Discursos y proclamas
Discurso de instalación del consejo de estado
en angostura
1 de noviembre de 1817
Señores del Consejo de Estado!
Cuando el pueblo de Venezuela rompió los lazos
opresivos que lo unían a la nación española, fué su primer objeto establecer
una constitución sobre las bases de la política moderna, cuyos principios
capitales son la división de poderes y el equilibrio de las autoridades.
Entonces, proscribiendo la tiránica institución de la monarquía española,
adoptó el sistema republicano más conforme a la justicia; y entre las formas
republicanas escogió la más liberal de todas, la federal.
Las vicisitudes de la guerra, que fueron tan
contrarias a las armas venezolanas, hicieron' desaparecer la República y con ella
todas sus instituciones. No quedó otro vestigio de nuestra regeneración que
algunas reliquias dispersas de los defensores de la patria, que volviendo por la Nueva Granada y
Güiria restablecieron el Gobierno independiente de- Venezuela. Las
circunstancias que acompañaron a esta nueva reacción fueron- tales y tan
extraordinarias, y tan rápidos y tan impetuosos los movimientos de la guerra,
que entonces fué imposible dar al Gobierno de la República la regularidad
constitucional que las actas del Congreso habían decretado, en la primera
época. Toda la fuerza y, por decirlo así, toda la violencia de un Gobierno
militar bastaba apenas a contener el torrente devastador de la insurrección, de
la anarquía y de la guerra. ¿Y que otra constitución que la dictatorial podía
convenir en tiempos tan calamitosos?
Así lo pensaron todos los venezolanos y así se
apresuraron a someterse a esta terrible, pero necesaria administración. Los
ejemplos de Roma eran el consuelo y la guía de nuestros conciudadanos.
Vuelto a desaparecer el Gobierno de la República ,
insurrecciones parciales sostuvieron aunque precariamente sus banderas, pero no
su Gobierno, pues que este había sido enteramente extinguido. En la isla de
Mal-garita volvió a tomar una forma regular la marcha de la República ; pero siempre
con el carácter militar desgraciadamente anexo al ,estado de guerra. El tercer
período de Venezuela no había presentado hasta aquí un momento tan favorable,
en que se pudiese colocar al abrigo de las tempestades la arca. de nuestra
constitución. Yo he anhelado, y podría decir que he vivido desesperado, en
tanto que he visto a mi patria sin constitución, sin leyes, sin tribunales,
regida por el solo arbitrio de los mandatarios, sin mas guías que sus banderas,
sin mas principios que la destrucción de los tiranos, y sin más sistema que el
de la independencia y de la libertad. Yo me he apresurado, salvando todas las
dificultades, a dar a mi patria el beneficio de un Gobierno moderado, justo, y
legal. Si no lo és, V. E. va a decidirlo: mi ánimo ha sido establecerlo.
Por la asamblea de Margarita de 6 de mayo de
1816, la República
de Venezuela fué decretada una e indivisible. Los pueblos y los ejércitos, que
hasta ahora han combatido por la libertad, han sancionado, por el más solemne y
unánime reconocimiento, esta acta, que, al mismo tiempo que reunió los estados
de Venezuela en uno solo, creó y nombró un poder ejecutivo bajo el titulo de
jefe supremo de la
República. Así solo faltaba la institución del cuerpo
legislativo y del poder judiciario.
La creación del Consejo de Estado, va a llenar
las augustas funciones del poder .legislativo no en toda la latitud que
corresponde a la soberanía de este cuerpo, por que seria incompatible con la
extensión Y .vigor que ha recibido el poder ejecutivo, no solo para libertar el
territorio y pacificarlo, sino para crear el cuerpo entero de la República ; obra que
requiere medios proporcionados a su magnitud y cuantas fuerzas pueden residir
en el Gobierno más concentrado. El Consejo de Estado, como V. E. verá por su
creación, está destinado a suplir en parte las funciones del cuerpo
legislativo. A él corresponde la iniciativa de las leyes, reglamentos, e
instituciones que en su sabiduría juzgue necesarios a la salud de la República. El será
consultado por el poder ejecutivo antes de poner en ejecución las leyes,
reglamentos e instituciones que el Gobierno decreta. En todos los casos arduos,
el dictamen del Consejo de Estado 'será oído y sus avisos tendrán la más grande
influencia en las deliberaciones del Jefe Supremo.
La erección de un tribunal de comercio o
cuerpo consular ha tenido lugar en favor de los asuntos comerciales y de la
protección de la agricultura, que tanto ha menester de prontas y urgentes
medidas. La erección del consulado hará conocer a V. E. la naturaleza de este
benéfico cuerpo.
Las provincias libres de Venezuela han recibido
la organización regular que han permitido las circunstancias y la situación del
enemigo. En Barcelona el general de brigada Tadeo Monagas ha sido nombrado
gobernador y comandante general de aquella provincia prescribiéndole los
límites que anteriormente tenía, el número y la fuerza de los cuerpos militares
que deben defenderla y pacificarla. Un gobernador civil está encargado
provisionalmente del poder judicial de aquella provincia: pero inmediatamente
sujeto a la Alta Corte
de justicia. El general Monagas ha recibido instrucciones detalladas para la
conservación de los bienes nacionales, el restablecimiento del orden civil en
toda la provincia, y su organización.
El general de división José Francisco
Bermúdez, nombrado gobernador y comandante general de la provincia de Cumaná,
ha sido encargado por el Gobierno del doble objeto de pacificar la provincia y
libertar la capital, para lo cual debe organizar y disciplinar tres o cuatro
batallones de infantería, y uno o dos escuadrones de caballería, tanto para
expulsar los españoles, como para destruir las facciones, que la disidencia del
general Mariño había producido en la provincia, aplicando su mayor atención a
restablecer el orden que el espíritu de partido había allí alterado, y a
proteger la agricultura, el comercio, y la industria; tratando a los cumanenses
con la suavidad que ellos son acreedores por su fidelidad a la causa de la
independencia.
La invicta isla de Margarita, que a la sombra
de sus laureles podía descansar en el reposo que procura la paz, ha necesitado
en estos últimos tiempos de todos los cuidados de un Gobierno paternal. Las
victorias de Margarita han agotado sus recursos; así, armas y pertrechos se han
mandado comprar para auxiliarla, y el almirante Brion está especialmente
encargado de llenar este agradable deber en favor de un pueblo que merece ser
libre, y ha menester la protección de sus hermanos.
La organización de Margarita es la obra del
benemérito general Arismendi, y a su cabeza se halla actualmente el general
Francisco Esteban Gómez.
El general Páez que ha salvado las reliquias
de la Nueva Granada ,
tiene bajo la protección de las armas de la República las provincias
de Barinas y Casanare. Ambas tienen sus gobernadores políticos y civiles y sus
organizaciones cual las circunstancias han permitido; pero el orden, la
subordinación y buena disciplina reinan allí por todas partes, y no parece que
la guerra agita aquellas bellas provincias. Ellas han reconocido y prestado
juramento a la autoridad suprema, y sus rmagistrados merecen la confianza del
Gobierno.
Libertada Guayana por las armas venezolanas ha
sido mi primer cuidado incorporar esta Provincia como parte integrante, a la República de Venezuela,
y ordenar la erección de un cuerpo municipal. Ella ha sido dividida en tres
departamentos cuyos límites se han fijado según la naturaleza del país, y su
organización civil y militar consta por los documentos que presento a la
consideración de V. E.
El general de división Manuel Sedeño está
nombrado gobernador y comandante general de la provincia de Guayana, y su
defensa le está igualmente encargada con diez escuadrones de caballería, dos
batallones de infantería y dos compañías de artillería, y de la guardia
nacional.
Desde la segunda época de la República ha sido
conocida la necesidad de fijar un centro de autoridad para las relaciones
exteriores, recibir cónsules y enviados extranjeros, entablar, concluir
negociaciones de comercio, comprar y contratar armas, municiones, vestuarios, y
toda especie de elementos de guerra. Pero sobre todo el objeto más importante
que reclama imperiosamente el nombramiento de un Consejo de Gobierno, es el de
llenar provisionalmente las funciones del Jefe Supremo en caso de
fallecimiento. La República
sufrirá un considerable trastorno, si el Consejo de Gobierno no quedase
establecido, antes de emprender yo la próxima campaña. Por tanto me congratulo
con V. E. de haber procurado este nuevo apoyo a la República.
Los soldados del ejército libertador eran
demasiado acreedores a las recompensas del Gobierno, para que hubiese podido
olvidarlos. Hombres que han arrostrado todos los peligros, que han abandonado
todos los bienes, y que han sufrido todos los males no debían quedar sin el
justo galardón que merecen su desprendimiento, su valor y su virtud. Yo pues, a
nombre de la República
he mandado distribuir todos los bienes nacionales entre los defensores de la
patria. La ley, que fija los términos y la especie de esta donación, es el
documento que con mayor satisfacción tengo él honor de ofrecer al consejo. El
premio del mérito es el acto más augusto del poder humano.
La ciudad de Angostura será provisoriamente la
residencia y capital del Gobierno de Venezuela. Permanecerán, pues, en ella
hasta que la capital de Caracas sea libertada, los Consejos de Gobierno y
Estado, la Alta Corte
de Justicia, y la comisión especial para la repartición de los bienes
nacionales entre los militares del ejército libertador.
La religión de Jesús, que el Congreso de
Venezuela decretó como la exclusiva y dominante del Estado, ha llamado poderosamente
mi atención pues la orfandad espiritual, a que desgraciadamente nos hallamos
reducidos, nos compele imperiosamente a convocar una junta eclesiástica, a que
estoy autorizado como jefe de un pueblo cristiano, que nada puede segregar
<le la comunidad de la
Iglesia romana. Esta convocatoria, que es el fruto de mis
consultas a eclesiásticos doctos y piadosos, llenará de consuelo el ánimo
afligido de los discípulos de Jesús, y de nuestros religiosos conciudadanos.
Señores del Consejo de Estado!
La instalación de un cuerpo tan respetable y
digno de confianza del pueblo es una época fausta para la nación. El Gobierno
que, en medio de tantas catástrofes y aislado entre tantos escollos, no contaba
antes con ningún apoyo, tendrá ahora por guía una congregación de ilustres
militares, magistrados, jueces, y administradores, y se hallará en lo futuro
protegido, no solo de una fuerza efectiva, sino sostenido de la primera de
todas las fuerzas, que es la opinión pública. La consideración popular, que
sabrá inspirar el Consejo de Estado, será el más firme escudo del Gobierno.
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