Discursos y proclamas Colombianos! 8 de octubre de 1821

                                                                          Discursos y proclamas
Colombianos!
8 de octubre de 1821
Simón Bolívar, Libertador presidente de Colombia
Colombianos!
El libro de la ley, que tengo la gloria de ofreceros, como la expresión de vuestra voluntad y la arca de vuestros derechos, fija para siempre los destinos de Colombia. Vuestros representantes, penetrados del origen sagrado de su autoridad, conservaron la mayor suma de poder para el Soberano, que es el pueblo: al depositario de la fuerza pública le han cometido la dulce facultad de haceros bien, sin que pueda dañaros
Colombianos! El Congreso general ha dado a la nación lo que ella necesitaba; una ley de unión, de igualdad, de libertad: ha formado de muchos pueblos una familia: ha consultado un centro común para todos: ha mandado la residencia del Gobierno a Bogotá, donde todas las extremidades pueden verlo de cerca.
Venezolanos: Vuestro patriotismo y vuestras victorias prometen a Colombia vuestra firme adhesión a sus leyes y la gloriosa posesión de vuestro reposo.
Cundinamarqueses: Colocado el Gobierno Supremo en vuestro seno, Colombia espera que lo conservaréis ileso, como un depósito confiado a vuestra virtud.
Quiteños: El ruido de vuestras cadenas ha herido al ejército libertador, y marcha al Ecuador ¿podéis dudar de vuestra libertad? Y libres ¿podéis dejar de abrazar a los que os convidan con independencia. patria y leyes?
Colombianos! La ley ha señalado al Vicepresidente de Colombia para que sea el jefe del Estado, mientras yo soy soldado. El será justo, benéfico, diligente, incontrastable, digno conductor de Colombia. Yo os aseguro que hará vuestra dicha.
Dada en el Rosario de Cúcuta, a 8 de octubre de 1821.-11º.
BOLÍVAR.
Por S. E. el Libertador Presidente.
El Ministro del Interior,

Diego B. Urbaneja.

Discursos y proclamas Discurso pronunciado ante el Congreso de Colombia, en la Villa del Rosario de Cucuta 5 de octubre de 1821

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Discursos y proclamas
Discurso pronunciado ante el Congreso de Colombia, en la Villa del Rosario de Cucuta
5 de octubre de 1821
El juramento sagrado que acabo pie prestar en calidad de Presidente de Colombia es para mí un pacto de conciencia que multiplica mis deberes de sumisión a la ley .y a la patria. Sólo un profundo respeto por la voluntad soberana me obligaría a someterme al formidable peso de la suprema magistratura. La gratitud que debo a los representantes del pueblo, me impone además la agradable obligación de continuar mis servicios por defender con mis bienes, con mi sangre y aun con mi honor, esta constitución que encierra los derechos de dos pueblos hermanos, ligados por la libertad, por el bien y por la gloria. La constitución de Colombia será junto con la independencia la ara santa, en la cual haré los sacrificios. Por ella marcharé a las extremidades de Colombia a romper las cadenas de los hijos del Ecuador, a convidarlos con Colombia, después de hacerlos libres.

Señor, espero que me autoricéis para unir con los vínculos de la beneficencia a los pueblos que la naturaleza y el cielo nos han dado por hermanos. Completada esta obra de vuestra sabiduría y de mi celo, nada más que la paz nos puede faltar para dar a Colombia todo, dicha, reposo y gloria. Entonces, Señor, yo ruego ardientemente, no os mostréis sordo al clamor de mi conciencia y de mi honor que me piden a grandes gritos que no sea más que ciudadano. Yo siento la necesidad de dejar el primer puesto de la República, al que el pueblo señale como al jefe de su corazón. Yo soy el hijo de la guerra; el hombre que los combates han elevado a la magistratura: la fortuna me ha sostenido en este rango y la victoria lo ha confirmado. Pero no son estos los títulos consagrados por la justicia, por la dicha, y por la voluntad nacional. La espada que ha gobernado a Colombia no es la balanza de Astrea, es un azote del genio del mal que algunas veces el cielo deja caer a la tierra para el castigo de los tiranos y escarmiento de los pueblos. Esta espada no puede servir de nada el día de paz, y éste debe ser el último de mi poder; porque así lo he jurado para mi, porque lo he prometido a Colombia, y porque no puede haber República donde el pueblo no está seguro del ejercicio de sus propias facultades. Un hombre como yo, es un ciudadano peligroso en un Gobierno popular; es una amenaza inmediata a la soberanía nacional. Yo quiero ser ciudadano, para ser libre y para que todos lo sean. Prefiero el título de ciudadano al de Libertador, porque éste emana de la guerra, aquél emana de las leyes. Cambiadme, Señor, todos mis dictados por el ríe buen ciudadano.

6 de junio de 1821 - A los habitantes de Coro.

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6 de junio de 1821
Simón Bolívar, Libertador presidente de Colombia
A los habitantes de Coro.
Corianos! Es una -satisfacción para la República de Colombia, llamaron sus hijos: vuestra conducta en este último periodo, es conforme a lo que debéis a vuestra Patria, y a vosotros mismos. Yo os felicito por el buen uso que habéis hecho de vuestro celo y valor y me prometo que en lo futuro seréis los más fieles republicanos.
Corianos! Nombrad vuestros representantes en el Congreso Nacional: allí seréis soberanos de Colombia, y en vuestro suelo seréis los ciudadanos más libres protegidos por las leyes que dictan vuestra conciencia y voluntad.
Todos, corianos, sois iguales en Colombia, como en España todos erais desiguales; a todos dividían barreras odiosas con privilegios Inicuos y degradaciones absurdas.
Esta es la República de Colombia: ella sin duda penetrará en vuestros corazones y se colocará en vuestro amor porque ella es Madre y todos son sus hijos.
Cuartel General en San Carlos, 6 de junio de 1821.

BOLÍVAR.

3 de junio de 1821 - A los habitantes de la provincia de Caracas.

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3 de junio de 1821
Simón Bolívar, Libertador presidente de Colombia
A los habitantes de la provincia de Caracas.
Los trastornos que acabáis de sufrir por las emigraciones generales siguiendo las armas españolas, me han llenado de aflicción. Vuestra fuga, el abandono total de vuestros . bienes, no puede ser una obra espontánea: no puede ser sino el efecto de un terror pánico, sea a las armas Colombianas, sea a las armas españolas.
Realistas: debíais contar con la regularización de la guerra, y con la política del día, que se espanta de aquellos tiempos en que el genio del crimen había llegado a colmar las angustias del corazón humano. Realistas: volved a vuestra residencia.
Caraqueños: vuestra emigración es una ofensa manifiesta al Gobierno español a quien pensáis lisonjear. Vuestro temor con respecto a las armas del Rey en su terribles reacciones, no es ya fundado, porque los jefes españoles son los generales La Torre y Correa, no Boves y Morales. Caraqueños: yo os conozco patriotas y habéis abandonado a Caracas; pero ¿podéis de buena fe alejaros de las armas de Colombia? No, no, no.
Habitantes de la provincia de Caracas: no ultrajéis a los gobiernos beligerantes: quedaos tranquilos en vuestras casas: contad con la mejora del Gobierno español y con nuestra religiosidad en el cumplimiento del contrato de gentes que hemos celebrado en Trujillo.
Cuartel General en San Carlos, a 3 de junio de 1821.
BOLÍVAR.
Por mandato de S. E.,

Pedro B. Méndez. ..

Discursos y proclamas Corianos! 21 de octubre de 1820

Discursos y proclamas
Corianos!

21 de octubre de 1820
Simón Bolívar, Libertador y presidente de Colombia
Corianos!
El ejército libertador va a ocupar vuestro territorio. No lo temáis; porque él no viene a destruir ni a vengar: él viene a restablecer el reinado de la paz.
Corianos: Vuestros esfuerzos en favor de la causa del Rey, han sido aciagos para la Patria, y aciagos para vosotros mismos; con ellos no habéis hecho más que prolongar las miserias de la guerra y las vuestras propias.
El fruto de la injusticia es amargo para todos.
Corianos: La República de Colombia va a acogeros bajo la protección de sus leyes benéficas. La constitución española separa a los hermanos con distinciones odiosas y tiránicas: la nuestra une todos los hermanos y restablece la igualdad de la naturaleza.
Aquélla por premio de vuestros servicios os excluía de la soberanía nacional; y nosotros os damos los títulos sublimes de ciudadanos, a pesar de haber sido vosotros, nuestros más crueles enemigos. Pero ya el tiempo de los enemigos no existe: mirad a vuestros compatriotas y compañeros de armas, gloriosamente incorporados a su afligida y abatida Patria. Imitad al coronel Vargas, a los comandantes Torralbas, al teniente coronel Silva y a cuerpos enteros del ejército español que han vuelto a reunirse a sus hermanos de Colombia.
Corianos: Abandonad esas banderas de maldición que la justicia del cielo ha abandonado al terror de nuestras armas, y contad que seréis tenidos entre los más distinguidos ciudadanos de la República.
Contad con el olvido de lo pasado y con el corazón fraternal de vuestros hermanos del ejército libertador.
Cuartel general en Escuque, a 21 de octubre de 1820.

BOLÍVAR.

Valencia, 25 de junio de 1821. Exmo. Señor Presidente del Congreso General de Colombia.

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Valencia, 25 de junio de 1821.
Exmo. Señor Presidente del Congreso General de Colombia.
Exmo. señor:
Ayer se ha confirmado con una espléndida victoria el nacimiento político de la República de Colombia.
Reunidas las divisiones del Ejército Libertador en los campos de Tinaquillo el 23, marchamos ayer por la mañana sobre el Cuartel General enemigo situado en Carabobo, en el orden siguiente: La primera división, compuesta del bravo batallón Británico, del Bravo de Apure y 1.500 caballos a las órdenes del señor general Páez. La segunda, compuesta de la segunda brigada de la Guardia con los batallones Tiradores, Boyacá y Vargas, y el Escuadrón Sagrado que manda el impertérrito coronel Aramendi, a las órdenes del señor general Cedeño. La tercera, compuesta de la primera brigada de la Guardia con los batallones Rifles, Granaderos, Vencedor de Boyacá, Anzoátegui y el regimiento de caballería del intrépido coronel Rondón, a las órdenes del señor coronel Plaza.
Nuestra marcha por los montes y desfiladeros que nos separaban del campo enemigo fue rápida y ordenada. A las 11 de la mañana desfilamos por nuestra izquierda al frente del ejército enemigo bajo sus fuegos; atravesamos un riachuelo, que sólo daba frente para un hombre, a presencia de un ejército que bien colocado en una altura inaccesible y plana, nos dominaba y nos cruzaba con todos sus fuegos.
El bizarro general Páez a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo que en media hora todo él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás bastante honor al valor de estas tropas. El batallón Británico mandado por el benemérito coronel Farriar pudo aún distinguirse entre tantos valientes y tuvo una gran pérdida de oficiales.
La conducta del general Páez en la última y en la más gloriosa victoria de Colombia lo ha hecho acreedor al último rango en la milicia, y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido en el campo de batalla el empleo de General en Jefe de ejército.
De la segunda división no entró en acción más que una parte del batallón de Tiradores de la Guardia que manda el benemérito comandante Heras . Pero su general, desesperado de no poder entrar en la batalla con toda su división por los obstáculos del terreno, dio solo contra una masa de infantería y murió en medio de ella del modo heroico que merecía terminar la noble carrera del bravo de los bravos de Colombia. La República ha perdido en el general Cedeño un grande apoyo en paz o en guerra; ninguno más valiente que él, ninguno más obediente al Gobierno. Yo recomiendo las cenizas de este General al Congreso Soberano para que se le tributen los honores de un triunfo solemne. Igual dolor sufre la República con la muerte del intrepidísimo coronel Plaza que, lleno de un entusiasmo sin ejemplo, se precipitó sobre un batallón enemigo a rendirlo. El coronel Plaza es acreedor a las lágrimas de Colombia y a que el Congreso le conceda los honores de un heroísmo eminente.
Disperso el ejército enemigo, el ardor de nuestros jefes y oficiales en perseguirlo fue tal que tuvimos una gran pérdida en esta alta clase del ejército. El boletín dará el nombre de estos ilustres.
El ejército español pasaba de seis mil hombres, compuesto de todo lo mejor de las expediciones pacificadoras. Este ejército ha dejado de serlo. Cuatrocientos hombres habrán entrado hoy a Puerto Cabello.
El Ejército Libertador tenía igual fuerza que el enemigo, pero no más que una quinta parte de él ha decidido la batalla. Nuestra pérdida no es sino dolorosa: apenas 200 muertos y heridos.
El coronel Rangel, que hizo como siempre prodigios, ha marchado hoy a establecer la línea contra Puerto Cabello.
Acepte el Congreso Soberano en nombre de los bravos que tengo la honra de mandar, el homenaje de un ejército rendido, el más grande y más hermoso que ha hecho armas en Colombia en un campo de batalla.
Tengo el honor de ser con la más alta consideración, de V. E. atento, humilde servidor.


Discursos y proclamas Colombianos 14 de octubre de 1820

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Discursos y proclamas
Colombianos

14 de octubre de 1820
Simón Bolívar, Libertador y presidente de Colombia
Colombianos:
Dos provincias han entrado en el seno de la República. El ejército libertador ha marchado por entre las bendiciones de estos pueblos rendidos a la Libertad. Caracas verá bien pronto un grande acto de justicia, volviendo nuestros enemigos a su patria, y la nuestra a sus hijos. La paz o la victoria nos dará el resto de Colombia.
Se nos ha ofrecido constitución y paz: hemos respondido paz e independencia; porque sólo la independencia puede asegurar la amistad de los españoles, la voluntad del pueblo, y sus derechos sagrados. ¿Podríamos aceptar un código enemigo, prostituyéndole nuestras leyes patrias? ¿Podríamos quebrantar las leyes de la naturaleza, salvando el Océano para unir dos continentes remotos? ¿Podríamos ligar nuestros intereses a los intereses de una nación que es nuestro suplicio? ¡¡¡No, Colombianos!!!
Nadie tema el Ejército Libertador que no viene a romper sino cadenas; que en sus banderas lleva los colores del Iris, y que no desea empañar sus armas con la muerte.
Cuartel General Libertador en Carache, a 14 de octubre de 1820, 10°
BOLÍVAR.
Por mandato de S. E.,
Antonio José de Sucre,

Ministro interino de la guerra.

sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...