La Negra Hipólita
SUS ÚLTIMOS AÑOS
Hipólita es ferviente bolivariana. Son más de sesenta años
de vida dedicada en sentimiento y acción a cultivar el cariño por la familia
Bolívar que es la suya, no sólo por llevar con orgullo ese noble apellido, sino
por su convencimiento de la pureza presente en las acciones de “su hijo” Simón
y lo descalificado por pérfidos que son quienes siembran y sostienen el
sentimiento antibolivariano en nuestro país.
Los achaques propios de una sexagenaria son acrecentados por
el inmenso dolor que lacera su alma ante la ingratitud de los caraqueños y los
gobernantes para con el hombre que con mayor desprendimiento y entereza se ha
sacrificado por el bien de la patria. Son como golpes que van mellando el filo
de un espíritu fuerte. Ella no está sola. Vive acompañada de sus descendientes
y con la constante visita y cuidados de María Antonia Bolívar, de su hija
Valentina Clemente de Camacho, de las hijas de ésta y otras amistades
integrantes de la familia Bolívar que tienen palpables gestos y muestras de
sincero cariño a la que fue siempre fiel y abnegada servidora integrada a la
familia. Con verdadero interés escuchan de sus labios narraciones de sucesos
vividos en tiempo ya remotos o de las travesuras del niño Simón.
La noticia de la muerte del Libertador, ocurrida25 en Santa
Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830 es destacada en algunos panfletos
que circulan en Caracas con expresiones que por denigrantes retratan acuerpo
entero la bajeza de sus autores. La mezquindad de unos pocos peroque ejercen
influencias en el poder público venezolano, aumenta la amargura del cáliz que
en esa hora beben los amigos y familiares del Abel americano. Pero es mayor ese
acíbar para la abnegada negra Hipólita, cuya leche alimentó el inicio de su
vida y con su amor y entrega contribuyó a modelar el grandioso espíritu y la
avasalladora voluntad de los cuarenta ysiete años de vida terrena de Simón
Bolívar, del moderno Macabeo que
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25 En la quinta de San Pedro Alejandrino, propiedad de don
Joaquín de Mier, y localizada a pocos kilómetros de la ciudad que fue fundada
en 1525 por Rodrigo de Bastidas y es capital del Departamento de Magdalena.
Había llegado a Santa Marta a las siete y media de la noche del 1º de diciembre
y el día 6 se traslada en coche a la propiedad del español llamado Joaquín de
Mier. El día 10 recibió, del obispo de Santa Marta, doctor José María Esteves,
los Santos Sacramentos.
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vaticinara, cuando recién nacido lo tomó en sus manos, el
buen sacerdote don José Félix de Xerez y Aristeguieta, miembro influyente de la
familia, poco antes del momento de su bautizo.
La abatía también el triste recuerdo de cuando le
correspondió atender en su enfermedad y momentos postreros a la frágil figura
de María
Teresa Rodríguez del Toro, la juvenil esposa que trajo
Bolívar desde
España para formar hogar en su hacienda de San Mateo. La
fiel vieja Hipólita no olvidaba que la muerte frustró su deseo de acunar en su
regazo a la descendencia del chico que alimentó de su pecho, en papel de
nodriza.
Poco a poco se fue mermando su energía vital. Lo que no
disminuyó nunca fue su sincero amor por Bolívar y su responsabilidad en
sentimientos y prácticas de la religión católica. En su propio hogar y en la
Iglesia de San
Pablo dedicaba tiempo prolongado para la oración y su
tranquilidad espiritual.
Exhala su último suspiro el día veintiséis de junio de mil
ochocientos treinta y cinco, con avanzada edad y próxima a cumplir setenta y
dos años.
El jueves 25 de junio de 1835, durante el día y toda la
noche fueron de copiosas lluvias. Las nubes se desgranaban y el agua que caía
en la ciudad se reflejaba y parecía a las lágrimas de los familiares que
velaban los momentos postreros de la negra Hipólita Bolívar, la nodriza del
Libertador.
El viernes 26 que era día de luna nueva, y también el sábado
27, fueron días soleados y hermosos, muy apropiados para acompañar, sin prisa,
el triste cortejo hasta su última morada. Fue después de las ocho de la noche
del sábado cuando volvió a diluviar.
En el folio 47 vuelto, del tercer libro de entierros
generales para asentar las partidas de los adultos y párvulos que fallecieron
en la Parroquia de San Pablo de la ciudad de Caracas, desde 23 de diciembre de
1833 hasta el 26 de septiembre de 1839, se inserta una con el tenor siguiente:
“En la ciudad de Caracas a veintisiete de junio de mil ochocientos treinta y
cinco, yo el infraescrito Teniente de Cura de la Parroquia de San Pablo di
sepultura eclesiástica con entierro rezado al cadáver de Hipólita Bolívar,
adulta, viuda de Mateo Bolívar, recibió los Santos Sacramentos de penitencia,
el sagrado viático y extrema unción y para que conste lo firmo, Jacinto Madeleine”.
Fuente: CARMELO PAIVA PALACIOS
LA NEGRA HIPÓLITA, NODRIZA DEL LIBERTADOR
EDICIONES LIBRERÍA ESTELAR
CARACAS, 2007.
VIII.- BIBLIOGRAFÍA
EDUARDO BLANCO: Venezuela Heroica. Editorial Diana, México.
R. BLANCO FOMBONA: Mocedades de Bolívar, Editorial Nuevo
Mundo
ANDRÉS ELOY BLANCO: La Juanbimbada. Editorial Cordillera, Venezuela.
SIMÓN BOLÍVAR: Obras Completas. Editorial LEX, La Habana,
Cuba, 1947.
Diario “AHORA”. Caracas, Venezuela.
Diccionario de Historia de Venezuela. Ediciones Fundación
Polar, Caracas, Venezuela.
JOSÉ GIL FORTOUL: Historia Constitucional de Venezuela.
Ediciones del Ministerio de Educación. Caracas, Venezuela.
INDALECIO LIEVANO AGUIRRE: Bolívar. Ediciones de la
Presidencia de la República y de la Academia Nacional de la Historia. Caracas,
Venezuela.
AUGUSTO MIJARES: El Libertador. Edición de la Academia
Nacional de la Historia y Presidencia de la República. Caracas, Venezuela.
SIR ROBERT KER PORTER: Diario de un diplomático británico.
Ediciones Fundación Polar. Caracas, Venezuela.
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