Discursos y proclamas Al muy amado y respetable Clero del Obispado de Guayana 8 de noviembre de 1817

Discursos y proclamas
Al muy amado y respetable Clero del Obispado de Guayana
8 de noviembre de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo de la república de Venezuela, capitán general de sus ejércitos y de los de la Nueva Granada
Al muy amado y respetable Clero del Obispado de Guayana, Salud!
Destituida esta Diócesis de legitimo Pastor por la sensible muerte del Illmo. señor Dr. Buenaventura Cabello, igualmente que de Cabildo su Iglesia Catedral, para que ejerza la jurisdicción. Episcopal conforme a las sanciones de los sagrados cánones, presenta un cuadro tan lamentable de orfandad, confusión y anarquía, que no puede mirar con ojos enjutos un corazón nutrido con las máximas santas del Evangelio.
Ocupado desde el momento en que se me hizo sabedor de la muerte de aquel Prelado en buscar un medio de proveer a esta urgente necesidad, en circunstancias .de hallarse obstruidos los recursos extraordinarios del Metropolitano o su Cabildo en sede vacante, por la Santa Sede para que designe el Gobernador que deba administrar la jurisdicción espiritual, he hallado, registrando en los Anales de la Iglesia, revestido al muy venerable clero de toda la autoridad para constituir el Jefe Eclesiástico que el orden de la disciplina canónica reclama.
En los siglos más luminosos de la iglesia y particularmente entre aquellos Prelados qué más la ilustraron con sus escritos, y la hicieron respetar con su piedad, como los Ignacios, los Ciprianos, etc. es indubitable que los Obispos partían, por decirlo así, su autoridad con su clero, sin cuya deliberación no emprendían cosa alguna de momento en los asuntos de su ministerio. Y si ocupadas las sillas por tan venerables pastores tenía tal parte el clero en los negocios de la Iglesia, ¿cuál le correspondería desapareciendo éstos de entre los mortales? El clero ha sido en todos tiempos el depositario, mejor diré, la fuente y origen de la autoridad eclesiástica, si se concede a ésta la antigüedad del derecho de gentes antes del sagrado origen de que la revistió Jesucristo. La respuesta del clero romano al Obispo de Cartago, es una prueba incontestable de esta verdad y un testimonio eterno con que se convence no sólo que se refundía en el clero la autoridad de los Obispos en sus respectivas Diócesis, sino que aún la de la primera. cátedra recaía como por derecho hereditario en el de Roma. Si en los últimos tiempos, variando algo la disciplina, han sido los cabildos los que la han reasumido para comunicarla a sus vicarios, no ha sido como representantes del Clero. ¿Podrá, pues, negarse a éste el ejercicio de un derecho que le es propio hallándose impedidos y sin lugar todos los otros recursos que se han propuesto?
Animado por tan inmortales monumentos y por los repetidos ejemplos que nos presenta la historia eclesiástica de las Asambleas Generales de la Iglesia convocadas por las potestades del siglo, no menos que por mi ardiente celo y amor a la causa de la Religión Cristiana, me atrevo, como Jefe Supremo de la República, a excitar, llamar, y convocar con todo el afecto de mi corazón, y en caso necesario con el poder de la autoridad, a todos y a cada uno de los que componen el muy respetable clero de esta Diócesis, para que se presenten por si a sus legítimos poderes en esta capital en el preciso término de cincuenta días, a deliberar sobre las necesidades de esta Santa Iglesia y muy particularmente a nombrar un superior eclesiástico que la administre.
Tal es el plan que he creído adaptable a nuestras circunstancias y a la grave y urgente necesidad de esta Iglesia. Yo lo propongo al muy venerable clero que espero se congregue en esta capital; pero el mismo clero usando de su plena libertad y de sus luces y conocimientos en las materias eclesiásticas, podrá discutir, acordar y. llevar a efecto el que juzgue más conducente a remediar los males en que se están precipitando él y los fieles.
Dado, firmado de mi mano, sellado con el sello provisional de la República y refrendado por el Secretario del Despacho en el Cuartel General de Angostura, a 8 de noviembre de 1817. 7°

BOLÍVAR.

Discursos y proclamas A los soldados del ejército libertador 17 de octubre de 1817

Discursos y proclamas
A los soldados del ejército libertador
17 de octubre de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo de la república de Venezuela
A los soldados del ejército libertador.
Soldados!
Ayer ha sido un día de dolor para mi corazón. El general Piar fué ejecutado par sus crímenes de lesa patria, conspiración y deserción. Un tribunal justo y legal ha pronunciado la sentencia contra aquel desgraciado ciudadano, que embriagado con los favores de la fortuna, y por saciar su ambición, pretendió sepultar la patria entre sus ruinas. El general Piar, a la verdad, había hecho servicios importantes a la República, y aunque el curso de su conducta había sido siempre el de un faccioso, sus servicios fueron pródigamente recompensados por el Gobierno de Venezuela.
Nada quedaba que desear a un jefe que había obtenido los grados más eminentes de la milicia. La segunda autoridad de la República, que se hallaba vacante de hecho, por la disidencia del general Mariño iba a serle conferida antes de su rebelión; pero este general, que sólo aspiraba al mando supremo, formó el designio más atroz que puede concebir una alma perversa. No sólo la guerra civil, sino la anarquía y el sacrificio mas inhumano de sus propios compañeros y hermanos se había propuesto Piar.
Soldados! Vosotros lo sabéis. La igualdad, la libertad, y la independencia son nuestra divisa. ¿La humanidad no ha recobrado sus derechos por nuestras leyes? Nuestras armas no han roto las cadenas de los esclavos? La odiosa diferencia de clases y colores no ha sido abolida para siempre? Los bienes nacionales no se han mandado repartir entre vosotros? La fortuna, el saber y la gloria no os esperan? Vuestros méritos no son recompensados con profusión, o por lo menos con justicia? Qué quería, pues, el general Piar para vosotros? No sois iguales, libres, independientes, felices y honrados? Podía Piar procuraron mayores bienes? No, no, no. El sepulcro de la República lo abría Piar con sus propias manos, para enterrar en él la vida, los bienes y los honores de los bravos defensores de la libertad de Venezuela, de sus hijos, esposas y padres.
El cielo ha visto con horror este cruel parricida. El cielo lo entregó a la vindicta de las leyes. El cielo ha permitido que un hombre que ofendía a la divinidad y al linaje humano no profanase más tiempo la tierra que no debía sufrirlo un momento después de su nefando crimen.
Soldados? El cielo vela por vuestra salud, y el Gobierno que es vuestro padre sólo se desvela por vosotros. Vuestro jefe, que es vuestro compañero de armas, y que siempre a vuestra cabeza ha participado de vuestros peligros y miserias, como también de vuestros triunfos, confía en vosotros. Confiad pues, en él, seguros de que os ama más que si fuera vuestro padre o vuestro hijo.
Cuartel general en Angostura, octubre 17 de 1817. -7°
SIMÓN BOLÍVAR.

Reproducida por Blanco y Azpurua, tomo VI, pág. 86, con variantes. La principal es ésta. El final del tercer párrafo lo escribe así: " El sepulcro de la república lo abría Piar con sus propias manos para enterrar en él, la vida, los bienes y los honores (le la inocencia, del bienestar y de la gloria de los bravos defensores de la libertad de Venezuela; de sus hijos, esposas y padres". El editor (le la obra de O'Leary la tornó de Blanco y Azpurua. O'Leary XV, pág. 423.

Discursos y proclamas A los pueblos de la Provincia de Caracas, y habitantes en su capital, y Valles del Tuy 17 de julio de 1817

             Discursos y proclamas
A los pueblos de la Provincia de Caracas, y habitantes en su capital, y Valles del Tuy

17 de julio de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo y capitán general de los ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada
A los pueblos de la Provincia de Caracas, y habitantes en su capital, y Valles del Tuy:
Por fin ha llegado el momento de destruir para siempre el Gobierno Español en Venezuela. Cuantos hijos de la patria antes devoraban su seno, el Dios de los ejércitos ha querido que se conviertan en fieles defensores de la adorada madre. Tan sólo los españoles son en el da enemigos de la América. Los americanos todos han reconocido su deber, su interés y su gloria, y han cambiado sus puñales asesinos por armas libertadoras. Los españoles están solos en la lucha y bien pronto desaparecerán del campo de batalla.
Caraqueños: las armas de la República han triunfado por todas partes. Desde las dilatadas llanuras de Casanare, hasta las bocas del inmenso Orinoco, nuestros pasos han sido conducidos por la victoria. Veinte acciones gloriosas han asegurado la suerte de Venezuela. Cuantos jefes famosos tenía la España, otros tantos han sido batidos, a excepción de Morillo que huye de los combates como nosotros los buscamos.
Cinco mil hombres son dueños de esta rica provincia. El general Mariño a la cabeza de dos mil soldados defiende la libertad de Cumaná. Mil bravos maturinenses a las órdenes del general Rojas esperan a los tiranos en Maturín. El intrépido general Monagas con su brigada hostiliza por todas partes a los enemigos de Barcelona. La valerosa brigada de su digno general Zaraza, compuesta de más de dos mil hombres, recorre los llanos de Caracas, y liberta los pueblos que la fuerza tenia subyugados. El ejército del general Páez que se ha cubierto de gloria contra Calzada, La Torre, López, Gorrín. Ramos, Bayer, Góngora y otros muchos, es fuerte de cuatro mil hombres, y ha puesto en insurrección una gran parte de la Nueva Granada.
Caraqueños: libre de las atenciones de Guayana, vuelvo a pasar el Orinoco y pronto me veréis en el seno de vuestra capital, con el más grande ejército que se ha visto en Venezuela. El de Morillo es un perfecto esqueleto. El refuerzo de mil hombres que ha traído Coupigní de la afligida España, no es suficiente para tomar el solo puerto de Pampatar, de la inexpugnable Margarita. No temáis Caraqueños, el poder de los tiranos, pues que estamos unidos, ellos serán vencidos.
Cuartel. General de Guayana, 17 de julio de 1817. -7°
BOLÍVAR.
En la Gaceta de Caracas se comenta esta proclama satíricamente y se le asigna la fecha 1º. de julio. Aparte de estar fuente, sólo la hemos encontrado, con ligeras variantes de redacción. en la obra inédita de Francisco Javier Sanes titulada Memoria histórico Política sobre la isla Margarita". Esta versión tiene fecha 13 de agosto, corregida sobre la de 17 de ,julio. Se explican estas diferencias porque todavía en aquellos días, sin imprenta de Angostura, los documentos de esta clase corrían copiados a mano.
Angostura fué evacuada el 16 de julio. Los patriotas entraron a la plaza el 17. El Libertador se hallaba en esos momentos frente a Guayana la Antigua.

En esta proclama y en la siguiente, por error de información, se menciona a Coupigni en lugar de Canterac, jefe de los 3.000 hombres enviados a Morillo.

Discursos y proclamas a los españoles europeos de los castillos de Guayana.

Discursos y proclamas
Simón Bolívar, jefe supremo de la república de Venezuela a los españoles europeos de los castillos de Guayana.
1 de julio de 1817
¡Desgraciados defensores de la tiranía en Venezuela! Vuestra miseria ha tocado mi corazón y ha excitado sentimientos compasivos en vuestro favor. El amor a la patria, a la independencia y a la justicia, os hizo tomar las armas para combatir a los invasores de vuestro suelo la España. Arrastrados después por la fuerza, y más aún por la seducción, habéis venido a colmar de calamidades .a la inocente América, a manchar vuestros timbres, y a cubriros de ignominia. Multitud de combates han reducido vuestro ejército a la nada, y el esfuerzo que os trajo a Coupigní ha tenido la misma suerte en Margarita. Ya los americanos han abandonado vuestras tiránicas banderas: habéis quedado solos en la lucha: por todas partes os halláis cercados de la muerte y del deshonor.
Españoles europeos. Vuestra Península, vuestros propios hermanos combaten en el día contra el ingrato e imbécil Fernando. Abandonad, pues, sus banderas, y abrazad al fin la causa de la justicia, de la libertad y de la independencia. Tan sólo por estos sagrados motivos es noble hacer el sacrificio de la guerra. No vaciléis entre un hombre y un pueblo, que será vuestro hermano si vosotros no continuáis vuestra obstinada crueldad, y adoptáis esta tierra, que habéis cubierto de sangre, por vuestra propia patria. Venid a estrecharos con los mismos que hasta ahora han sido vuestros enemigos: la unión será nuestra divisa y vosotros seréis tratados como americanos.
Cuartel General de Casacoima, julio 31 de 1817. -7°
BOLÍVAR.

En la última frase el original dice "vuestra divisa", probablemente por error del amanuense.

Discursos y proclamas A los Caraqueños 9 de enero de 1817

Discursos y proclamas
A los Caraqueños
9 de enero de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo y capitán general de los ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada
A los Caraqueños:
El ejército libertador pisa el territorio de Caracas. Las armas de la República coronadas de repetidas victorias, no pueden temer a los tiranos que oprimían la patria. Ellos expiraron en los campos de Quebrada Honda, del Alacrán y del Juncal.
Caraqueños: el ejército granadino marcha por los Llanos. La División del general Mariño marcha contra Cumaná. El general Piar marcha sobre Guayana y el general Arismendi marcha a libertar nuestra capital.
Caraqueños: el periodo de la tiranía ha terminado. Nuestros soldados son invencibles y debéis recibirlos como a vuestros protectores. No los temáis.
Yo vuelo a la cabeza de mis compañeros de armas a romper vuestras cadenas. Ya no habrá más esclavos en Venezuela. Todos los ciudadanos serán iguales ante la ley. La cruel España no reinará más tiempo en nuestras comarcas. Seremos para siempre libres, iguales e independientes.
Cuartel General del Tuy, 9 de enero de 1817.
SIMÓN BOLÍVAR
Es copia.
Moxó.

Archivo General de Indias. Sección de Estado. Caracas. Signatura antigua. Leg. 12. Copiada por Francisco Vetancourt Vigas. Publicada incompleta en la Gaceta de Caracas, del 22 de enero de 1817.

Discursos y proclamas Barceloneses 13 de enero de 1817

Discursos y proclamas
Barceloneses
13 de enero de 1817
Simón Bolívar, jefe supremo y capitán general de los ejércitos de Venezuela y de la Nueva Granada
Barceloneses:
Los sucesos de la guerra me han llamado a vuestra capital donde me hallo rodeado de los más valerosos defensores de la Patria. Yo he traído y espero inmensos auxilios militares suficientes para libertar la República. Armas, pertrechos y material poseemos bastantes para arrollar todas las fuerzas españolas de Venezuela:
La ciudad de Barcelona ya está perfectamente fortificada, guarnecida y municionada de guerra y boca. Los satélites del Rey son incapaces de tomar a Barcelona, porque yo la defiendo con soldados aguerridos y oficialmente expertos.
Barceloneses: El Exmo. Señor general Arismendi ha marchado a los llanos a tomar el mando en jefe de los ejércitos del general Zaraza, del general Piar y del general Urdaneta que manda ocho mil hombres de la Nueva Granada, y vienen todos a unirse en el cuartel general del Chaparro donde debemos verificar nuestra reunión general.
Todas las tropas de la República marchan de común acuerdo a ejecutar mis órdenes contra los tiranos.
Tan inmensas fuerzas son irresistibles: los enemigos están destruídos: nada pueden oponernos.
S. E. el general Mariño manda un grande ejército contra Cumaná y los españoles perecen de hambre. El bárbaro Morales se halla en la Villa de Cura y un tal Real manda en Chaguaramas 800 a 1.000 hombres que no pueden abandonar los llanos porque el general Urdaneta posee a Calabozo con más de 3.000 hombres.
Los bandidos que infestan a Clarines no han podido llegar hasta Píritu porque temen al señor general Monagas que debe atacarlos por la espalda.
Barceloneses: Reuníos todos a vuestro gobernador el general Freites. El lleva un indulto para aquellos que han faltado a su deber y abandonado sus banderas en medio de los peligros de la guerra. Reuníos todos a mí y no temáis a los tiranos porque ellos son débiles, injustos y cobardes.
Cuartel General de Barcelona, a 13 de enero de 1817.
SIMÓN BOLÍVAR.

Reproducida en la Gaceta de Caracas de 19 a 26 de febrero de 1817, según Arístides Rojas, y quien debemos esta copia. Es (te recordar que en dicha gaceta los realistas adulteraban los documentos.

CARTA DE JAMAICA SIMÓN BOLÍVAR Parte 5

CARTA DE JAMAICA
SIMÓN BOLÍVAR Parte 5
La posición de los moradores del hemisferio americano ha sido por siglos puramente pasiva; su existencia política era nula. Nosotros estábamos en un grado todavía más abajo de la servidumbre, y por lo mismo con más dificultad para elevarnos al goce de la libertad. Permítame V. estas consideraciones para elevar la cuestión. Los estados son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el abuso de ella; luego, un pueblo es esclavo cuando el gobierno, por su esencia o por sus vicios, holla y usurpa los derechos del ciudadano o súbdito. Aplicando estos principios, hallaremos que la América no solamente estaba privada de su libertad, sino también de la tiranía activa y dominante.
Me explicaré. En las administraciones absolutas no se reconocen límites en el ejercicio de las facultades gubernativas: la voluntad del Gran Sultán, Kan, Dey y demás soberanos despóticos, es la ley suprema, y esta es casi arbitrariamente ejecutada por los bajaes, kanes y sátrapas subalternos de la Turquía y Persia, que tienen organizada una opresión de que participan los súbditos en razón de la autoridad que se les confía.
A ellos está encargada la administración civil, militar, política, de rentas, y la religión. Pero al fin son persas los jefes de Hispahan, son turcos los visires del gran señor, son tártaros los sultanes de la Tartaria.
La China no envía a buscar mandatarios militares y letrados al país de Gengis Kan que la conquistó, a pesar de que los actuales chinos son descendientes directos de los subyugados por los ascendientes de los presentes tártaros.
¡Cuán diferente era entre nosotros! Se nos vejaba con una conducta que, además de privarnos de los derechos que nos correspondían, nos dejaba en una especie de infancia permanente con respecto a las transacciones públicas. Si hubiésemos siquiera manejado nuestros asuntos domésticos en nuestra administración interior, conoceríamos el curso de los negocios públicos y su mecanismo. Gozaríamos también de la consideración personal que impone a los ojos del pueblo cierto respeto maquinal, que es tan necesario conservar en las revoluciones.
He aquí por qué he dicho que estábamos privados hasta de la tiranía activa, pues que no nos está permitido ejercer sus funciones.
Los americanos, en el sistema español que está en vigor, y quizá con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando más el de simples consumidores; y aun esta parte coartada con restricciones chocantes; tales son las prohibiciones del cultivo de frutos de Europa, el estanco de las producciones que el rey monopoliza, el impedimento de las fábricas que la misma península no posee, los privilegios exclusivos del comercio hasta de los objetos de primera necesidad; las trabas entre provincias y provincias americanas para que no se traten, entienden, ni negocien; en fin, ¿quiere V. saber cuál era nuestro destino? Los campos para cultivar el añil, la grana, el café, la caña, el cacao y el algodón; las llanuras solitarias para criar ganados; los desiertos para cazar las bestias feroces; las entrañas de la tierra para excavar el oro, que puede saciar a esa nación avarienta.
Tan negativo era nuestro estado que no encuentro semejante en ninguna otra asociación civilizada, por más que recorro la serie de las edades y la política de todas las naciones. Pretender que un país tan felizmente constituido, extenso, rico y populoso, sea meramente pasivo ¿no es un ultraje y una violación de los derechos de la humanidad?
Estábamos, como acabo de exponer, abstraídos y, digámoslo así, ausentes del universo cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y administración del Estado. Jamás éramos virreyes ni gobernadores, sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos, pocas veces; diplomáticos, nunca; militares, sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados ni financistas, y casi ni aun comerciantes; todo en contraversión directa de nuestras instituciones.
El emperados Carlos V formó un pacto con los descubridores, conquistadores y pobladores de América que, como dice Guerra, es nuestro contrato social. Los reyes de España convinieron solemnemente con ellos que lo ejecutasen por su cuenta y riesgo, prohibiéndoseles hacerlo a costa de la real hacienda, y por esta razón se les concedía que fuesen señores de la tierra, que organizasen la administración y ejerciesen la judicatura en apelación; con otras muchas exenciones y privilegios que sería proligo detallar. El rey se comprometió a no enajenar jamás las provincias americanas, como que a él no tocaba otra jurisdicción que la del alto dominio, siendo una especie de propiedad feudal la que allí tenían los conquistadores para sí y sus descendientes.
Al mismo tiempo existen leyes expresas que favorecen casi exclusivamente a los naturales del país, originarios de España, en cuanto a los empleos civiles, eclesiásticos y de rentas. Por manera que con una violación manifiesta de las leyes y de los pactos subsistentes, se han visto despojar aquellos naturales de la autoridad constitucional que les daba su código.
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sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...