Lima, a 28 de mayo de 1825 Su Excelencia señor General Simón Bolívar

La apasionada historia de amor entre Simón Bolívar y Manuela Sáenz (+  cartas privadas)

Lima, a 28 de mayo de 1825
Su Excelencia señor General Simón Bolívar
Muy señor mío:
El teniente Salguero vino en dejarme su apreciable del 17, en que me hace gracia de sus escapadas a las funciones de gala en los recibimientos y homenajes en honor a la gloria de usted.
Bien sabe que comparto esas estrategias por su seguridad de usted; pues a mi modo de ver, es muy válido el que su Estado Mayor se preocupe por su vida, siendo que los malvados lo buscan como si fuera usted el único responsable de todo lo que pasa aquí.
Me dio mucha alegría leer su entusiasmo en lo referente al Decre to y Leyes para la creación de la República Bolívar o «Bolivia», como S.E. se empeña en llamarla. Bien sabe que en usted veo que sí hay razón y juicio para tales fines, y no en los de creación de Santander. Estimo muy conveniente que usted resuelva en correspondencia a este señor, su posición y educación de usted, así como todo lo que S.E. conoce y sabe, tanto en instrucción de libros sabios que usted ha estudiado, como en instrucción de milicia desde niño, para que le calme las dudas e intrigas, a satisfacción de la propia ignorancia de él.
La inteligencia de S.E. sobrepasa a los pensamientos de este si glo, y bien sé que las nuevas generaciones de esa provincia y de Amé rica, seguirán el resultado de las buenas ideas de usted, en procura de una libertad estable y hacienda saludables.
Le envío unos cariñitos y dulces que le encantan a S.E. Use el pañuelo que le bordé para usted, con mi amor y devoción, así como la camisa, que es inglesa. La compré a un vendedor que trajo mercadería de una goleta que naufragó cerca del Callao, y por su mercancía sin aduana, no piense usted otra cosa. Lo amo desde lo más profundo de mi alma. Cuidado con las ofrecidas. ¡Qué de mí se olvida para siempre!
Suya,

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL LIBERTADOR EN LIMA

Biografía de Simón Bolívar: El LIbertador, resumen de vida.


DISCURSO PRONUNCIADO POR EL LIBERTADOR EN LIMA, ANTE EL CONGRESO, EL 10 DE FEBRERO DE 1825, ANIVERSARIO DEL DÍA EN QUE SE ENCARGARA DE LA DICTADURA, DANDO CUENTA DE SU CONDUCTA
SEÑORES, LOS REPRESENTANTES del pueblo peruano se reúnen hoy bajo los auspicios de la espléndida victoria de Ayacucho, que ha fijado para siempre los destinos del Nuevo Mundo.
Hace un año que el Congreso decretó la autoridad dictatorial, con la mira de salvar la república, que fallecía oprimida con el peso de las más espantosas calamidades. Pero la mano bienhechora del ejército libertador ha curado las heridas que llevaba en su corazón la patria; ha roto las cadenas que había remachado Pizarro a los hijos de Manco-Capac, fundador del imperio del sol, y ha puesto a todo el Perú bajo el sagrado régimen de sus primitivos derechos.
Mi administración no puede llamarse propiamente sino una campaña; apenas hemos tenido el tiempo necesario para armarnos y combatir, no dejándonos el tropel de los desastres otro arbitrio que el de defendernos. Como el ejército ha triunfado con tanta gloria para las armas peruanas, me creo obligado a suplicar al Congreso que recompense debidamente el valor y la virtud de los defensores
de la paria.
Los tribunales se han establecido según la ley fundamental. Yo he mandado buscar el mérito oculto para colocarlo en el tribunal; he solicitado con esmero a los que profesaban modestamente el culto de la conciencia, la religión de las leyes.
Las rentas nacionales no existían; el fraude corrompía todos sus canales; el desorden aumentaba la miseria del Estado. Me he creído forzado a dictar reformas esenciales y ordenanzas severas, para que la república pudiese llevar adelante su existencia, ya que la vida social no se alimenta sin que el oro corra por sus venas.
La crisis de la república me convidaba a una preciosa reforma, que el curso de los siglos, quizá, no volverá a ofrecer. El edificio político había sido destruido por el crimen y la guerra: yo me encontraba sobre un campo de desolación; mas con la ventaja de poder constituir en él un gobierno benéfico. A pesar de mi ardiente celo por el bien del Perú, no puedo asegurar al Congreso que esta obra haya llegado al grado de mejora con que me lisonjeaba mi esperanza. La sabiduría del Congreso tendrá que emplear toda su eficacia para dar a su patria la organización que ella requiere, y la dicha que la libertad promete. Séame lícito confesar, que no siendo yo peruano, me ha sido más difícil que a otro la consecución de una empresa tan ardua.
Nuestras relaciones con la república de Colombia nos han proporcionado poderosos auxilios. Nuestra aliada y confederada no ha reservado nada para nosotros; ella ha empleado su tesoro, su marina, su ejército en combatir al enemigo común, como en causa propia.
El Congreso observará por estas demostraciones de Colombia el precio infinito que tiene, en el orden americano, la íntima y estrecha federación de los nuevos estados. Persuadido yo de la magnitud del bien que nos resultará de la reunión del Congreso de representantes, me he adelantado a invitar a nombre del Perú a nuestros confederados, para que, sin pérdida de tiempo, verifiquemos en el Istmo de Panamá, esa augusta asamblea que debe sellar nuestra alianza perpetua.
La república de Chile ha puesto a las órdenes de nuestro Gobierno una parte de su marina, mandada por el bizarro vicealmirante Blanco, que actualmente bloquea la plaza del Callao, con fuerzas chilenas y colombianas.
Los Estados de México, Guatemala y Buenos Aires nos han hecho ofertas de servicios, aunque sin efecto alguno, a causa de la celeridad de los sucesos. Estas repúblicas se han constituido y mantienen su tranquilidad interna.
El agente diplomático de la república de Colombia es el único que, en estas circunstancias, ha sido acreditado cerca de nuestro Gobierno.
Los cónsules de Colombia, de los Estados Unidos de América y de la Gran Bretaña se han presentado en esta capital a ejercer sus funciones; el último ha tenido la desgracia de perecer de un modo lamentable; los otros dos han obtenido el exequatur correspondiente, para entrar en los deberes de su cargo.
Luego que los sucesos militares del Perú sean conocidos en Europa, parece probable que aquellos gobiernos decidan definitivamente de la política que hayan de adoptar. Me lisonjeo que la Gran Bretaña será la primera que reconozca nuestra independencia. Si hemos de dar crédito a las declaraciones de la Francia, ella no está muy distante de unirse a la Inglaterra en esta marcha liberal; y tal vez el resto de la Europa seguirá esta misma conducta. La España misma, si oye los consejos de su propio interés, no se opondrá más a la existencia de los nuevos estados que han venido a completar la sociedad del universo.
Legisladores, al restituir al Congreso el poder supremo que depositó en mis manos, séame permitido felicitar al pueblo porque se ha librado de cuanto hay de más terrible en el mundo: de la guerra, con la victoria de Ayacucho, y del despotismo con mi resignación.
Proscribid para siempre, os ruego, tan tremenda autoridad, ¡esta autoridad que fue el sepulcro de Roma! Fue laudable, sin duda, que el Congreso, para franquear abismos horrorosos y arrostrar furiosas tempestades, clavase sus leyes en las bayonetas del ejército libertador; pero ya que la nación ha obtenido la paz doméstica y la libertad política, no debe permitir que manden sino las leyes.
Señores: el Congreso queda instalado.
Mi destino de soldado auxiliar me llama a contribuir a la libertad del Alto Perú y a la rendición del Callao, último baluarte del imperio español en la América meridional. Después volaré a mi patria a dar cuenta a los representantes del pueblo colombiano de mi misión en el Perú, de vuestra libertad y de la gloria del ejército libertador.

Fuente:  ©Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007
Colección Claves de América Digital, Nº 1

BRINDIS PRONUNCIADOS POR EL LIBERTADOR EN POTOSÍ (1825)

24 de julio] Simón Bolívar:

BRINDIS PRONUNCIADOS POR EL LIBERTADOR
EN POTOSÍ (1825)
Brindis pronunciados en un banquete ofrecido por los delegados argentinos, general Carlos de Alvear y doctor Díaz Vélez, prohombres de las Provincias Unidas del Plata, enviados por el gobierno de éstas a Bolívar para felicitarlo por la victoria de Ayacucho, que aseguraba la independencia argentina y por haber las tropas de Bolívar independizado las cuatro provincias argentinas del norte, donde se habían estrellado todas las expediciones militares del Plata, durante quince años y donde, durante quince años, imperaban los españoles. El mismo general San Martín, nombrado por su gobierno para llevar la guerra a las cuatro provincias argentinas del norte, no se atrevió a ir temiendo un fracaso, se fingió enfermo y terminó por pedir el puesto que obtuvo, de intendente de Cuyo.
Estas provincias, que también reivindicaba el Perú como propias (Alto-Perú), sirvieron al Libertador para fundar la República de Bolivia. La Argentina acababa de reconocer la independencia de Bolivia, a fin de propiciarse al Libertador, de quien solicitaba el apoyo en la guerra que iba a emprender contra el Brasil, y a quien ofrecía, por medio de los plenipotenciarios Alvear y Díaz, el mando de las tropas del Plata; unidas a las del Perú y Colombia, para llevar la guerra al gigantesco imperio del Brasil. He aquí el brindis o los brindis de Bolívar.
1º. POR EL CONGRESO de las Provincias Unidas del Río de la Plata, cuya liberalidad de principios es superior a toda alabanza, y cuyo desprendimiento con respecto a las provincias del Alto-Perú es inaudito.
2º. Por el gobierno del Río de la Plata porque recobre la integridad de sus provincias (aludía al Uruguay causa de la futura guerra con Brasil) como ha adquirido sus derechos.
3º. Por el general Alvear, que con su valor plantó el estandarte de la libertad sobre las fortalezas de Montevideo y que con sus talentos liga las relaciones del género humano con su patria. Por que la suerte lo eleve a la altura de sus méritos.
4º. Por el señor Díaz Vélez, esclarecido legislador, político virtuoso, modelo de ciudadanos.

Fuente.: FUNDACIÓN BIBLIOTECA AYACUCHO
Caracas 1010 - Venezuela
www.bibliotecayacucho.gob.ve

Cartas Manuela -Simón Lima, a 18 de mayo de 1825


Cartas Manuela -Simón
Lima, a 18 de mayo de 1825
General Simón Bolívar
Muy señor mío:
Yo sólo sé que usted se hace más difícil en cuanto se entretiene en homenajes, muy justamente rendidos en honor a la gloria de usted; cosa que, en cierto modo, me resarce de su ausencia y me ali menta, en lo que en mí, refleja su sombra de gloria.
Sí, porque sólo la sombra de usted, mi glorioso Libertador, es la que me cubre, en el absurdo de mi convivencia, en este hogar que aborrezco con todo mi corazón. Mi mortificación va en el sentido de
la ausencia de usted, aunque no me entristece todavía, pues guardo su imagen constante como aliciente de este desatinado matrimonio; que lejos de enriquecerme me envilece, por el desagrado con el que atiendo las cosas de la casa como matrona.
Contésteme usted aunque sea sólo una línea, ¿sí? Déle vida a esta pobre mujer que amargada por las circunstancias desea sólo estar a su lado y no apartada de usted.

Yo soy Manuela Sáenz | Exuberancias de mí misma


PALABRAS DEL LIBERTADOR EN LA CIMA DEL POTOSÍ, EL 26 DE OCTUBRE DE 1825

La Gran Colombia: auge y caída del sueño de Simón Bolívar - ACORE ...

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PALABRAS DEL LIBERTADOR EN LA CIMA
DEL POTOSÍ, EL 26 DE OCTUBRE DE 1825
Una muchedumbre inmensa lo acompañaba a la ascensión del famoso cerro. El Libertador clavó en la cumbre las banderas suramericanas: la de Chile, la de Argentina, la del Perú y la de Colombia.
Tomando esta última en la siniestra mano empezó a discurrir. Recordó los primeros triunfos de la libertad, los esfuerzos posteriores; recordó a los libertadores, a los vivos y a los muertos. Después Bolívar continuó de este modo:
VENIMOS VENCIENDO desde las costas del Atlántico y en quince años de una lucha de gigantes, hemos derrocado el edificio de la tiranía, formado tranquilamente en tres siglos de usurpación y de violencia. Las míseras reliquias de los señores de este mundo estaban destinadas a la más degradante esclavitud. ¡Cuánto debe ser nuestro gozo al ver tantos millones de hombres restituidos a sus derechos por nuestra perseverancia y nuestro esfuerzo! En cuanto a mí, de pie sobre esta mole de plata que se llama Potosí y cuyas venas riquísimas fueron trescientos años el erario de España, yo estimo en nada esta opulencia cuando la comparo con la gloria de haber traído victorioso el estandarte de la libertad, desde las playas ardientes del Orinoco, para fijarlo aquí, en el pico de esta montaña, cuyo seno es el asombro y la envidia del universo.

Fuente:  BIBLIOTECA AYACUCHO.pdf


DISCURSO PRONUNCIADO EN POTOSÍ, EL 16 DE OCTUBRE DE 1825


Quién fue Simón Bolívar y qué hizo?

DISCURSO PRONUNCIADO EN POTOSÍ, EL 16 DE OCTUBRE DE 1825

Discurso pronunciado en la recepción de los plenipotenciarios argentinos, general Carlos M. de Alvear y doctor Díaz Vélez, delegados por el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata cerca de Bolivia para felicitar “al genio de Colombia” por haber libertado, con sus triunfos del Perú, la América del Sur, para manifestar la gratitud argentina, “hacia el ilustre guerrero y el júbilo y alegría en las Provincias Unidas”; y por último para excitarlo a apoyar a la Argentina en su guerra con el Brasil, a convertirse “en el brazo fuerte que se encargue de dirigir el espíritu nacional...”.

SEÑORES PLENIPOTENCIARIOS, el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata ha tenido la bondad de querernos honrar con una misión la más lisonjera, tanto por su objeto verdaderamente glorioso como por los ilustres personajes que la componen. Así el pueblo argentino debe contar siempre con que nuestro corazón no se apartará jamás de su futura suerte; que nuestro más vivo interés y nuestro más cordial afecto serán por aquel pueblo que empezó simultáneamente con nosotros la hermosa carrera de libertad que hemos terminado.
No queríamos mencionar nuestros sensibles dolores; pero cuando el escándalo los publica ¿por qué callarlos? A la verdad, te-nemos un derecho demasiado incontestable para sorprendernos de que un príncipe americano recién independiente de la Europa, que se halla envuelto en nuestra noble insurrección, y que ha levantado su trono, no sobre débiles tablas, sino sobre las indestructibles bases
de la soberanía del pueblo y de la soberanía de las leyes, este príncipe que parecía destinado a ser el amigo de sus vecinas repúblicas, es el que ocupa todavía una provincia y una plaza fuerte que no le
pertenecen, y que dominan a una de nuestras naciones más beneméritas. Por otra parte, sus tropas acaban de invadir nuestra provincia de Chiquitos para asolarla y ultrajarnos con amenazas bárbaras; y cuando el espanto de nuestras armas las ha puesto en fuga, entonces se llevan nuestras propiedades y a nuestros ciudadanos.
Y, sin embargo, estos insignes violadores del derecho de gentes han quedado impunes; nuestros pueblos humillados y nuestra gloria ofendida. Mas demos gracias a los sucesos que han añadido nuevos nudos a los vínculos que nos estrechan, para que a la vez reclamemos nuestros derechos, como a la vez los adquirimos.

Fuente: ©Fundación Biblioteca Ayacucho, 2007
Caracas 1010 - Venezuela
www.bibliotecayacucho.gob.ve

A su Excelencia, General Simón Bolívar


Lima, a 9 de mayo de 1825
A su Excelencia, General Simón Bolívar
Muy señor mío:
Mucho me alegra conocer su sana ambición de crear esa nueva república, que tanta falta le hace como equilibrio a la organización política del Sur, dando lugar a establecer un orden y principio, regulando al Perú y a la Argentina el espacio de sus territorios.
Espero con profunda ansiedad ver colmadas sus aspiraciones, que sí son muy justas, en cambio en las lides de su interior no lo son. ¿Por qué privarse del goce infinito del amor? ¿Qué tan alta es la honra para que sobrepase a la del gran Bolívar y cuál es la cordura y la templanza que obligan al Libertador a enjuiciarse a sí mismo? Si una de las virtudes primordiales es la obediencia al amor, que la misma providencia auspicia en todo ser humano.
Dispénseme usted mi terquedad, pero en esto tengo razón; de lo contrario, mi desvergüenza arderá en mi contra como la culpable de su desasosiego. Quien lo ama hoy como nunca,
Suya,

Yo soy Manuela Sáenz | Exuberancias de mí misma

Fuente:  © Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia
Las más hermosas cartas de Amor entre Manuela y Simón
Ediciones de la Presidencia de la República
Caracas - Venezuela, 2010

sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...