5 de febrero de 1814.-Habitantes de la Provincia de Caracas

5 de febrero de 1814.
Simón Bolívar, libertador de Venezuela, general en jefe de sus ejércitos, y miembro de la orden de libertadores.
Habitantes de la Provincia de Caracas:
Un jefe de bandidos, conocido por su atrocidad, el perverso Boves, ha podido penetrar hasta la Villa de Cura, reuniendo esas cuadrillas de salteadores esparcidos en los caminos de los Llanos. Ejércitos disciplinados no han podido avasallarnos, y sólo han combatido para su oprobio: ¿y una irrupción de viles asesinos podría, pueblos generosos, envilecer vuestro indómito brío? ¿Podrían ser alguna vez infamados esos venezolanos invencibles, terror de la España, honor de la América, admiración del Mundo? No, vuestra indignación exaltada vuela ya con una noble cólera, a castigar tantos ultrajes. Armáos en el instante, pueblos todos; que un ladrón no puede desolar ni deshonrar impunemente: corred a presentaros en La Victoria y Valencia, inflamados de ese valor sublime que os dió el imperio de Venezuela.
Republicanos impertérritos!. Que en el terrible campo de batalla vengásteis con tanta gloria las vejaciones de la España: . . . Hoy la libertad, el honor y la religión insultada por la más despreciable facción, os llaman con sus sagradas voces. Seguid a vuestro jefe, que os ha conducido siempre a la victoria, y os ha dado la libertad.
Cuartel General de Valencia, febrero 5 de 1814.

SIMÓN BOLÍVAR

Cartas - Lima, 4 de julio de 1826). A S. E. el general F. de P. Santander

Cartas

Lima, 4 de julio de 1826).
A S. E. el general F. de P. Santander.
Mi querido general:
Ayer recibí la carta de Vd. del 6 de mayo y diferentes pa peles públicos y correspondencias privadas que me han dejado sin dormir toda la noche, no porque añadan nada de nuevo a lo que antes había, sino porque me confirman mis antiguas ideas de que todo está perdido. Ni federación general ni constituciones particulares son capaces de contener a estos esclavos desenfrenados: sobre todo ahora que cada cual tira por su lado.
Yo veo al congreso del Istmo como a una representación teatral, y veo nuestras leyes como Solón, que pensaba que sólo servían para enredar a los débiles y de ninguna traba a los fuertes. En tanto que esto pasa por mí, los diaristas proclaman a los héroes bajo las leyes y a los principios sobre los hombres. Aquí de la ideología. Esta será la patria celestial donde las leyes personificadas van a combatir por los héroes y los principios, como los genios del destino, dirigirán las cosas y gobernarán a los hombres. Vírgenes y santos, ángeles y querubines serán los ciudadanos de este nuevo paraíso. ¡Bravo! ¡bravísimo! Pues que marchen esas legiones de Milton a parar el trote a la insurrección de Páez, y que puesto que, con los principios y no con los hombres, se gobierna, para nada necesitan ni de Vd. ni de mí. A este punto he querido yo llegar de esta célebre tragedia, repetida mil veces en los siglos y siempre nueva para los ciegos y estúpidos, que no sienten hasta que no están heridos. ¡Qué conductores!
El general Páez me ha escrito con fecha 6 de abril y me manda otras cartas que manifiestan el estado amenazador contra él; todo esto promovido, según dicen, por dos o tres esclavos de los de Morillo, que son ahora los amos de sus libertadores.
Mucho me alegro de que el congreso se haya podido reunir para que dicte providencias en la crisis del día; que cuente con todo lo que depende de mí; pero no conmigo. Yo no quiero más guerras civiles: cuatro he sufrido en catorce años y el vituperio cae siempre sobre el vencido y el vencedor. Repito que todo está perdido si Páez continúa en su principio insurreccional, porque cuando una cosa está colocada falsamente, el menor vaivén la derriba. Desgraciado del que cae debajo; yo no quiero ser ese; estoy fatigado de ejercer el abominable poder discrecional, al mismo tiempo que estoy penetrado hasta adentro de mis huesos, que solamente un hábil despotismo puede regir a la América. Estamos muy lejos de los hermosos tiempos de Atenas y de Roma y a nada que sea europeo debemos compararnos. El origen más impuro es el de nuestro ser: todo lo que nos ha precedido está envuelto con el negro manto del crimen. Nosotros somos el compuesto abominable de esos tigres cazadores que vinieron a la América a derramarle su sangre y a encastar con las víctimas antes de sacrificarlas, para mezclar después los frutos espurios de estos enlaces con los frutos de esos esclavos arrancados del África. Con tales mezclas físicas; con tales elementos morales ¿cómo se pueden fundar leyes sobre los héroes, y principios sobre los hombres? Muy bien: que esos señores ideólogos gobiernen y combatan y entonces veremos el bello ideal de Haití, y los nuevos Robespierres serán los dignos magistrados de esa tremenda libertad. Yo repito: todo está perdido, y como todo marcha en sentido inverso de mis ideas y de mis sentimientos, que no cuenten conmigo para nada. Si el gobierno o el congreso me llama, iré a Colombia, y desde Guayaquil diré en un tono solemne lo que acabo de pronunciar en esta carta.
Me parece imposible restablecer las cosas como estaban antes y, sin duda, éste será el deseo de los que no saben más que continuar a la española. También es imposible hacer nada de bueno con simples reformas legales; digo más, ya estamos hartos de leyes, y de leyes parecidas en todo a las de los liberales de España. Así será el efecto, ¿pero qué digo? ¿dónde está el ejército de ocupación que nos ponga en orden? Guinea y más Guinea tendremos: y esto no lo digo de chanza, el que escape con su cara blanca será bien afortunado: el dolor será que los ideólogos, como los más viles y más cobardes, serán los últimos que perezcan: acostumbrados al yugo, lo llevarán fácilmente hasta de sus propios esclavos. Los genios de esta tempestad, Pérez, Michelena, de Francisco y esos otros miserables, serán los que soplen los primeros fuegos de la hoguera adonde vayan a consumirse todas nuestras reliquias; ellos serán los últimos por recompensa. Jamás se ha sonado el clarín de la alarma vana mente; todos los oyen y todos se preparan al combate, amigos y enemigos. Habiendo sido los legisladores los trompetas, su voz no será desoída como en Caracas, donde el grito de la ley no ha sido escuchado por sus habitantes, mas en recompensa se castiga al celoso que pretendía cumplirla, digno delito de esa patria celestial.
Mando a Vd. los papeles de Bolivia que dicen cuanto ha pasado allí en la instalación del congreso; yo le he dicho al general Sucre que el nacimiento y la vida de Bolivia es un himno de la sabiduría, casi todos los matrimonios tienen felices bodas... y después. . .
Ya sabía la llegada del agente francés.
Revenga me dice que Vd. le insta porque tome la secretaría de hacienda; elección que apruebo aunque considero que todo, en el día, es agua de cerraja.
No sólo los banqueros de Colombia han quebrado en Inglaterra sino seiscientas casas más.
Soy de Vd. el mejor amigo.

BOLÍVAR

17 de diciembre de 1814 - A los ciudadanos de Cundinamarca.

17 de diciembre de 1814
Simón Bolívar, general en jefe del ejército de la unión
A los ciudadanos de Cundinamarca.
Las necesidades del ejército son notorias: está desnudo y hay cerca de un año que no recibe sueldos. En la urgente necesidad de seguir sus marchas contra nuestro común enemigo sus escaseces lo exponen a perecer antes por la intemperie y por el hambre, que por las fuerzas contra quienes ha de combatir: y la falta de sueldos lo priva de las pocas comodidades que podría procurarse.
He creído que conociendo vosotros el estado de las rentas de la República, vuestra liberalidad se apresurará a remediar aquellas faltas: y fiado principalmente en vuestro patriotismo he nombrado una comisión de doce ciudadanos respetables que recojan vuestros donativos: otros medios, más seguros en otras partes, son indignos de un pueblo libre y generoso. El soldado que expone su vida por defender la vida y libertad de sus conciudadanos, merece la gratitud general: y sus faltas son un título Justo a que partamos con él nuestro superfluo.
Ciudadanos de Cundinamarca, mostrad vuestra gratitud a los defensores de la patria.
Santa Fé, 17 de diciembre de 1814.
SIMÓN BOLÍVAR.
provincias unidas

Discursos - Palabras dirigidas al coronel al recibir de sus manos el titulo de hijo benemérito del estado de Cartagena Caracas 3 de mayo de 1814.

Palabras dirigidas al coronel al recibir de sus manos el titulo de hijo
benemérito del estado de Cartagena
Caracas 3 de mayo de 1814.

Nada puede serme más lisonjero que verme colocado entre los hijos beneméritos del Estado de Cartagena. Acepto, pues, con la más cordial gratitud un titulo que por todos respectos lisonjea mi corazón. Yo recibí de aquel Estado los auxilios que me pusieron en aptitud de libertar a mi patria. Yo combatí con los bravos cartagineses, cuyo denuedo ayudó constantemente mis esfuerzos. Si he tenido la gloria de romper las cadenas de mi país esclavizado, lo debo principalmente al acogimiento favorable y a los generosos sacrificios que merecí del Estado de Cartagena. Estos jamás se borrarán de mi memoria. La amistad más sólida, la unión más perfecta reinarán siempre entre Cartagena y Venezuela. Nuestros vínculos aumentarán la grandeza de la República y nuestros enemigos al vernos unidos abandonarán el loco proyecto de dominarnos que les ha fascinado. Los hijos de Cartagena y Venezuela serán los hijos de una misma familia, unidos por reconocimiento, unidos por amor e intereses mutuos. Yo, a nombre de los pueblos que tengo la gloria de mandar, y que me han confiado su custodia durante la guerra, ofrezco al Estado de Cartagena cuanto esté de mi parte y pueda contribuir a la destrucción de nuestros enemigos y a nuestra mutua seguridad.

Ley Marcial

Simón Bolívar,  libertador de Venezuela y general en jefe de sus ejercitos
Por cuanto las circunstancias actuales exigen grandes sacrificios para consolidar la libertad de Venezuela, vengo en declarar y proclamar la ley marcial, a que estarán sujetos todos los individuos de la República, exceptuando solamente el Clero.
Por ley marcial se entiende la cesación de toda otra autoridad que no sea la militar; y ocho horas después de esta publicación, comenzará a ejercerse en toda su fuerza y rigor.
Todos los ciudadanos se presentarán antes de tres horas cumplidas después de esta publicación, con sus armas y todas las bestias y monturas que posean, en la Plaza Mayor, donde se les dará destino.
Los que contraviniesen en algo el tenor de los anteriores artículos serán juzgados y sentenciados como traidores a .la Patria, tres horas después de comprobado el delito, debiendo ejecutar y hacer cumplir el anterior mandato en los pueblos que no haya Comandante Militar, los Políticos.
Publíquese y circúlese donde corresponda.
Cuartel General de Caracas, junio 17 de 1814;
SIMÓN BOLÍVAR.

Caracas, Imprenta de Juan Baillio, Impresor del Gobierno.

Habitantes de Santa Fe 10 de diciembre de 1814

Habitantes de Santa Fe
10 de diciembre de 1814
Simón Bolívar, general en jefe del ejército de la unión
Habitantes y soldados de Santa Fé:
El Congreso me ha enviado a libertaros de los españoles u chapetones que quieren entregaros a Boves, a Aymerich, a Montalvo, y a cuantos malvados españoles mandan en América, para que os degüellen como lo han hecho desde el principio de la conquista en todas las partes donde han dominado.
Yo vengo a libertaros, mi ejército es de he:-manos que os aman: no desean combatir con americanos, y así todo el que se pase a nosotros será recibido con placer y amistad, sin que padezca daño alguno. Los soldados que traigan sus armas se les comprarán por su justo precio. Los prisioneros que hiciéremos en campo raso serán perdonados. Los que nos hagan fuego por dentro de las casas o nos molesten por la espalda, serán pasados al filo de la espada, con todos los hombres que se encuentren en las mismas casas. Los sacerdotes, mujeres y niños serán respetados y tratados con el decoro y humanidad que ellos merecen.
Nuestra guerra se dirige sólo contra los españoles que no se pasen a nuestro ejército; de resto, todos los habitantes de Santa Fé serán perdonados, a pesar de la guerra inicua que hacen contra sus hermanos por sostener el partido infame de nuestros enemigos.
Si dentro de tres días no se aprovechan los agraciados de este Indulto, después serán tratados a discreción juzgando la justicia sus delitos, y castigándolos como merezcan.
Techo, 10 de diciembre de 1814.

SIMÓN BOLÍVAR

Soldados del ejercito de oriente 6 de abril de1814

Soldados del ejercito de oriente
6 de abril de1814
Simón Bolívar, libertador de Venezuela general en jefe de sus ejercitos
Soldados del ejército de Oriente:
Vuestro general Mariño, que concibió el más sublime proyecto que pueda entrar en el genio de un mortal, animado de los más heroicos sentimientos, honor del corazón humano, arrostró desde las riberas marítimas de Güiria, con cuarenta amigos, el poder de los tiranos que oprimían las vastas provincias de Venezuela. En Maturín quedaron disipadas por vosotros las bandas mercenarias de la España; y siguiéndose unas a otras victorias, podíais gozar a la sombra de la paz, la gloria y la libertad adquiridas. Pero no es el destino de vuestro invicto general el reposo, sino los trabajos marciales; ni la gloria de haber libertado al Oriente, sino también el Occidente.
No sois tampoco vosotros esos soldados mercenarios que venden a precio su sangre en el campo de batalla. Sin sueldos, sin más recompensa que la de romper las cadenas que agobiaban a vuestros hermanos, habéis llevado vuestras invencibles armas por todos los Llanos que han sido reconquistados por vuestros triunfos; y en la jornada inmortal de Bocachica ha quedado destruido por vuestra sola presencia y sin esfuerzo ninguno, el ejército más numeroso, más formidable que ha amenazado nuestra libertad, y que hasta entonces había protegido la fortuna.
Yo he suplicado, soldados generosos, al General bajo el cual habéis vencido, os conceda un escudo cuyo mote diga: Libertades de Caracas en Bocachica.
No sois dignos de otra recompensa, que de la que pueda colmar los votos de los héroes. Esta es la de hacer más beneficios a vuestros compatriotas. Volad, pues, valerosos, a libertar a Puerto Cabello lo que consolidará la República venezolana que os deberá la existencia.
Cuartel General Libertador de La Victoria, abril 6 de 1814. 4° y 2°.

SIMÓN BOLÍVAR,

sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...