Discursos y proclamas
Discurso pronunciado por el Libertador ante el
Congreso de Angostura
15 de febrero de 1819, día de su instalación
Señor. ¡Dichoso el Ciudadano que bajo el
escudo de las armas de su mando ha convocado la Soberanía Nacional
para que ejerza su voluntad absoluta! Yo, pues, me cuento entre los seres más
favorecidos de la
Divina Providencia , ya que he tenido el honor de reunir a los
Representantes del Pueblo de Venezuela en este Augusto Congreso, fuente de la Autoridad legitima,
depósito de la voluntad soberana y árbitro del Destino de la Nación.
Discurso publicado en el "Correo del
Orinoco", números 19, 20, 21 y 82 del 20 de febrero al 13 de marzo de
1819. El Libertador, en carta de Tunja de 26 de marzo de 1820, escribía lo
siguiente al general Santander: "Mando a Vd. la gaceta número 22 para la
continuación de mi discurso; en ella es menester tomar el mayor interés en sus
enmendaduras, porque lo he hecho en el mayor desorden, pero lo que está borrado
debe no ponerse. Lo que está subrayado, como son las expresiones de
Montesquieu, que se ponga en letra bastardilla, y la divisa en letra
mayúsculas.
Al trasmitir a los Representantes del Pueblo
el Poder Supremo que se me había confiado, colmo los votos de mi corazón, los
de mis Conciudadanos y los de nuestras futuras generaciones, que todo lo
esperan de vuestra sabiduría, rectitud y prudencia. Cuando cumplo con este
dulce deber, me liberto de la inmensa autoridad que me agobiaba, como de la
responsabilidad ilimitada que pesaba sobre mis débiles fuerzas. Solamente una
necesidad forzosa, unida a la voluntad imperiosa del Pueblo, me habría sometido
al terrible y peligroso encargo de Dictador Jefe Supremo de la República. ;Pero ya
respiro devolviéndoos esta autoridad, que con tanto riesgo, dificultad y pena
he logrado mantener en medio de las tribulaciones más horrorosas que pueden
afligir a un cuerpo social!
No ha sido la época de la República , que he
presidido, una mera tempestad política, ni una guerra sangrienta, ni una
anarquía popular, ha sido, si, el desarrollo de todos los elementos
desorganizadores: ha sido la inundación dé un torrente infernal que ha
sumergido la tierra de Venezuela. Un hombre ¡y un hombre como yo! ¿qué diques
podría oponer al ímpetu de estas devastaciones? En medio de este piélago de
angustias no he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que me
arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer ni bien ni mal: fuerzas
irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos: atribuírmelos no
seria justo, y seria darme una importancia que no merezco. ¿Queréis conocer los
autores de los acontecimientos pasados y del orden actual? Consultad los anales
de España, de América, de Venezuela: examinad las leyes de Indias, el régimen
de los antiguos mandatarios, la influencia de la religión y del dominio
extranjero: observad los primeros actos del Gobierno Republicano, la ferocidad
de nuestros enemigos y el carácter nacional. No me preguntéis sobre los efectos
de estos trastornos para siempre lamentables; apenas se me puede suponer simple
instrumento de los grandes móviles que han obrado sobre Venezuela; sin embargo
mi vida, mi conducta, todas mis acciones públicas y privadas están sujetas a la
censura del pueblo. Representantes. vosotros debéis juzgarlas. Yo someto la historia
de mi mando a vuestra imparcial decisión; nada añadiré para excusarla; ya he
dicho cuanto puede hacer mi apología. Si merezco vuestra aprobación, habré
alcanzado el sublime título de buen ciudadano, preferible para mi al de
Libertador que me dio Venezuela, al de Pacificador que me dio Cundinamarca, y a
los que el mundo entero puede dar.
Legisladores! Yo deposito en vuestras manos el
mando supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a
la felicidad de la República :
en vuestras manos está la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestra
gloria: ellas sellarán los decretos que fijen nuestra Libertad. En este momento
el Jefe Supremo de la
República no es más que un simple ciudadano; y tal quiere
quedar hasta la muerte. Serviré sin embargo en la carrera de las armas mientras
haya enemigos en Venezuela. Multitud de beneméritos hijos tiene la Patria capaces de
dirigirla, talentos, virtudes, experiencia y cuanto se requiere para mandar a
hombres libres, son el patrimonio de muchos de los que aquí representan el
Pueblo; y fuera de este Soberano Cuerpo se encuentran ciudadanos que en todas
épocas han mostrado valor para arrostrar los peligros, prudencia para
evitarlos, y el arte en fin de gobernarse y de gobernar a otros. Estos ilustres
Varones merecerán sin duda los sufragios del Congreso y a ellos se encargará
del Gobierno, que tan cordial y sinceramente acabo de renunciar para siempre.
La continuación de la autoridad en un mismo
individuo frecuentemente ha sido el término de los Gobiernos Democráticos. Las
repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es
tan peligroso corno dejar permanecer largo tiempo en un mismo Ciudadano el
Poder. El Pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a mandarlo; de
donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la Libertad Republicana ,
y nuestros Ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo Magistrado,
que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.
Ya pues, que por este acto de mi adhesión a la
libertad de Venezuela puedo aspirar a la gloria de ser contado entre sus más
fieles amantes; permitidme, Señor, que exponga con la franqueza de un verdadero
Republicano mi respetuoso dictamen en este Proyecto de Constitución que me tomo
la libertad de ofreceros en testimonio de la sinceridad y del candor de mis
sentimientos. Como se trata de la salud de todos, me atrevo a creer que tengo
derecho para ser oído por los Representantes del Pueblo. Yo sé muy bien que
vuestra sabiduría no ha menester de consejos, y sé también que mi Proyecto
acaso, os parecerá erróneo, impracticable. Pero, Señor, aceptad con benignidad
este trabajó, que más bien es el tributo de mi sincera sumisión al Congreso que
el efecto de una levedad presuntuosa. Por otra parte, siendo vuestras funciones
la creación de un cuerpo político y aun se podría decir la creación de una
sociedad entera, rodeada de todos los inconvenientes que presenta una,
situación la más singular y difícil, quizás el grito de un Ciudadano puede
advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido.
Echando una ojeada sobre lo pasado, veremos
cuál es la base de la
República de Venezuela.
Al desprenderse la América de la Monarquía Española ,
se ha encontrado semejante al Imperio Romano, cuando aquella enorme masa cayó
dispersa en medio del antiguo inundo. Cada desmembración formó entonces una
Nación Independiente conforme a su situación o a sus intereses; pero con la
diferencia de que aquellos Miembros volvían a restablecer sus primeras
asociaciones. Nosotros ni aún conservamos los vestigios de lo que fué en otro
tiempo: no somos Europeos, no somos Indios, sino una especie media entre los
Aborígenes y los Españoles. Americanos por nacimiento y Europeos por derechos,
nos hallamos en el conflicto de disputar a los naturales los títulos de
posesión y de mantenernos en el país que nos vió nacer, contra la oposición de
los invasores; así nuestro caso es el más extraordinario y complicado.
Todavía hay más; nuestra suerte ha sido
siempre puramente pasiva, nuestra existencia política ha sido siempre nula y
nos hallamos en tanta más dificultad para alcanzar la Libertad , cuanto que
estábamos colocados en un grado inferior al de la servidumbre; porque no
solamente se nos había robado la
Libertad , sino también la tiranía activa y doméstica.
Permítaseme explicar esta paradoja. En el régimen absoluto, el Poder autorizado
no admite limites. La voluntad del Déspota, es la Ley Suprema ejecutada
arbitrariamente por los Subalternos que participan de la opresión organizada en
razón de la autoridad de que gozan. Ellos están encargados de las funciones
civiles, políticas, militares, y religiosas: pero al fin son Persas los
Sátrapas de Persia, son Turcos los Bajaes del gran Señor, son Tártaros los
Sultanes de la Tartaria.
La China no envía a buscar Mandarines a la cuna de Gengiskan
que la conquistó. Por el contrario la América , todo lo recibía de España que realmente
la había privado del goce y ejercicio de la tiranía activa; no permitiéndonos
sus funciones en nuestros asuntos domésticos y administración interior. Esta
abnegación nos había puesto en la imposibilidad de conocer el curso de los
negocios públicos: tampoco gozábamos de la consideración personal que inspira
el brillo del poder a los ojos de la multitud, y que es de tanta importancia en
las grandes Revoluciones. Lo diré de una vez, estábamos abstraídos, ausentes
del universo en cuanto era relativo a la ciencia del Gobierno.
Uncido el Pueblo Americano al triple yugo de
la ignorancia, de la tiranía, y del vicio, no hemos podido adquirir, ni saber,
ni poder, ni virtud. Discípulos de tan perniciosos maestros, las lecciones que
hemos recibido, y los ejemplos que hemos estudiado, son los más destructores.
Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza; y por el vicio se nos
ha degradado más bien que por la superstición. La esclavitud es la hija de las
tinieblas; un Pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia
destrucción: la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la
inexperiencia, de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o
civil: adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia
por la Libertad ,
la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia. Semejante a un
robusto ciego que instigado por el sentimiento de sus fuerzas, marcha con la
seguridad del hombre más perspicaz, y dando en todos los escollos no puede
rectificar sus presos. Un pueblo pervertido si alcanza su libertad, muy pronto
vuelve a perderla; porque en vano se esforzarán en mostrarle que la felicidad
consiste en la práctica de la virtud: que el imperio de las Leyes es más
poderoso que el de los tiranos, porque son más inflexibles, y todo debe
someterse a su benéfico rigor: que las buenas costumbres, y no la fuerza, son las
columnas de las leyes: que el ejercicio .de la Justicia es el ejercicio
de la Libertad. Así ,
Legisladores, vuestra empresa es tanto más ímproba cuanto que tenéis que
constituir a hombres pervertidos por las ilusiones del error, y por incentivos
nocivos. La Libertad ,
dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de difícil digestión. Nuestros
débiles conciudadanos tendrán que enrobustecer su espíritu mucho antes que
logren digerir el saludable nutritivo de la Libertad. Entumidos
sus miembros por las cadenas, debilitada su vista en las sombras de las
Mazmorras, y aniquilados por las pestilencias Serviles, ¿serán capaces de
marchar con pasos firmes hacia el augusto Templo de la Libertad ? ¿Serán capaces
de admirar de cerca sus espléndidos rayos y respirar sin opresión el éter puro
que allí reina?
Meditad bien vuestra elección Legisladores. No
olvidéis que váis a echar los fundamentos a un Pueblo naciente que podrá
elevarse a la grandeza que la naturaleza le ha señalado, si vosotros
proporcionáis su base al eminente rango que le espera. Si vuestra elección no
está presidida por el genio tutelar de Venezuela que debe inspiraros el acierto
al escoger la naturaleza y la forma de gobierno que váis a adoptar para la
felicidad del Pueblo; si no acertáis, repito, la Esclavitud será el
término de' nuestra transformación.
Los anales de los tiempos pasados os
presentarán millares de gobiernos. Traed a la imaginación las naciones que han brillado sobre la
tierra, y contemplaréis afligidos que casi toda la tierra ha sido, y aun es,
víctima de sus gobiernos. Observaréis muchos sistemas de manejar hombres, mas
todos para oprimirlos; y si la costumbre de mirar al género humano conducido
por pastores de pueblos, no disminuyese el horror de tan chocante espectáculo,
nos pasmaríamos al ver nuestra dócil especie pacer sobre la superficie del
globo como viles Rebaños destinados a alimentar a sus crueles conductores. La
naturaleza a la verdad nos dota al nacer, del incentivo de la Libertad ; mas sea pereza,
sea propensión inherente a la humanidad, lo cierto es que ella reposa tranquila
aunque ligada con las trabas que le imponen. Al contemplarla en este estado de
prostitución, parece que tenemos razón para persuadirnos que, los más de los
hombres tienen por verdadera aquella humillante máxima, que más cuesta mantener
el equilibrio de la Libertad
que soportar el peso de la tiranía. ¡Ojalá que esta máxima contraria a la moral
de la naturaleza, fuese falsa! ¡Ojalá que esta anhelo máxima no estuviese
sancionada por la indolencia de los hombres con respecto a sus derechos más
sagrados!
Muchas naciones antiguas y modernas han
sacudido la opresión; pero, son rarísimas las que han sabido gozar de algunos
preciosos momentos de Libertad; muy luego han recaído en sus antiguos vicios
políticos: porque son los Pueblos más bien que los Gobiernos los que arrastran
tras si la tiranía. El hábito de la dominación, los hace insensibles a los
encantos del honor y de la prosperidad nacional; y miran con indolencia la
gloria de vivir en el movimiento de la Libertad , bajo la tutela de Leyes dictadas por su
propia voluntad. Los fastos del universo proclaman esta espantosa verdad.
Sólo la Democracia , en mi concepto, es susceptible de una
absoluta
Libertad; pero, ¿cuál es el Gobierno
Democrático que ha reunido a un tiempo, poder, prosperidad, y permanencia? ¿Y
no se ha visto por el contrario la Aristocracia , la Monarquía cimentar
grandes y poderosos
Imperios por siglos y siglos? ¿Qué Gobierno
más antiguo que el de China? ¿Qué República ha excedido en duración a la de
Esparta, a la de Venecia? ¿El imperio Romano no conquistó la tierra? ¿No tiene
la
Francia catorce siglos de Monarquía? ¿Quién es
más grande que la
Inglaterra ? Estas Naciones, sin embargo, han sido o son
Aristocracias y Monarquías.
A pesar de tan crueles reflexiones, yo me
siento arrebatado de gozo por los grandes pasos que ha dado nuestra República
al entrar en su noble carrera. Amando lo más útil, animada de lo más justo, y
aspirando a lo más perfecto al separarse Venezuela de la Nación Española ,
ha recobrado su Independencia, su Libertad, su Igualdad, su Soberanía Nacional.
Constituyéndose en una República Democrática, proscribió la Monarquía , las
distinciones, la nobleza, los fueros, los privilegios: declaró los derechos del
hombre, la Libertad
de obrar, de pensar, de hablar y de escribir. Estos actos eminentemente
liberales jamás serán demasiado admirados por la pureza que los ha dictado. El
primer Congreso de Venezuela ha estampado en los anales de nuestra Legislación
con caracteres indelebles, la majestad del Pueblo dignamente expresada, al
sellar el acto social más capaz de formar la dicha de una Nación. Necesito de
recoger todas mis fuerzas para sentir con toda la vehemencia de que soy
susceptible, el supremo bien que encierra en sí este Código inmortal de
nuestros derechos y de nuestras Leyes. ¡Pero cómo osaré decirlo! ¿me atreveré
yo a profanar con mi censura las tablas sagradas de nuestras leyes...? Hay
sentimientos que no se pueden contener en el pecho de un amante de la Patria ; ellos rebosan agitados
por su propia violencia, y a pesar del mismo que los abriga, una fuerza
imperiosa los comunica. Estoy penetrado de la idea de que el Gobierno de
Venezuela debe reformarse; y que aunque muchos ilustres Ciudadanos piensan como
yo, no todos tienen el arrojo necesario para profesar públicamente la adopción
de nuevos principios. Esta consideración me insta a tomar la iniciativa en un
asunto de la mayor gravedad, y en que hay sobrada audacia en dar avisos a los
Consejeros del Pueblo.
Cuanto más admiro la excelencia de la Constitución Federal
de Venezuela, tanto más me persuado de la imposibilidad de su aplicación a.
nuestro estado. Y según mi modo de ver es un prodigio que su modelo en el Norte
de América subsista tan prósperamente y no se trastorne al aspecto del primer
embarazo o peligro. A pesar de que aquel Pueblo es un modelo singular de
virtudes políticas y de ilustración moral; no obstante que la Libertad ha sido su cuna,
se ha criado en la Libertad ,
y se alimenta de pura Libertad: lo diré todo, aunque bajo de muchos respectos,
este Pueblo es único en la historia del género humano, es un prodigio, repito,
que un sistema tan débil y complicado como el Federal haya podido regirlo en
circunstancias tan difíciles y delicadas come las pasadas. Pero sea lo que fuere,
de este Gobierno con respecto a la Nación Americana , debo decir, que ni remotamente
ha entrado en mi idea asimilar la situación y naturaleza de los Estados tan
distintos como el Inglés Americano y el Americano Español. ¿No sería muy
difícil aplicar a España el Código de Libertad política, civil y religiosa de
Inglaterra? Pues aun es más difícil adaptar en Venezuela las Leyes del Norte de
América. ¿No dice el Espíritu de las Leyes que éstas deben ser propias para el
Pueblo que se hacen? ¿qué es una gran casualidad que las de una Nación puedan
convenir a otra? ¿que las Leyes deben ser relativas a lo físico del país, al
clima, a la calidad del terreno, a su situación, a su extensión, al género de
vida de los Pueblos? ¿referirse al grado de Libertad que la Constitución puede
sufrir, a la Religión
de los habitantes, a sus inclinaciones, a sus riquezas, a su número, a su
comercio, a sus costumbres, a sus modales? ¡He aquí el Código que debíamos
consultar, y no el de Washmgton!!!
Aunque las facultades del Presidente de los
Estados Unidos están limitadas con restricciones excesivas, ejerce por si solo
todas las funciones gubernativas que la Constitución le atribuye, y es indubitable que su
Administración debe ser más uniforme, constante y verdaderamente propia, que la
de un Poder diseminado entre varios individuos cuyo compuesto no puede ser
menos que monstruoso.
El poder Judiciario en Venezuela es semejante
al Americano, indefinido en duración, temporal y no vitalicio; goza de toda la Independencia que le
corresponde.
El primer Congreso en su Constitución Federal
más consultó el espíritu de las Provincias, que la idea sólida de formar una
República indivisible y central. Aquí cedieron nuestros Legisladores al empeño
inconsiderado de aquellos Provinciales seducidos por el deslumbrante brillo de
la felicidad del Pueblo Americano. pensando que, las bendiciones de que goza
son debidas exclusivamente a la forma de Gobierno y no al carácter y costumbres
de los Ciudadanos. Y en efecto, el ejemplo de los Estados Unidos por su
peregrina prosperidad era demasiado lisonjero para que no fuese seguido. ¿Quién
puede resistir al atractivo victorioso del goce pleno y absoluto de la Soberanía , de la Independencia , de la Libertad ? ¿Quién puede
resistir al amor qué inspira un Gobierno inteligente que liga a un mismo
tiempo, los derechos particulares, a los derechos generales: que forma de la
voluntad común la Ley
Suprema de la voluntad individual? ¿Quién puede resistir al
imperio de un Gobierno bienhechor que con una mano hábil, activa, y poderosa
dirige siempre, y en todas partes, todos sus resortes hacia la perfección
social, que es el fin único de las instituciones humanas?
Mas por halagüeño que parezca, y sea en efecto
este magnífico sistema Federativo, no era dado a los Venezolanos gozarlo
repentinamente al salir de las cadenas. No estábamos preparados para tanto
bien; el bien, como el mal, dá la muerte cuando es súbito y excesivo. Nuestra
Constitución Moral no tenía todavía la consistencia necesaria para recibir el
beneficio de un Gobierno completamente Representativo. y tan sublime cuanto que
podía ser adaptado a una República de Santos. Representantes del Pueblo!!
Vosotros estáis llamados para consagrar, o suprimir cuanto os parezca digno de
ser conservado, reformado, o desechado en nuestro pacto social. A vosotros
pertenece el corregir la obra de nuestros primeros Legisladores; yo querría
decir, que a vosotros toca cubrir una parte de la belleza que contiene nuestro
Código político; porque no todos los corazones están formados para amar a todas
las beldades; ni todos los ojos, son capaces de soportar la luz celestial de la
perfección. El libro de los Apóstoles, la moral de Jesús, la obra Divina que
nos ha enviado la
Providencia para mejorar a los hombres, tan sublime, tan
Santa, es un diluvio de fuego (*) en Constantinopla, y el Asia entera ardería
en vivas llamas, si este libro de paz se le impusiese repentinamente por Código
de Religión, de Leyes y de costumbres.
Séame permitido llamar la atención del
Congreso sobre una materia que puede ser de una importancia vital. Tengamos
presente que nuestro Pueblo no es el Europeo, ni el Americano del Norte, que
más bien es un compuesto de Africa y de América, que una emanación de la Europa ; pues que hasta la;
España misma, deja de ser Europea por su sangre africana, por su Instituciones,
y por su carácter. Es imposible asignar con propiedad, a qué familia humana
pertenecemos. La mayor parte del indígena se ha aniquilado. el Europeo se ha
mezclado con el Americano y con el Africano, y éste se ha mezclado con el Indio
y con el Europeo. Nacidos todos del seno de una misma Madre, nuestros Padres
diferentes en origen y en sangre, son extranjeros, y todos difieren
visiblemente en la epidermis; esta desemejanza trae un reato de la mayor
trascendencia.
Los Ciudadanos de Venezuela gozan todos por la Constitución ,
intérprete de la Naturaleza ,
de una perfecta igualdad política. Cuando esta igualdad no hubiese sido un
dogma en Atenas, en Francia, y en América, deberíamos nosotros consagrarlo para
corregir la diferencia que aparentemente existe. Mi opinión es, Legisladores,
que el principio fundamental de nuestro sistema, depende inmediata y
exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en Venezuela. Que los
hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad, está
sancionado por la pluralidad de los sabios; corno también lo está, que no todos
los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los rangos; pues
todos deben practicar la virtud y no todos la practican; todos deben ser
valerosos, y todos no lo son, todos deben poseer talentos, y todos no los
poseen. De aquí viene la distinción efectiva que se observa entre los
individuos de la sociedad más liberalmente establecida. Si el principio de la
igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la
desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales, en
genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las Leyes corrigen esta diferencia
porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria,
las artes, los servicios, las virtudes, le fíen una igualdad ficticia,
propiamente llamada política y social. Es una inspiración eminentemente
benéfica, la reunión de todas las clases en un estado, en que la diversidad se
multiplicaba en razón de la propagación de la especie. Por este solo paso se ha
arrancado de raíz la cruel discordia. ¡Cuántos celos, rivalidades, y odios se
han evitado!
Habiendo ya cumplido con la Justicia , con la
humanidad, cumplamos ahora con la política, con la sociedad, allanando las
dificultades que opone un sistema tan sencillo y natural, más tan débil que el
menor tropiezo lo trastorna, lo arruina. La diversidad de origen requiere un
pulso infinitamente firme, un tacto infinitamente delicado para manejar esta
sociedad heterogénea cuyo complicado artificio se disloca, se divide, se
disuelve con la más ligera alteración.
El sistema de Gobierno más perfecto, es aquel
que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social, y
mayor suma de estabilidad política. Por las Leyes que dictó el primer Congreso
tenemos derecho de esperar que la dicha sea el dote de Venezuela; y por las
vuestras, debemos lisonjearnos que la seguridad y la estabilidad eternizarán
esta dicha. A vosotros toca resolver el problema. ¿Cómo, después de haber roto
todas las trabas de nuestra antigua opresión podemos hacer la obra maravillosa
de evitar que los restos de nuestros duros hierros no se cambien en armas
liberticidas? Las reliquias de la dominación Española permanecerán largo tiempo
antes que lleguemos a anonadarlas: el contagio del Despotismo ha impregnado
nuestra atmósfera, y ni el fuego de la guerra, ni el especifico de nuestras
saludables Leyes han purificado el aire que respiramos. Nuestras manos ya están
libres, y todavía nuestros corazones padecen de las dolencias de la
servidumbre. El hombre, al perder la libertad, decía Homero, pierde la mitad de
su espíritu.
Un Gobierno Republicano ha sido, es, y debo
ser el de Venezuela; sus bases deben ser la Soberanía del Pueblo: la
división de los Poderes, la
Libertad civil, la proscripción de la Esclavitud , la
abolición de la monarquía, y de los privilegios. Necesitamos de la igualdad
para refundir, digámoslo así, en un todo, la especie de los hombres, las
opiniones políticas, y las costumbres públicas. Luego extendiendo la vista
sobre el vasto campo que nos falta por recorrer, fijemos la atención sobre los
peligros que debemos evitar. Que la historia nos sirva de gula en esta carrera.
Atenas la primera nos dá el ejemplo más brillante de una Democracia absoluta, y
al instante, la misma Atenas, nos ofrece el ejemplo más melancólico de la extrema
debilidad de esta especie de Gobierno. El más sabio Legislador de Grecia no vió
conservar su República diez años, y sufrió la humillación de reconocer la
insuficiencia de la
Democracia absoluta, para regir ninguna especie de sociedad,
ni aun la más culta, morigera y limitada, porque sólo brilla con relámpagos de
Libertad. Reconozcamos, pues, que Solón ha desengañado al Mundo; y le ha
enseñado, cuán difícil es dirigir por simples Leyes a los hombres.
Y pasando de los tiempos antiguos a los
modernos encontraremos la
Inglaterra y la
Francia , llamando la atención de todas las Naciones, v
dándoles lecciones elocuentes de todas especies en materias de Gobierno. La Revolución de estos dos
grandes pueblos como un radiante meteoro, ha inundado al mundo con tal
profusión de luces políticas, que ya todos los seres que-piensan han aprendido
cuáles son los derechos del hombre y cuáles sus deberes; en qué consiste la
excelencia de los Gobiernos y en qué consisten sus vicios. Todos saben apreciar
el valor intrínseco de las teorías especulativas de los Filósofos y
Legisladores modernos. En fin, este astro, en su luminosa carrera, aun ha
encendido los pechos de los apáticos Españoles, que también se han lanzado en
el torbellino político; han hecho sus efímeras pruebas de Libertad, han
reconocido su incapacidad para vivir bajo el dulce dominio de las Leyes y han
vuelto a sepultarse en sus prisiones y hogueras inmemoriales.
Aquí es el lugar de repetiros, Legisladores,
lo que os dice el elocuente Volney en la Dedicatoria de sus ruinas de Palmíra: "A los
Pueblos nacientes de las Indias Castellanas, a los Jefes generosos que los
guían a la Libertad :
que los errores e infortunios del mundo antiguo enseñen la sabiduría y la
felicidad al mundo nuevo". Que no se pierdan. pues, las lecciones de la
experiencia; y que las secuelas de Grecia, de Roma, de Francia, de Inglaterra y
de América nos instruyan en la difícil ciencia de crear y conservar las
Naciones con Leyes propias, justas, legítimas, y sobre todo útiles. No
olvidando jamás que la excelencia de un Gobierno no consiste en su teórica, en
su forma, ni en su mecanismo, sino en ser apropiado a la naturaleza y al
carácter de la Nación
para quien se instituye.
Roma y la Gran Bretaña son las
Naciones que más han sobresalido entre las antiguas y modernas; ambas nacieron
para mandar y ser libres; pero ambas se constituyeron no con brillantes formas
de Libertad, sino con establecimientos sólidos. Así, pues, os recomiendo.
Representantes, el estudio de la Constitución Británica
que es la que parece destinada a operar el mayor bien posible a los Pueblos que
la adoptan; pero por perfecta que sea, estoy muy lejos de proponeros su
imitación servil. Cuando habló del Gobierno Británico sólo me refiero a lo que
tiene de Republicanismo, y a la verdad ¿puede llamarse pura Monarquía un
sistema en el cual se reconoce la soberanía popular, la división y el
equilibrio de los Poderes, la
Libertad civil, de Conciencia, de Imprenta, y cuanto es
sublime en la política? ¿Puede haber más Libertad en ninguna especie de
República? ¿y puede pretenderse a más en el orden social? Yo os recomiendo esta
Constitución popular, la división y el equilibrio de los Poderes, la Libertad civil, de como
la más digna de servir de modelo a cuantos aspiran al goce de los derechos del
hombre y a toda la felicidad política que es compatible con nuestra frágil
naturaleza.
En nada alteraríamos nuestras Leyes
fundamentales, si adoptásemos un Poder Legislativo semejante al Parlamento
Británico Hemos dividido como los Americanos la Representación Nacional
en dos Cámaras: la de Representantes, y el Senado. La primera está corre puesta
muy sabiamente, goza de todas las atribuciones que le corresponden, y no es
susceptible de una reforma esencial, porque la Constitución le ha
dado el origen, la forma y las facultades que requiere la voluntad del Pueblo
para ser legítima y competentemente representada.
Si el Senado en lugar de ser electivo fuese
hereditario, seria en mi concepto la base, el lazo, el alma de nuestra
República. Este Cuerpo en las tempestades políticas pararía los rayos del
Gobierno, y rechazaría las olas populares. Adicto al Gobierno por el justo
interés de su propia. conservación, se opondría siempre a las invasiones que el
pueblo intenta contra la jurisdicción y la autoridad de sus Magistrados.
Debemos confesarlo: los más de los hombres desconocen sus verdaderos intereses,
y constantemente procuran asaltarlos en las manos de sus Depositarios: el
individuo pugna contra la masa, y la masa contra la autoridad. Por tanto, es
preciso que en todos los Gobiernos exista un cuerpo neutro que se ponga siempre
de parte del ofendido, y desarme al ofensor. Este cuerpo neutro para que pueda
ser tal, no ha de deber su origen a la elección del Gobierno, ni a la del
Pueblo; de modo que goce de una plenitud de independencia que ni tema, ni
espere nada de estas dos fuentes de autoridad. El Senado hereditario como parte
del Pueblo, participa de sus intereses, de sus sentimientos, y de su espíritu.
Por esta causa no se debe presumir que un Senado hereditario se desprenda de
los intereses populares, ni olvide sus deberes Legislativos. Los Senadores en
Roma, y los Lores en Londres han sido las columnas más firmes sobre que se ha
fundado el edificio de la
Libertad política y civil.
Estos Senadores serán elegidos la primera vez
por el Congreso. Los sucesores al Senado llaman la primera atención del
Gobierno, que debería educarlos en un Colegio especialmente destinado para
instruir aquellos tutores, Legisladores futuros de la Patria. Aprenderían
las artes, las ciencias y las letras que adornan el espíritu de un hombre
público: desde su infancia ellos sabrían a qué carrera la Providencia los
destinaba, y desde muy tiernos elevarían su alma a la dignidad que los espera.
De ningún modo seria una violación de la
igualdad política la creación de un Senado hereditario; no es una nobleza la
que pretendo establecer porque como ha dicho un célebre Republicano, seria
destruir a la vez la Igualdad
y la Libertad. Es
un oficio para el cual se deber. preparar los candidatos, y es un oficio que
exige mucho saber, y los medios proporcionados para adquirir su instrucción.
Todo no se debe dejar al acaso y a la ventura en las elecciones: el Pueblo se
engaña más fácilmente, que la naturaleza perfeccionada por el arte; y aunque es
verdad que estos Senadores no saldrían del seno de las virtudes, también es
verdad que saldrían del seno de una educación ilustrada. Por otra parte los
Libertadores de Venezuela son acreedores a ocupar siempre un alto rango en la República que les debe
su existencia. Creo que la posteridad verla con sentimiento, anonadados los
nombres ilustres de sus primeros bienhechores: digo más, es del interés
público, es de la gratitud -de Venezuela, es del honor Nacional, conservar con
gloria hasta la última posteridad, una raza de hombres virtuosos, prudentes y
esforzados que superando todos los obstáculos; han fundado la República a costa de los
más heroicos sacrificios. Y si el pueblo de Venezuela no aplaude la elevación
de sus bienhechores, es indino de ser Libre, y no lo será ;amas.
Un Senado hereditario, repito, será la-base
fundamental del Poder Legislativo, y por consiguiente será la base de todo
Gobierno. Igualmente servirá de contrapeso para el Gobierno y para el Pueblo:
será una potestad intermedia que embote los tiros que recíprocamente se lanzan
estos eternos rivales. En todas las luchas la calma de un tercero viene a ser
el órgano de la reconciliación, así él Senado de Venezuela será la traba de
este Edificio delicado y harto susceptible de impresiones violentas: será el
Iris que calmará las tempestades y mantendrá la armonía entre los miembros y la
cabeza de este cuerpo político.
Ningún estímulo podrá adulterar un Cuerpo
Legislativo investido de los primeros honores, dependiente de si mismo sin
temer nada del Pueblo, ni esperar nada del Gobierno: que no tiene otro objeto
Que el de reprimir todo principio de mal, y propagar todo principio de bien: y
que está altamente interesado en la existencia de una sociedad en la cual
participa de sus efectos funestos o favorables. Se ha dicho con demasiada razón
que la Cámara
alta de Inglaterra, es preciosa para la Nación porque ofrece un Baluarte a la Libertad ; y yo añado que
el Senado de Venezuela, no sólo sería un Baluarte de la Libertad , sino un apoyo
para eternizar la
República.
El Poder Ejecutivo Británico está revestido de
toda la autoridad Soberana que le pertenece; pero también está circunvalado de
una triple línea de diques. barreras, y estacadas. Es Jefe del Gobierno, pero
sus Ministros y subalternos dependen más de las Leyes que de su autoridad,
porque son personalmente responsables, y ni aun las mismas órdenes de la
autoridad Real los eximen de esta responsabilidad. Es Generalísimo del Ejército
y de la Marina ;
hace la paz, y declara la guerra; pero el Parlamento es el que decreta
anualmente las sumas con que deben pagarse estas fuerzas militares. Si los
Tribunales
Jueces dependen de él, las Leyes emanan del
Parlamento que las lía consagrado. Con el objeto de neutralizar su poder, es
inviolable, y sagrada la
Persona del Rey: y al mismo tiempo que le dejan libre la
cabeza le ligan las manos con que debe obrar. El Soberano de la Inglaterra tiene tres
formidables rivales, su Gabinete que debe responder al Pueblo y al Parlamento:
el Senado que defiende los intereses del Pueblo como Representante de la Nobleza de que se compone:
y la Cámara de
los Comunes que sirve de órgano y de Tribuna al Pueblo Británico. Además como
los Jueces son responsables del cumplimiento de las Leyes, no se separan de
ellas, y los Administradores del Erario, siendo perseguidos no solamente por
sus propias infracciones sino aun por las que hace el mismo Gobierno, se
guardan bien de malversar los fondos públicos. Por más que se examine la
naturaleza del Poder Ejecutivo en Inglaterra, no se puede hallar nada que no
incline a juzgar que es el más perfecto modelo, sea para un Reino, sea para una
Aristocracia, sea para una Democracia. Aplíquese a Venezuela este Poder
Ejecutivo en la persona de un Presidente, nombrado por el Pueblo o por sus
Representantes, y habremos dado un gran paso hacia la felicidad Nacional.
Cualquiera que sea el Ciudadano que llene
estas funciones, se encontrará auxiliado por la Constitución :
autorizado para hacer bien, no podrá hacer mal, porque siempre que se someta a
las Leyes, sus Ministros cooperarán con él: si por el contrario pretende
infringirlas, sus propios Ministros lo dejarán aislado en medio de la República , y aun lo
acusarán delante del Senado. Siendo los Ministros los responsables de las
transgresiones que se cometan, ellos son los que gobiernan, porque ellos son
los que las pagan. No es la menor ventaja de este sistema la obligación en que
pone a los funcionarios inmediatos al Poder Ejecutivo de tomar la parte más
interesada y activa en las deliberaciones del Gobierno, y a mirar como propio
este Departamento. Puede suceder que no sea el Presidente un hombre de grandes
talentos, ni de grandes virtudes, y no obstante la carencia de estas cualidades
esenciales, el Presidente desempeñará sus deberes de un modo satisfactorio;
pues en tales casos el Ministerio haciendo todo por si mismo, lleva la carga
del Estado.
Por exorbitante que parezca la Autoridad del Poder
Ejecutivo de Inglaterra, quizás no es excesiva en la República de Venezuela.
Aquí el Congreso ha ligado las manos y hasta la cabeza, a los Magistrados. Este
cuerpo deliberante ha asumido una parte de las funciones Ejecutivas contra la
máxima de Montesquieu que dice, que un Cuerpo Representante no debe tomar
ninguna resolución activa: debe hacer Leyes, y ver si se ejecutan las que hace.
Nada es tan contrario a la armonía entre los Poderes, como su mezcla. Nada es
tan peligroso con respecto al Pueblo, como la debilidad del Ejecutivo y si en
un Reino se ha juzgado necesario concederle tantas facultades, en una
República, son éstas infinitamente más-indispensables.
Fijemos nuestra atención sobre esta
diferencia, y hallaremos que el equilibrio de los poderes debe distribuirse de
dos modos. En las Repúblicas el Ejecutivo debe ser el más fuerte, porque todo
conspira contra él; en tanto que en las Monarquías el más fuerte debe ser él Legislativo,
porque todo conspira en favor del Monarca. La veneración que profesan los
pueblos a la
Magistratura Real es un prestigio, que influye poderosamente
a aumentar el respeto supersticioso que te tributa a esta autoridad. El
esplendor del Trono, de la
Corona , de la
Púrpura ; el apoyo formidable que le prestó la Nobleza ; las inmensas
riquezas que generaciones enteras acumulan en una misma Dinastía; la protección
fraternal que recíprocamente reciben todos los Reyes, son ventajas muy
considerables que militan en favor de la Autoridad Real , y
la hacen; casi ilimitada. Estas mismas ventajas son, por consiguiente, las que
deben confirmar la necesidad de atribuir a un Magistrado Republicano, una suma
mayor de autoridad que la que posee un Príncipe Constitucional.
Un Magistrado Republicano, es un individuo
aislado en medio de una sociedad; encargado de contener el ímpetu del Pueblo
hacia la licencia, la propensión de los Jueces y Administradores hacia el abuso
de las Leyes. Está sujeto inmediatamente al Cuerpo. Legislativo, al Senado, al
Pueblo: es un hombre solo resistiendo el ataque combinado de las opiniones, de
los intereses, y de las pasiones del Estado social, que como dice Carnot, no
hace más que luchar continuamente entre el deseo de dominar, y el deseo de
substraerse a la dominación. Es en fin un atleta lanzado contra otra multitud
de atletas.
Sólo puede servir de correctivo a esta
debilidad, .el vigor bien cimentado y más bien proporcionado a la resistencia
que necesariamente le oponen al Poder Ejecutivo, el Legislativo, el Judiciario,
y el Pueblo de una República. Si no se ponen al alcance del Ejecutivo todos los
medios que una justa atribución le señala, cae inevitablemente en la nulidad o
en su propio abuso; quiero decir, en la muerte del Gobierno, cuyos herederos
son la anarquía, la usurpación, y la tiranía. Se quiere contener la Autoridad Ejecutiva
con restricciones y trabas; nada es más justo; pero que se advierta que los
lazos que se pretenden conservar se fortifican sí, mas no se estrechan.
Que se fortifique, pues, todo el sistema del
Gobierno, y que el equilibrio se establezca de modo que no se pierda, y de modo
que no sea su propia delicadeza, una causa de decadencia. Por lo mismo que
ninguna forma de Gobierno es tan débil como la Democrática , su
estructura debe ser de la mayor solidez; y sus instituciones consultarse para
la estabilidad. Si no es así, contemos con que se establece un ensayo de
Gobierno, y no un sistema permanente: contemos con una Sociedad díscola,
tumultuaria y anárquica y no con un establecimiento social, donde tengan su
imperio la felicidad, la paz y la justicia.
No seamos presuntuosos, Legisladores; seamos
moderados, en nuestras pretensiones. No es probable conseguir lo que no ha
logrado el género humano: lo que no han alcanzado las más grandes y sabias
Naciones. La Libertad
indefinida, la Democracia
absoluta, son los escollos a donde han ido a estrellarse todas las esperanzas
Republicanas. Echad una mirada sobre las Repúblicas antiguas, sobre las
Repúblicas modernas, sobre las Repúblicas nacientes; casi todas han pretencielo
contra los inconsiderados y ciegos Legisladores, que han penfrustrado sus
justas aspiraciones. Son laudables ciertamente hombres que anhelan por
instituciones legítimas y por una perfección social; pero ¿quién ha ,dicho a
los hombres que ya poseen toda la sabiduría, que ya practican toda la virtud,
que exigen imperiosamente la liga del Poder con la justicia? ¡Angeles, no
hombres pueden únicamente existir libres, tranquilos, y dichosos, ejerciendo
todos la Potestad
Soberana !
Ya disfruta el Pueblo de Venezuela de los
derechos que legitima, y fácilmente puede gozar; moderemos ahora el ímpetu de
las pretensiones excesivas que quizás le suscitaría la forma de un Gobierno
incompetente para él. Abandonemos las formas Federales que no nos convienen;
abandonemos el triunvirato del Poder Ejecutivo; y concentrándolo en un
Presidente, confiémosle la autoridad suficiente para que logre mantenerse
luchando contra los inconvenientes anexos a nuestra reciente situación, al estado
de guerra que sufrimos, y a la especie de los enemigos externos y domésticos,
contra quienes tendremos largo tiempo que combatir. Que el Poder Legislativo se
desprenda de las atribuciones que corresponden al Ejecutivo; y adquiera no
obstante nueva consistencia, nueva influencia en el equilibrio de las
autoridades. Que los Tribunales sean reforzados por la estabilidad, y la
independencia de los Jueces; por el establecimiento de Jurados; de Códigos
civiles y criminales que no sean dictados por la antigüedad, ni por Reyes
conquistadores, sino por la voz de la naturaleza, por el grito de la Justicia , y por el genio
de la Sabiduría.
Mi deseo es que todas las partes del Gobierno
y Administración, adquieran el grado de vigor que únicamente puede mantener el
equilibrio, no sólo entre los miembros que componen el Gobierno, sino entre las
diferentes fracciones de que se compone nuestra Sociedad. Nada importaría que
los resortes de un sistema político se relajasen por su debilidad, si esta
relajación no arrastrase consigo la disolución del Cuerpo social, y la ruina de
los asociados. Los gritos del género humano en los campos de batalla, o en los
campos tumultuarios claman al cielo contra los inconsiderados y ciegos
Legisladores, que han pensado que se pueden hacer impunemente ensayos de
quiméricas instituciones. Todos los pueblos del mundo han pretendido la Libertad ; los unos por
las armas, los otros por las Leyes, pasando alternativamente de la anarquía al
despotismo o del despotismo a la anarquía: muy pocos son los que se han
contentado con pretensiones moderadas, constituyéndose de un modo conforme a
sus medios, a su espíritu, y a sus circunstancias.
No aspiremos a lo imposible, no sea que por
elevarnos sobre la región de la
Libertad , descendamos a la región de la tiranía. De la Libertad absoluta se
desciende siempre al Poder absoluto, y el medio entre estos dos términos es la Suprema Libertad
social. Teorías abstractas son las que producen la perniciosa idea de una
Libertad ilimitada. Hagamos que la fuerza pública se contenga en los limites
que la razón y el interés prescriben: que la voluntad nacional se contenga en
los limites que un justo Poder le señala: que una Legislación civil y criminal,
análoga a nuestra actual Constitución domine imperiosamente sobre el Poder
Judiciario, y entonces habrá un equilibrio, y no habrá el choque que embaraza
la marcha del Estado, y no habrá esa complicación que traba, en vez de ligar la
sociedad.
Para formar un Gobierno estable se requiere la
base de un espíritu nacional, que tenga por objeto una inclinación uniforme
hacia dos puntos capitales, moderar la voluntad general, -y limitar la
autoridad pública: los términos que fijan teóricamente estos dos puntos son de
una difícil asignación; pero se puede concebir que la regla que debe
dirigirlos, es la restricción, y la concentración reciproca a fin de que haya
la menos frotación posible entre la voluntad, y el Poder legitimo. Esta ciencia
se adquiere insensiblemente por la práctica y por el estudio. El progreso de
las luces es el que ensancha el progreso de la práctica, y la rectitud del
espíritu es la que ensancha el progreso de las luces.
El amor a la Patria , el amor a las Leyes, el amor a los
Magistrados, son las nobles pasiones que deben absorber exclusivamente el alma
de un Republicano. Los Venezolanos aman la Patria , pero no aman sus Leyes; porque éstas han
sido nocivas, y eran la fuente del mal: tampoco han podido amar a sus
Magistrados, porque eran inicuos, y los nuevos apenas son conocidos en la
carrera en que han entrado. Si no hay un respeto sagrado por la Patria , por las Leyes, y
por las autoridades, la
Sociedad es una confusión, un abismo: es un conflicto
singular de hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo.
Para sacar de este caos nuestra naciente
República, todas nuestras facultades morales no serán bastantes, si no fundimos
la masa del pueblo en un todo: la composición del Gobierno en un todo: la Legislación en un
todo: y el espíritu nacional en un todo. Unidad, Unidad, Unidad, debe ser
nuestra divisa. La sangre de nuestros Ciudadanos es diferente, mezclémosla para
unirla: nuestra Constitución ha dividido los poderes, enlacémoslos para
unirlos: nuestras Leyes son funestas reliquias de todos los despotismos
antiguos y modernos, que este edificio monstruoso se derribe, caiga y apartando
hasta sus ruinas, elevemos un Templo a la Justicia ; y bajo los auspicios de su Santa
inspiración, dictemos un Código de Leyes Venezolanas. Si queremos consultar
monumentos y modelos de Legislación, la Gran Bretaña , la Francia , la América Septentrional
los ofrecen admirables.
La educación popular debe ser el cuidado
primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una
República, moral y luces son nuestras primeras necesidades. Tomemos de Atenas
su Areópago, y los guardianes de las costumbres y de las Leyes; tomemos de Roma
sus censores y sus tribunales domésticos; y haciendo una Santa alianza de estas
instituciones morales, renovemos en el mundo la idea de un Pueblo que no se
contenta con ser libre y fuerte, sino que quiere ser virtuoso. Tomemos de
Esparta sus austeros establecimientos, y formando de estos tres :manantiales
una fuente de virtud, demos a nuestra República una cuarta potestad cuyo
dominio sea la infancia y el corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas
costumbres, y la moral Republicana. Constituyamos este Areópago para que vele
sobre la educación de los niños, sobre la instrucción nacional; para que
purifique lo que se haya corrompido en la República ; que acuse la ingratitud, el egoísmo,
la frialdad del amor a la
Patria , el ocio, la negligencia de los Ciudadanos: que juzgue
de los principios de corrupción, de los ejemplos perniciosos; debiendo corregir
las costumbres con penas morales, como las Leyes castigan los delitos con penas
aflictivas, y no solamente lo que choca contra ellas, sino lo que las burla; no
solamente lo que las ataca, sino lo que las debilita; no solamente lo que viola
la Constitución ,
sino lo que viola el respeto público. La jurisdicción de este Tribunal
verdaderamente Santo, deberá ser efectiva con respecto a la educación y a la
instrucción, y de opinión solamente en las penas y castigos. Pero sus anales, o
registros donde se consignen sus actas y deliberaciones; los principios morales
y las acciones de los Ciudadanos, serán los libros de la virtud y del vicio.
Libros que consultará el pueblo para sus elecciones, los Magistrados para sus
resoluciones, y los Jueces para sus juicios. Una institución semejante por más
que parezca quimérica, es infinitamente más realizable que otras que algunos
Legisladores antiguos y modernos han establecido con menos utilidad del género
humano.
Legisladores! Por el proyecto de Constitución
que reverentemente someto a vuestra sabiduría, observaréis el espíritu que lo
ha dictado. Al proponeros la división de los Ciudadanos en activos y pasivos,
he pretendido excitar la prosperidad nacional por las dos más grandes palancas
de la industria; el trabajo, y el saber. Estimulando estos dos poderosos
resortes de la sociedad, se alcanza lo más difícil entre los hombres, hacerlos
honrados y felices. Poniendo restricciones justas y prudentes en las Asambleas
Primarias y Electorales, ponemos el primer Dique a la licencia popular,
evitando la concurrencia tumultuaria y ciega que en todos tiempos han imprimido
el desacierto en las Elecciones y ha ligado por consiguiente, el desacierto a
los Magistrados, y a la marcha del Gobierno; pues este acto primordial, es el
acto generativo de la
Libertad , o de la Esclavitud de un Pueblo.
Aumentando en la balanza de los poderes el peso
del Congreso por el número de los Legisladores, y por la naturaleza del Senado,
he procurado darle una base fija a este primer cuerpo de la Nación , y revestirlo de una
consideración importantísima para el éxito de sus funciones soberanas.
Separando con límites bien señalados la Jurisdicción Ejecutiva ,
de la
Jurisdicción Legislativa , no me he propuesto dividir sino
enlazar con los vínculos de la armonía que nace de la independencia, estas
potestades Supremas cuyo choque prolongado jamás ha dejado de aterrar a uno de
los contendientes. Cuando deseo atribuir al Ejecutivo una suma de facultades
superior a la que antes gozaba, no he deseado autorizar un Déspota para que
tiranice la República ,
sino impedir que el despotismo deliberante no sea la causa inmediata de un
circulo de vicisitudes despóticas en que alternativamente la anarquía sea
reemplazada por la oligarquía, y por la monocracia. Al pedir la estabilidad de
los Jueces, la creación de Jurados y un nuevo Código, he pedido al Congreso la
garantía de la Libertad
Civil , la más preciosa, la más justa, la más necesaria; en
una palabra, la única Libertad, pues que sin ella las demás son nulas. He
pedido la corrección de los más lamentables abusos que sufre nuestra
Judicatura, por su origen vicioso de ese piélago de Legislación Española que
semejante al tiempo recoge de todas las edades y de todos los hombres, así las
obras de la demencia como las del talento, así las producciones sensatas, como
las extravagantes, así los monumentos del ingenio, como los del capricho. Esta
Enciclopedia Judiciaria, Monstruo de diez mil cabezas, que hasta ahora ha sido
el azote de los pueblos Españoles, es el suplicio más refinado que la cólera
del Cielo ha permitido descargar sobre este desdichado Imperio.
Meditando sobre el modo efectivo de regenerar
el carácter y las costumbres que la tiranía y la guerra nos han dado, me he
sentido la audacia de inventar un Poder Moral, sacado del fondo de la obscura
antigüedad, y de aquellas olvidadas Leyes que mantuvieron, algún tiempo, la virtud
entre los Griegos y Romanos. Bien puede ser tenido por un cándido delirio mas
no es imposible, y yo me lisonjeo que no desdeñaréis enteramente un pensamiento
que mejorado por la experiencia y las luces, puede llegar a ser muy eficaz.
Horrorizado de la divergencia que ha reinado y
debe reinar entre nosotros por el espíritu sutil que caracteriza al Gobierno
Federativo, he sido arrastrado a rogaros para que adoptéis el Centralismo y la
reunión de todos los Estados de Venezuela en una República sola, e indivisible.
Esta medida, en mi opinión, urgente, vital, redentora, es de tal naturaleza,
que sin ella, el fruto de nuestra regeneración será la muerte.
Mi deber es, Legisladores, presentaros un
cuadro prolijo, y fiel de mi Administración Política, Civil y Militar, mas
seria cansar demasiado vuestra importante atención, y privaros en este momento
de un tiempo tan precioso como urgente. En consecuencia, los Secretarios de
Estado darán cuenta al Congreso de sus diferentes Departamentos exhibiendo al
mismo tiempo los Documentos, y Archivos que servirán de ilustración para tomar
un exacto conocimiento del estado real y positivo de la República.
Yo no os hablaría de los actos más notables de
mi mando, si éstos no incumbiesen a la mayoría de los Venezolanos. Se trata,
Señor, de las resoluciones más importantes de este último periodo.
La atroz e impía esclavitud cubría con su
negro manto la tierra-de Venezuela, y nuestro Cielo se hallaba recargado de
tempestuosas nubes, que amenazaban un diluvio de fuego. Yo imploré la protección
del Dios de la humanidad, y luego la Redención disipó las tempestades. La esclavitud
rompió sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de nuevos hijos, de hijos
agradecidos que han convertido los instrumentos de su cautiverio en armas de
Libertad. Sí, los que antes eran Esclavos, ya son Libres: los que antes eran
enemigos de una Madrastra, ya son defensores de una Patria. encareceros la Justicia , la necesidad y
la beneficencia de esta medida, es superfluo cuando vosotros sabéis la historia
de los Helotas, de Espartaco y de Haití: cuando vosotros sabéis que no se puede
ser Libre, y Esclavo a la vez, sino violando a la vez las Leyes naturales, las
Leyes políticas, y las Leyes civiles. Yo abandono a vuestra soberana decisión
la reforma o la revocación de todos mis Estatutos y Decretos; pero yo imploro
la confirmación de la
Libertad absoluta de los Esclavos, como imploraría mi vida, y
la vida de la República.
Representaros la historia militar de Venezuela
seria recordaros la historia del heroísmo Republicano entre los Antiguos; seria
deciros que Venezuela ha entrado en el gran cuadro de, los sacrificios hechos
sobre el altar de la
Libertad. Nada ha podido llenar los nobles pechos de nuestros
generosos guerreros, Sino los honores sublimes, que se tributan a los
bienhechores del género humano. No combatiendo por el poder, ni por la fortuna,
ni aun por la gloria, sino tan sólo por la Libertad , títulos de Libertadores de la República , son sus
dignos galardones. Yo, pues, fundando una sociedad sagrada con estos ínclitos
Varones, he instituido el orden de los Libertadores de Venezuela. Legisladores!
a vosotros pertenece las facultades de conceder honores y decoraciones, vuestro
es el deber de ejercer este acto augusto de la gratitud nacional.
Hombres que se han desprendido de todos los
goces, de todos los bienes que antes poseían, como el producto de su virtud y
talentos; hombres que han experimentado cuanto es cruel en una guerra
horrorosa, padeciendo las privaciones mas dolorosas, y los tormentos más acerbos;
hombres tan beneméritos de la
Patria , han debido llamar la atención del Gobierno. En
consecuencia he mandado recompensarlos con los bienes de la Nación. Si he contraído
para con el Pueblo alguna especie de mérito, pido a sus Representantes oigan mi
súplica como el premio de mis débiles servicios. Que el Congreso ordene la
distribución de los Bienes Nacionales, conforme a la Ley que a nombre de la República he decretado a
beneficio de los Militares Venezolanos.
Ya que por infinitos triunfos hemos logrado anonadar
las huestes Españolas, desesperada la
Corte de Madrid ha pretendido sorprender vanamente la
conciencia de los magnánimos Soberanos que acaban de estirpar la usurpación y
la tiranía en Europa, y deben ser los protectores de la legitimidad, y de la Justicia de la Causa Americana.
Incapaz de alcanzar con sus armas nuestra sumisión, recurre la España a su política
insidiosa: no pudiendo vencernos, ha querido emplear sus artes suspicaces.
Fernando se ha humillado hasta confesar que ha menester de la protección
extranjera para retornarnos a su ignominioso yugo ;a un yugo que todo poder es
nulo para imponerlo!. Convencida Venezuela de poseer las fuerzas suficientes
para repeler a sus opresores, ha pronunciado por el órgano del Gobierno, su
última voluntad de combatir hasta expirar, por defender su vida política, no
sólo contra la España ,
sino contra todos los hombres, si todos los hombres se hubiesen degradado
tanto, que abrazasen la defensa de un Gobierno devorador, cuyos únicos móviles
son una Espada exterminadora, y las llamas de la Inquisición. Un
Gobierno que ya no quiere dominios, sino desiertos, ciudades, sino ruinas;
vasallos sino tumbas. La declaración de la República de Venezuela es la Acta más gloriosa, más
heroica, más digna de un Pueblo Libre; es la que con mayor satisfacción tengo
el honor de ofrecer al Congreso ya sancionada por la expresión unánime del
pueblo de Venezuela.
Desde la segunda época de la República nuestro
Ejército carecía de elementos militares: siempre ha estado desarmado: siempre
le han faltado municiones: siempre ha estado mal equipado. Ahora los Soldados
Defensores de la
Independencia no solamente están armados de la Justicia , sino también de
la fuerza. Nuestras tropas pueden medirse con las más selectas de Europa, ya
que no hay desigualdad en los medios destructores. Tan grandes ventajas las
debemos a la liberalidad sin limites de algunos generosos extranjeros que han
visto gemir la humanidad y sucumbir la causa de la razón, y no la han visto
tranquilos espectadores, sino que han volado con sus protectores auxilios, y
han prestado a la República
cuanto ella necesitaba para hacer triunfar sus principios filantrópicos. Estos
amigos de la humanidad son los genios custodios de la América , y a ellos somos
deudores de un eterno reconocimiento, como igualmente de un cumplimiento
religioso, a las sagradas obligaciones que con ellos hemos contraído. La deuda
Nacional, Legisladores, es el depósito de la fe, del honor, y de la gratitud de
Venezuela. Respetadla como la
Arca Santa , que encierra no tanto los derechos de nuestros
bienhechores, cuanto la gloria de nuestra fidelidad. Perezcamos primero que
quebrantar un empeño que ha salvado la Patria , y la vida de sus hijos.
La reunión de la Nueva Granada y
Venezuela en un grande Estado, ha sido el voto uniforme de los pueblos y
Gobiernos, de estas Repúblicas. La suerte de la guerra ha verificado este
enlace tan anhelado por todos los Colombianos; de hecho estamos incorporados.
Estos pueblos hermanos ya os han confiado sus intereses, sus derechos, sus
destinos. Al contemplar la reunión de ésta inmensa comarca, mi alma se remonta
a la eminencia que exige la perspectiva colosal, que ofrece un cuadro tan
asombroso. Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los
siglos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la
prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me siento
arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del universo, extendiéndose
sobre sus dilatadas costas, entre esos, océanos, que la naturaleza había
separado, y que nuestra Patria reúne con prolongados, y anchurosos canales. Ya
la veo servir de lazo, de centro, de emporio a la familia humana: ya la veo
enviando a todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas
de plata y de oro: ya la veo distribuyendo por sus divinas plantas la salud y
la vida a los hombres dolientes del antiguo universo: ya la veo comunicando sus
preciosos secretos a los sabios que ignoran cuan superior es la suma de las
luces, a la suma de las riquezas, que le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo
sentada sobre el Trono de la
Libertad , empuñando el cetro de la Justicia , coronada por la Gloria , mostrar al mundo
antiguo la majestad del mundo moderna.
Dignaos, Legisladores, acoger con Indulgencia
la profesión de mi conciencia política, los últimos votos de mi corazón y los
ruegos fervorosos que a nombre del pueblo me atrevo a dirigiros. Dignaos
conceder a Venezuela un Gobierno eminentemente popular, eminentemente justo,
eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa.
Un gobierno que haga reinar la inocencia, la
humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar bajo el imperio de leyes
inexorables, la Igualdad
y la Libertad.
Señor, empezad vuestras funciones: yo he
terminado las mías.
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