigos que consultaban nuestros magistrados, no eran los que podían enseñarles la ciencia práctica del gobierno, sino los que han formado ciertos buenos visionarios que, imaginándose repúblicas aéreas, han procurado alcanzar la perfección política, presuponiendo la perfectibilidad del linaje humano. Por manera que tuvimos filósofos por jefes; filantropía por legislación, dialéctica por táctica, y sofistas por soldados. Con semejante subversión de principios, y de cosas, el orden social se resintió extremadamente conmovido, y desde luego corrió el Estado a pasos agigantados a una disolución universal, que bien pronto se vio realizada.
De aquí nació la impunidad de los delitos de Estado cometidos descaradamente por los descontentos, y particularmente por nuestros natos, e implacables enemigos, los españoles europeos, que maliciosamente se habían quedado en nuestro país, para tenerlo incesantemente inquieto, y promover cuantas conjuraciones les permitían formar nuestros jueces perdonándolos siempre, aun cuando sus atentados eran tan enormes, que se dirigían contra la salud pública.
La doctrina que apoyaba esta conducta tenía su origen en las máximas filantrópicas de algunos escritores que defienden la no residencia de facultad en nadie, para privar de la vida a un hombre, aun en el caso de haber delinquido éste, en el delito de lesa patria. Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar: porque los gobiernos liberales deben distinguirse por la clemencia. ¡Clemencia criminal, que contribuyó más que nada. a derribar la máquina, que todavía no habíamos enteramente concluido!
De aquí vino la oposición decidida a levantar tropas veteranas, disciplinadas y capaces de presentarse en el campo de batalla, ya instruidas, a defender la libertad con suceso y gloria. Por el contrario, se establecieron innumerables cuerpos de milicias indisciplinadas, que además de agotar las cajas del erario nacional, con los sueldos de la plana mayor, destruyeron la agricultura, alejando a los paisanos de sus hogares; e hicieron odioso el gobierno que obligaba a éstos a tomar las armas, y a abandonar sus
familias.
Sigue
Fuente: Bolivar Simon-Manifiesto de Cartagena.pdf

Cartas de amor de Manuela y Simón


Las más Hermosas cartas de Amor entre
Manuela y Simón acompañadas de los
Diarios de Quito y Paita,
así como de otros documentos
Cuartel General de Lima, a 13 de septiembre de 1823
A la señora Manuela Sáenz
Mi buena y bella Manuelita:
Profunda preocupación tiene mi corazón, a más de mi admiración por tu valentía al enfrentarte sola al anatema de la luz pública, en detrimento de tu honor y de tu posición.
Sé que lo haces por la causa de la Libertad, a más que por mí mismo, al disolver, con la intrepidez que te caracteriza, ese motín que atosigaba el orden legal establecido por la República, y encomendado al general Solom en Quito.
Tú has escandalizado a media humanidad, pero sólo por tu temperamento admirable. Tu alma es entonces la que derrota los prejuicios y las costumbres de lo absurdo; pero Manuela mía, he de rogarte: prudencia, a fin de que no se lastime tu destino excelso en la causa de la libertad de los pueblos y de la República.
Prefiero que vengas a Lima, a fin de hacerte cargo de la secretaría y de mi archivo personal, así como los demás documentos de la Campaña del Sur.
Con todo mi amor,
Simón Bolívar
Fuente: © Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia
Las más hermosas cartas de Amor entre Manuela y Simón
Ediciones de la Presidencia de la República
Caracas - Venezuela, 2010
Depósito Legal: lf000000000000
ISBN: 0000000000000

DISCURSO EN LA SOCIEDAD PATRIÓTICA (Caracas, 4 de julio de 1811)


DISCURSO EN LA SOCIEDAD PATRIÓTICA
(Caracas, 4 de julio de 1811)
Fue una corporación que tenía como objetivo original “desarrollar
la agricultura y la economía”. Pero en la realidad se convirtió en el
centro de discusión y propagación de las ideas independentistas.
Simón Bolívar, se incorporó a esta sociedad a finales de 1810, donde
llevó a discusión los problemas políticos que se estaban confrontando
para el momento. Este discurso representa su primera intervención
pública a favor de la independencia de Venezuela.
DISCURSO EN LA SOCIEDAD PATRIÓTICA
“No es que hai dos Congresos. ¿Cómo fomentarán el cisma
los que conocen mas la necesidad de la unión? Lo que queremos es
que esa unión sea efectiva y para animarnos á la gloriosa empresa de
nuestra libertad; unirnos para reposar, para dormir en los brazos de
la apatía, ayer fue una mengua, hoi es una traición. Se discute en el
Congreso nacional lo que debiera estar decidido. ¿Y qué dicen? Que
debemos comenzar por una confederación, como si todos no estuviésemos
confederados contra la tiranía extranjera. Que debemos
atender á los resultados de la política de España. ¿Qué nos importa
que España venda á Bonaparte sus esclavos ó que los conserve, si
estamos resueltos á ser libres? Esas dudas son tristes efectos de las
antiguas cadenas. ¡Que los grandes proyectos deben prepararse en
calma! Trescientos años de calma ¿no bastan?. La junta patriótica
respeta, como debe, al Congreso de la nación, pero el Congreso
debe oir á la junta patriótica, centro de luces y de todos los intereses
revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la
libertad sur-americana: vacilar es perdernos.
“Que una comisión del seno de este cuerpo lleve al soberano
Congreso estos sentimientos”.
Votada y aprobada la indicada proposición, se dirigió por la
sociedad al Congreso, el discurso pronunciado en ella por el socio
Dr. Miguel Peña del cual se dió lectura en aquel cuerpo soberano
precisamente el 4, víspera del solemne dia de la República,
lo que influyó eficazmente en la Asamblea para su determinación
á declarar la independencia el día siguiente 5 de Julio. (2)
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(2) Texto Original tomado de: José Félix Blanco y Ramón Azpurua, Documentos para la Historia de la Vida pública del Libertador, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la
República, 1978, t. III, pp. 138 – 139.
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Fuente: © Despacho del Presidente
Simón Bolívar, Ideario Político
Ediciones de la Presidencia de la República
Caracas - Venezuela, 2004
Depósito Legal: lf53320043203141
ISBN: 980-03-0342-1
Impresión: Italgráfica S.A.

Las más Hermosas cartas de Amor entre Manuela y Simón


Las más Hermosas cartas de Amor entre
Manuela y Simón
acompañadas de los
Diarios de Quito y Paita,
así como de otros documentos
Cuartel General Pasto, a 30 de enero de 1823
Mi adorada Manuelita:
Recibí tu apreciable que regocijó mi alma, al mismo tiempo que me hizo saltar de la cama; de lo contrario, esta hubiera sido víctima de la provocada ansiedad en mí.
Manuela bella, Manuela mía, hoy mismo dejo todo y voy, cual centella que traspasa el universo, a encontrarme con la más dulce y tierna mujercita que colma mis pasiones con el ansia infinita de gozarte aquí y ahora, sin que importen las distancias. ¿Cómo lo sientes, ah? ¿Verdad que también estoy loco por ti?…
Tú me nombras y me tienes al instante. Pues sepa usted mi amiga, que estoy en este momento cantando la música y tarareando el sonido que tú escuchas. Pienso en tus ojos, tu cabello, en el aroma de tu cuerpo y la tersura de tu piel y empaco inmediatamente, como Marco Antonio fue hacia Cleopatra. Veo tu etérea figura ante mis ojos, y escucho el murmullo que quiere escaparse de tu boca, desesperadamente, para salir a mi encuentro.
Espérame, y hazlo, ataviada con ese velo azul y transparente, igual que la ninfa que cautiva al argonauta.
Tuyo,
Simón Bolívar
Fuente: © Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia
Las más hermosas cartas de Amor entre Manuela y Simón
Ediciones de la Presidencia de la República
Caracas - Venezuela, 2010
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ISBN: 0000000000000

Páez hace que su ejército reconozca la autoridad del Libertador


Páez hace que su ejército reconozca la autoridad del Libertador.El 15 de febrero de 1819 instala su famoso Congreso de Angostura, ante el cual pronunció su más brillante discurso. En él renuncia al mando supremo, propone un gobierno republicano, en el que se reconozca la soberanía del pueblo, que haya libertad civil y libertad de los esclavos; que además de los Poderes Ejecutivo y Judicial, haya también un Poder Moral que sea la base de la moralidad y la educación. Sostiene Bolívar que "moral y luces son nuestras primeras necesidades".
Con los soldados de la Legión Británica que habían venido dispuestos a colaborar con nuestras luchas, Bolívar se dirige hacia los Llanos. Desde la aldea de Setenta, cerca de Mantecal, Bolívar inicia la invasión del territorio neogranadino, en mayo de 1819.
La travesía fue penosísima. Para evitar el encuentro con los españoles, Bolívar ordena cruzar el Páramo de Pisba. El 7 de agosto el ejército patriota se cubre de gloria con la Batalla de Boyacá. Los realistas abandonan Bogotá. Era un hecho la libertad de la Nueva Granada. Bolívar regresa inmediatamente a Angostura. El 17 de diciembre crea la República de Colombia, con tres Departamentos: Venezuela, Cundinamarca y Quito.
En 1820 se firma un Armisticio y el Tratado de Regularización de la Guerra, propuesto por Bolívar, y se llega al acuerdo de suspender las acciones. Aprovechando el Armisticio, Bolívar encarga al General Antonio José de Sucre la campaña del Sur de América. Esta se inicia con la posesión de Guayaquil, continúa con las batallas de Bomboná y Pichincha, que dan libertad al Ecuador y, finalmente, con la estupenda victoria de Ayacucho que liberta al Perú y favorece la creación de Bolivia.
Roto el Armisticio, la guerra lleva directamente a la batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821, con lo que se aseguró la independencia de Venezuela.
En la seguridad de que con la derrota de Carabobo los realistas no se iban a reorganizar en Venezuela, Bolívar decidió irse al Sur a dirigir personalmente la Campaña iniciada por Sucre. Rumbo al sur, Bolívar gana la batalla de Bomboná. El 24 de mayo de 1822 Sucre vence en Pichincha y liberta a Quito. Aquí conoció Bolívar a Manuelita Sáenz, de quien se enamoraría fervientemente.

JURAMENTO EN EL MONTE SACRO


JURAMENTO EN EL MONTE SACRO
(Roma, 15 de agosto de 1805)
Juramento hecho por Simón Bolívar en Roma, Italia, el 15 de agosto
de 1805, a la edad de 22 años. Se encontraba Bolívar en compañía de
su maestro Don Simón Rodríguez y Fernando Rodríguez del Toro.
En este lugar, colmado de la Historia de la antigua Roma, Bolívar se
inspiró para lanzar al mundo su compromiso de liberar a la América
entera del yugo español.
JURAMENTO EN EL MONTE SACRO
Este texto del Juramento de Bolívar y Simón Rodríguez en el Monte
Sacro de Roma, el 15 de agosto de 1805, fue publicado por el colombiano doctor
Manuel Uribe Ángel, como palabras dichas a él por Rodríguez, en Quito, en
1850. El escritor Fabio Lozano y Lozano lo incluyó en su obra “El Maestro
del Libertador” (páginas 66-70). (Edición de París, 1913).
Después de la coronación de Bonaparte viajábamos Bolívar y
yo, en estrecha compañía y en íntima amistad, por gran parte del
territorio de Francia, Italia y Suiza. Unas veces íbamos a pie y otras
en diligencia.
En Roma nos detuvimos bastante tiempo. Un día, después de
haber comido, y cuando ya el sol se inclinaba al Occidente, emprendimos
paseo hacia la parte del monte Sagrado.
Aunque esos llamados montes no sean otra cosa que rebajadas
colinas, el calor era tan intenso que nos agitamos en la marcha lo
suficiente para llegar jadeantes y cubiertos de copiosa transpiración
a la parte culminante de aquel mamelón. Llegados a ella, nos sentamos
sobre un trozo de mármol blanco, resto de una columna destrozada
por el tiempo.
Yo tenía fijos mis ojos sobre la fisonomía del adolescente,
porque percibía en ella cierto aire de notable preocupación y concentrado
pensamiento.
Después de descansar un poco y con la respiración más libre,
Bolívar, con cierta solemnidad que no olvidaré jamás, se puso en pie
y como si estuviese solo, miró a todos los puntos del horizonte, y a
través de los amarillos rayos del sol poniente, paseó su mirada
escrutadora, fija y brillante, por sobre los puntos principales que
alcanzábamos a dominar.
¿Conque éste es —dijo— el pueblo de Rómulo y de Numa,
de los Gracos y los Horacios, de Augusto y de Nerón, de César y
de Bruto, de Tiberio y de Trajano?. Aquí todas las grandezas han
tenido su tipo y todas las miserias su cuna. Octavio se disfraza
con el manto de la piedad pública para ocultar la suspicacia de su
carácter y sus arrebatos sanguinarios; Bruto clava el puñal en el
corazón de su protector para reemplazar la tiranía de César por la
suya propia; Antonio renuncia los derechos de su gloria para
embarcarse en las galeras de una meretriz, sin proyectos de reforma;
Sila degüella a sus compatriotas, y Tiberio, sombrío como la
noche y depravado como el crimen, divide su tiempo entre la
concupiscencia y la matanza. Por un Cincinato hubo cien
Caracallas. Por un Trajano cien Calígulas y por un Vespasiano cien
Claudios. Este pueblo ha dado para todo: severidad para los viejos
tiempos; austeridad para la República; depravación para los
Emperadores; catacumbas para los cristianos; valor para conquistar
el mundo entero; ambición para convertir todos los Estados
de la tierra en arrabales tributarios; mujeres para hacer pasar las
ruedas sacrílegas de su carruaje sobre el tronco destrozado de sus
padres; oradores para conmover, como Cicerón; poetas para seducir
con su canto, como Virgilio; satíricos, como Juvenal y
Lucrecio; filósofos débiles, como Séneca, y ciudadanos enteros,
como Catón. Este pueblo ha dado para todo, menos para la causa
de la humanidad: Mesalinas corrompidas, Agripinas sin entrañas,
grandes historiadores, naturalistas insignes, guerreros ilustres,
procónsules rapaces, sibaritas desenfrenados, aquilatadas virtudes
y crímenes groseros; pero para la emancipación del espíritu,
para la exteripación de las preocupaciones, para el enaltecimiento
del hombre y para la perfectibilidad definitiva de su razón, bien
poco, por no decir nada. La civilización que ha soplado del Oriente,
ha mostrado aquí todas sus faces, ha hecho ver todos sus elementos;
mas en cuantoa resolver el gran problema del hombre en libertad,
parece que el asunto ha sido desconocido y que el despejo
de esa misteriosa incógnita no ha de verificarse sino en el Nuevo
Mundo.
Y luego, volviénsose hacia mí, húmedos los ojos, palpitante el
pecho, enrojecido el rostro, con una animación febril, me dijo:
¡Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por
ellos; juro por mi honor y juro por la Patria, que no daré descanso a
mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que no haya roto las cadenas que
nos oprimen por voluntad del poder español!. (1)
-----------------------------------------------------------
(1) Texto Original tomado de: Simón Rodríguez, Obras Completas, Caracas, Ediciones
del Congreso de la República, 1988, t. II, pp. 375 – 378.
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Fuente: © Despacho del Presidente
Simón Bolívar, Ideario Político
Ediciones de la Presidencia de la República
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Depósito Legal: lf53320043203141
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Impresión: Italgráfica S.A.

sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...