Magdalena, 13 de junio de 1826.
A S. E. el general F. de P. Santander.
Mi querido general:
Devuelvo a Vd. el oficial que me trajo los
pliegos de la reeleccion de Vd. y la mía. Un buque va expresamente a llevarlo a
San Buenaventura y tiene orden de marchar volando a Bogotá a llevarle a Vd.
estas comunicaciones: ellas son de un interés inmenso pues son relativas a los
proyectos hostiles de los españoles contra nosotros.
Un coronel llamado don Juan Bermúdez, salido
de La Habana
por orden del gobernador Vives y Morales, salió de aquella isla para el Istmo
con orden de que examinase el país y levantase un plano de él, con la mira de
hacer una incursión por aquella parte con 6.000 hombres, para llamarme la
atención, mientras que una expedición de 8.000 hombres debía ir sobre La Guaira y Venezuela. Este
espía se ha hallado en el Istmo casi reconocido por tal, y a nadie le ha
ocurrido echarle mano a sus papeles y obligarle a confesar el objeto de su
misión. Por el contrario, lo ha favorecido el general Valero, y los mismos
oficiales que lo han conocido godo se han retractado por hacerle favor. Todo a
beneficio de la masonería y de cuarenta mil pesos que prodigó allí con estos
señores. Valero lo ha recomendado como un pobre muchacho sabiendo que tenía
tanto dinero. Estoy seguro que Valero está complicado en esta iniquidad y, por
lo mismo, debe ser quitado del Istmo y expulsado del servicio. En fin, el Istmo
está muy mal servido y lleno de godos. Las tropas que están allí deben partir
para Cartagena o Venezuela y yo mandaré el reemplazo; y yo creo que Vd. debería
mandar a Venezuela todas las tropas que pudieran marchar por tierra para que no
sean interceptadas por mar. Y esto mismo voy a decirle al coman dante general
del Istmo y de Cartagena, pues yo no dudo que los españoles están resueltos a
continuar la guerra contra nos otros. Yo mandaré dentro de tres o cuatro meses
2.000 hombres al Istmo, y si fuere preciso los mandaré antes, para que Vd.
pueda disponer de los cuerpos que están en el Istmo.
En este estado ha venido el coronel Bermúdez y
he hablado muy largamente con él. Él parece que no sabe positivamente el plan
de campaña de los españoles y, por lo mismo, no puede afirmar sus operaciones;
pero no duda que me quieren llamar la atención por el Istmo para que yo no vaya
a Venezuela, que es a la que quieren atacar y donde tienen partido Morales,
López y sus compañeros. Diré a Vd., de paso, lo más que he podido sacar además
de la declaración y esto mismo comunico al Istmo en los términos siguientes:
" Si en el acto Vds. no toman las más
extraordinarias y sagaces determinaciones se pierde el fruto de tan importante
des cubrimiento. Por supuesto, que los del buque que lleva este pliego van a
dar parte a los interesados de los rumores que hayan corrido sobre la prisión de
este espía. Espinar puede escribir igualmente al Istmo dándole parte a alguno
de sus amigos, pues él está iniciado en el secreto. Así, pues, el intendente y
el coman dante general de ese departamento deben tomar en el acto las medidas
más eficaces a fin de proveer a todo sin andarse con muchos cumplimientos. El
primero que debe salir del Istmo es Valero; los oficiales que se han retractado
deben ser presos; lo mismo que Feraud y su hermano, que es espía últimamente
venido de La Habana. Un
tal Casis, los clérigos comprometidos en esto, y todos los cómplices deben ser
presos e interrogados con la mayor sagacidad. (*) La casa de Chappel y los
buques de esa casa americana de Baltimore deben ser aprehendidos. En una
palabra, Vds. deben tomar todas las medidas imaginables a fin de lograr un fin
satisfactorio. Don Juan Bermúdez dice que no sabe a punto fijo si el plan de
campaña de los españoles es éste; que él lo infiere solamente por las
instrucciones que ha recibido, pero que está cierto de que iban a atacar a
Colombia, porque nadie pensaba en expedición, sino los oficiales y jefes
expulsados de Colombia. Que nuestras costas deben estar cubiertas de espías y,
que le dijeron que les iban a mandar. Que el Istmo está muy mal servido y muy
mal mandado; que si lo atacan lo toman; que nadie ignoraba que él era espía y
no se atrevieron ni a tomarle sus papeles, a pesar de que cada día caía en
nuevas contradicciones y hacía cosas extraordinarias. Que el intendente es un
miserable que lo amenazaba por una parte y por otra lo convidaba a comer a su
casa. Que Feraud sabe todo, y a pesar de esto trabajaba porque lo expulsasen a
fin de ponerse a cubierto. Que el país es muy patriota excepto los individuos
que ha nombrado. Añade que los españoles con taban con 14.000 hombres; pero que
esperaban 9 ó 10.000 hombres más que debían haber hecho la expedición antes de
ahora; que cree que hayan recibido en La Habana sus comunicaciones en que avisaba mi
marcha con un ejército para aquella isla y que por eso quizás no la han
mandado; que 1.500 colombianos que están en la isla junto con Morales y López
están instando por la expedición, confiados en que tienen mucho partido en Venezuela,
y que con 3.000 hombres basta para tomar aquel país porque cuentan levantar 6 u
8.000 godos. El mismo Bermúdez parece convencido de esta ilusión y manifiesta
ser un godo cerrado y sin arrepentimiento, orgulloso y vano. Yo he obtenido
todo esto a fuerza de terror, pues le hice decir que lo iba a fusilar y le
mandé poner dos pares de grillos si no decía la verdad; pero que lo perdonaría
si me confesaba el objeto y miras de su misión. Él debía sostener una
revolución si podía lograrlo con doscientos cincuenta mil duros que pusieron a
su disposición. Esta suma prueba: primero, que La Habana tiene dinero;
segundo, que efectivamente se piensa en nuevas empresas; y tercero, que lo que
se ha hecho en el Istmo se hará en Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Coro y
demás puertos de la costa. Yo no dudo que levantarán contra nosotros a la gente
del pueblo para destruirnos. Bermúdez asegura que él no tenía nada que hacer en
el Perú; que a él no se le dio comisión para esto y que otro sería el encar
gado de este ramo. Yo mismo he tomado esta declaración a Ber múdez después de
tres que ha dado. La primera le era entera mente favorable sin confesar la
verdad: las otras dos están con formes con lo que llevo dicho. Yo deseo que
Vds. manden a Cartagena uno o dos batallones de los que están allí, pues yo
mandaré su reemplazo inmediatamente. No dudo que el vicepresidente mande tropas
a Venezuela, pues así se lo indico. En estas circunstancias es una locura que
el gobierno civil esté separado del militar, tal demencia no le ha ocurrido a
nadie, por lo mismo debe refundirse semejante división de mando. Tenemos las
manos atadas cuando el enemigo las tiene sueltas. Por esta razón Bermúdez no
comprende cómo puede existir un estado tan mal servido. Me ha llenado de rubor
(**) todo lo que me ha dicho ".
Hasta aquí alcanza la carta que he escrito al
general Carreño y otro tanto y más he dicho al general Briceño, a Gual, al
inten dente del departamento y últimamente mando un oficial a Pa namá a que
lleve todos estos avisos y les hable a esos señores en mi nombre. En la segunda
declaración que ha dado Bermúdez verá Vd. que el americano Chappel desembarcó
mil escopetas por Chagres. Esta operación indica la facilidad con que se pueden
hacer otras de igual especie y de más entidad, y así, yo reco miendo a Vd. que
haga tener la mayor vigilancia sobre estos americanos que frecuentan las
costas: son capaces de vender a Colombia por un real y la tuvieran. (***)
Me parece que fuera muy conveniente y útil a
nuestra tran quilidad que Vds. hicieran correr la voz de que yo voy al Istmo
con 12.000 hombres a hacer una expedición contra La Habana. No es difícil
conocer el objeto de esta política.
Ayer hemos tenido la noticia de que en Chiloé
ha habido una revolución y han proclamado a O´Higgins por director su premo. Se
asegura que en Valdivia y Concepción ha sucedido otro tanto. La de Chiloé no
deja duda. Parece, pues, inevitable la caída completa de Freire y el triunfo de
O´Higgins, del cual me alegraré infinito por muchas razones. Desde luego que lo
primero que hará el nuevo gobierno será mandar sus diputados al Istmo, y luego
se unirá a nosotros en principios y en política.
Soy de Vd. afmo. amigo.
BOLÍVAR
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