Discursos y proclamas La ley marcial 11 de diciembre de 1817

Discursos y proclamas
La ley marcial
11 de diciembre de 1817
Simón Bolívar,  jefe supremo de la república de Venezuela
Considerando que la República necesita urgentemente del- servicio y cooperación activa de todos los ciudadanos por espacio de dos meses, cuyo tiempo es suficiente para destruir el resto de las fuerzas españolas, que se reúnen y concentran; he tenido a bien decretar y decreto lo siguiente:
1°-El pueblo libre de Venezuela se levantará en masa a tomar las armas para destruir a sus enemigos.
2°-Todos los hombres existentes en el territorio libre de Venezuela desde la edad de catorce años hasta la de sesenta inclusive se presentarán a los Comandantes Militares de las Ciudades, Villas, Pueblos, o Cantones a que pertenezcan para ser alistados.
3°-Todos los que después de ocho días de publicado este Decreto fueren aprehendidos sin estar alistados en algún Cuerpo, serán reputados como traidores a la Patria, o como desertores, y como tales pasados irremisiblemente por las armas en cualquier número que sean,
4°-Los que auxiliaren, protegieren, u ocultaren algún ciudadano para no ser comprendido en este alistamiento general, incurrirán, como éstos en la pena capital.
5°-Los Comandantes Militares y Políticos que por cualquiera causa o pretexto no ejecutaren rigurosa y estrictamente esta Ley, y permitieren que en el territorio de su mando quede un solo hombre sin ser alistado, incurrirán también en la pena capital.
6°-Todo ciudadano que en el espacio de estos dos meses fuere encontrado en cualquier lugar del territorio libre de Venezuela sin estar alistado en algún Cuerpo o pertenecer al Servicio Público, será reputado como Traidor, o como Desertor, y como tal sufrirá la pena de muerte. En este espacio de tiempo el ciudadano de Venezuela que no perteneciere a algún Cuerpo o no estuviere en servicio activo de la República está fuera de la Ley.
7°-Los Comandantes Militares están autorizados para ejecutar esta Ley sobre los ciudadanos, los Gobernadores y Comandantes Generales de las Provincias sobre los Comandantes Militares y los Jefes sobre sus subalternos.
8°-Ningún ciudadano podrá transitar de un lugar a otro, sin tener un documento firmado del Comandante de su Distrito, o del jefe del Cuerpo donde sirva.
Dada, firmada por mi mano, sellada con el sello provisional de la República, y refrendada por el infrascrito Secretario del Despacho, en el Cuartel General de Angostura, a 11 de diciembre de 1817. -7°
BOLÍVAR.
J. G. Pérez, Secretario.
Andrés Roderick, impresor del Gobierno

Discursos y proclamas A los pueblos de Venezuela 5 de agosto de 1817

                                                                          Discursos y proclamas
A los pueblos de Venezuela
5 de agosto de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo de la república de Venezuela
A los pueblos de Venezuela.
Ciudadanos. La más grande aflicción que puede sobrevenir al ánimo de un magistrado, es aquélla que lo obliga a emplear la Espada de la justicia contra un ciudadano que fué benemérito de la Patria.
Yo denuncio a la faz de la nación el crimen más atroz que ha podido cometer un hombre contra la sociedad, el Gobierno y la Patria. El general Piar es el autor execrable de este fatal delito. Colmado de los honores supremos de la milicia, de la consideración pública y de la confianza del Gobierno nada quedaba a este ciudadano a que .aspirar sino a la gloria de titularse bienhechor de la República. ¡Con qué horror pues, no oiréis que este hombre tan favorecido de la fortuna haya pretendido sumergiros en el piélago espantoso de la anarquía! Sí, venezolanos, el general Piar ha formado una conjuración destructora del sistema de igualdad, libertad e independencia. Pero no os admiréis de esta monstruosidad de -parte de un hombre cuya vida ha sido un tejido de conspiraciones, crímenes y violencias. Nacido en un país extraño, de una madre que tampoco es venezolana y de un padre canario, ningún sentimiento de amor ha podido recibir al nacer, menos aún en el curso de su educación.

Engreído el general Piar de pertenecer a una familia noble de Tenerife, negaba desde sus primeros años, ¡¡¡qué horrible escándalo!!! negaba conocer el infeliz seno que había llevado este aborto en sus entrañas. Tan nefando en su desnaturaliza

Discursos y proclamas Al muy amado y respetable Clero del Obispado de Guayana 8 de noviembre de 1817

Discursos y proclamas
Al muy amado y respetable Clero del Obispado de Guayana
8 de noviembre de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo de la república de Venezuela, capitán general de sus ejércitos y de los de la Nueva Granada
Al muy amado y respetable Clero del Obispado de Guayana, Salud!
Destituida esta Diócesis de legitimo Pastor por la sensible muerte del Illmo. señor Dr. Buenaventura Cabello, igualmente que de Cabildo su Iglesia Catedral, para que ejerza la jurisdicción. Episcopal conforme a las sanciones de los sagrados cánones, presenta un cuadro tan lamentable de orfandad, confusión y anarquía, que no puede mirar con ojos enjutos un corazón nutrido con las máximas santas del Evangelio.
Ocupado desde el momento en que se me hizo sabedor de la muerte de aquel Prelado en buscar un medio de proveer a esta urgente necesidad, en circunstancias .de hallarse obstruidos los recursos extraordinarios del Metropolitano o su Cabildo en sede vacante, por la Santa Sede para que designe el Gobernador que deba administrar la jurisdicción espiritual, he hallado, registrando en los Anales de la Iglesia, revestido al muy venerable clero de toda la autoridad para constituir el Jefe Eclesiástico que el orden de la disciplina canónica reclama.
En los siglos más luminosos de la iglesia y particularmente entre aquellos Prelados qué más la ilustraron con sus escritos, y la hicieron respetar con su piedad, como los Ignacios, los Ciprianos, etc. es indubitable que los Obispos partían, por decirlo así, su autoridad con su clero, sin cuya deliberación no emprendían cosa alguna de momento en los asuntos de su ministerio. Y si ocupadas las sillas por tan venerables pastores tenía tal parte el clero en los negocios de la Iglesia, ¿cuál le correspondería desapareciendo éstos de entre los mortales? El clero ha sido en todos tiempos el depositario, mejor diré, la fuente y origen de la autoridad eclesiástica, si se concede a ésta la antigüedad del derecho de gentes antes del sagrado origen de que la revistió Jesucristo. La respuesta del clero romano al Obispo de Cartago, es una prueba incontestable de esta verdad y un testimonio eterno con que se convence no sólo que se refundía en el clero la autoridad de los Obispos en sus respectivas Diócesis, sino que aún la de la primera. cátedra recaía como por derecho hereditario en el de Roma. Si en los últimos tiempos, variando algo la disciplina, han sido los cabildos los que la han reasumido para comunicarla a sus vicarios, no ha sido como representantes del Clero. ¿Podrá, pues, negarse a éste el ejercicio de un derecho que le es propio hallándose impedidos y sin lugar todos los otros recursos que se han propuesto?
Animado por tan inmortales monumentos y por los repetidos ejemplos que nos presenta la historia eclesiástica de las Asambleas Generales de la Iglesia convocadas por las potestades del siglo, no menos que por mi ardiente celo y amor a la causa de la Religión Cristiana, me atrevo, como Jefe Supremo de la República, a excitar, llamar, y convocar con todo el afecto de mi corazón, y en caso necesario con el poder de la autoridad, a todos y a cada uno de los que componen el muy respetable clero de esta Diócesis, para que se presenten por si a sus legítimos poderes en esta capital en el preciso término de cincuenta días, a deliberar sobre las necesidades de esta Santa Iglesia y muy particularmente a nombrar un superior eclesiástico que la administre.
Tal es el plan que he creído adaptable a nuestras circunstancias y a la grave y urgente necesidad de esta Iglesia. Yo lo propongo al muy venerable clero que espero se congregue en esta capital; pero el mismo clero usando de su plena libertad y de sus luces y conocimientos en las materias eclesiásticas, podrá discutir, acordar y. llevar a efecto el que juzgue más conducente a remediar los males en que se están precipitando él y los fieles.
Dado, firmado de mi mano, sellado con el sello provisional de la República y refrendado por el Secretario del Despacho en el Cuartel General de Angostura, a 8 de noviembre de 1817. 7°

BOLÍVAR.

Discursos y proclamas A los soldados del ejército libertador 17 de octubre de 1817

Discursos y proclamas
A los soldados del ejército libertador
17 de octubre de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo de la república de Venezuela
A los soldados del ejército libertador.
Soldados!
Ayer ha sido un día de dolor para mi corazón. El general Piar fué ejecutado par sus crímenes de lesa patria, conspiración y deserción. Un tribunal justo y legal ha pronunciado la sentencia contra aquel desgraciado ciudadano, que embriagado con los favores de la fortuna, y por saciar su ambición, pretendió sepultar la patria entre sus ruinas. El general Piar, a la verdad, había hecho servicios importantes a la República, y aunque el curso de su conducta había sido siempre el de un faccioso, sus servicios fueron pródigamente recompensados por el Gobierno de Venezuela.
Nada quedaba que desear a un jefe que había obtenido los grados más eminentes de la milicia. La segunda autoridad de la República, que se hallaba vacante de hecho, por la disidencia del general Mariño iba a serle conferida antes de su rebelión; pero este general, que sólo aspiraba al mando supremo, formó el designio más atroz que puede concebir una alma perversa. No sólo la guerra civil, sino la anarquía y el sacrificio mas inhumano de sus propios compañeros y hermanos se había propuesto Piar.
Soldados! Vosotros lo sabéis. La igualdad, la libertad, y la independencia son nuestra divisa. ¿La humanidad no ha recobrado sus derechos por nuestras leyes? Nuestras armas no han roto las cadenas de los esclavos? La odiosa diferencia de clases y colores no ha sido abolida para siempre? Los bienes nacionales no se han mandado repartir entre vosotros? La fortuna, el saber y la gloria no os esperan? Vuestros méritos no son recompensados con profusión, o por lo menos con justicia? Qué quería, pues, el general Piar para vosotros? No sois iguales, libres, independientes, felices y honrados? Podía Piar procuraron mayores bienes? No, no, no. El sepulcro de la República lo abría Piar con sus propias manos, para enterrar en él la vida, los bienes y los honores de los bravos defensores de la libertad de Venezuela, de sus hijos, esposas y padres.
El cielo ha visto con horror este cruel parricida. El cielo lo entregó a la vindicta de las leyes. El cielo ha permitido que un hombre que ofendía a la divinidad y al linaje humano no profanase más tiempo la tierra que no debía sufrirlo un momento después de su nefando crimen.
Soldados? El cielo vela por vuestra salud, y el Gobierno que es vuestro padre sólo se desvela por vosotros. Vuestro jefe, que es vuestro compañero de armas, y que siempre a vuestra cabeza ha participado de vuestros peligros y miserias, como también de vuestros triunfos, confía en vosotros. Confiad pues, en él, seguros de que os ama más que si fuera vuestro padre o vuestro hijo.
Cuartel general en Angostura, octubre 17 de 1817. -7°
SIMÓN BOLÍVAR.

Reproducida por Blanco y Azpurua, tomo VI, pág. 86, con variantes. La principal es ésta. El final del tercer párrafo lo escribe así: " El sepulcro de la república lo abría Piar con sus propias manos para enterrar en él, la vida, los bienes y los honores (le la inocencia, del bienestar y de la gloria de los bravos defensores de la libertad de Venezuela; de sus hijos, esposas y padres". El editor (le la obra de O'Leary la tornó de Blanco y Azpurua. O'Leary XV, pág. 423.

Discursos y proclamas A los pueblos de la Provincia de Caracas, y habitantes en su capital, y Valles del Tuy 17 de julio de 1817

             Discursos y proclamas
A los pueblos de la Provincia de Caracas, y habitantes en su capital, y Valles del Tuy

17 de julio de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo y capitán general de los ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada
A los pueblos de la Provincia de Caracas, y habitantes en su capital, y Valles del Tuy:
Por fin ha llegado el momento de destruir para siempre el Gobierno Español en Venezuela. Cuantos hijos de la patria antes devoraban su seno, el Dios de los ejércitos ha querido que se conviertan en fieles defensores de la adorada madre. Tan sólo los españoles son en el da enemigos de la América. Los americanos todos han reconocido su deber, su interés y su gloria, y han cambiado sus puñales asesinos por armas libertadoras. Los españoles están solos en la lucha y bien pronto desaparecerán del campo de batalla.
Caraqueños: las armas de la República han triunfado por todas partes. Desde las dilatadas llanuras de Casanare, hasta las bocas del inmenso Orinoco, nuestros pasos han sido conducidos por la victoria. Veinte acciones gloriosas han asegurado la suerte de Venezuela. Cuantos jefes famosos tenía la España, otros tantos han sido batidos, a excepción de Morillo que huye de los combates como nosotros los buscamos.
Cinco mil hombres son dueños de esta rica provincia. El general Mariño a la cabeza de dos mil soldados defiende la libertad de Cumaná. Mil bravos maturinenses a las órdenes del general Rojas esperan a los tiranos en Maturín. El intrépido general Monagas con su brigada hostiliza por todas partes a los enemigos de Barcelona. La valerosa brigada de su digno general Zaraza, compuesta de más de dos mil hombres, recorre los llanos de Caracas, y liberta los pueblos que la fuerza tenia subyugados. El ejército del general Páez que se ha cubierto de gloria contra Calzada, La Torre, López, Gorrín. Ramos, Bayer, Góngora y otros muchos, es fuerte de cuatro mil hombres, y ha puesto en insurrección una gran parte de la Nueva Granada.
Caraqueños: libre de las atenciones de Guayana, vuelvo a pasar el Orinoco y pronto me veréis en el seno de vuestra capital, con el más grande ejército que se ha visto en Venezuela. El de Morillo es un perfecto esqueleto. El refuerzo de mil hombres que ha traído Coupigní de la afligida España, no es suficiente para tomar el solo puerto de Pampatar, de la inexpugnable Margarita. No temáis Caraqueños, el poder de los tiranos, pues que estamos unidos, ellos serán vencidos.
Cuartel. General de Guayana, 17 de julio de 1817. -7°
BOLÍVAR.
En la Gaceta de Caracas se comenta esta proclama satíricamente y se le asigna la fecha 1º. de julio. Aparte de estar fuente, sólo la hemos encontrado, con ligeras variantes de redacción. en la obra inédita de Francisco Javier Sanes titulada Memoria histórico Política sobre la isla Margarita". Esta versión tiene fecha 13 de agosto, corregida sobre la de 17 de ,julio. Se explican estas diferencias porque todavía en aquellos días, sin imprenta de Angostura, los documentos de esta clase corrían copiados a mano.
Angostura fué evacuada el 16 de julio. Los patriotas entraron a la plaza el 17. El Libertador se hallaba en esos momentos frente a Guayana la Antigua.

En esta proclama y en la siguiente, por error de información, se menciona a Coupigni en lugar de Canterac, jefe de los 3.000 hombres enviados a Morillo.

sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...