LA NEGRA HIPÓLITA, NODRIZA DEL LIBERTADOR
II.- SU PAPEL DE NODRIZA
El cuarto hijo del matrimonio formado por el coronel don
Juan Vicente Bolívar y Ponte, y doña María de la Concepción Palacios y Blanco,
nace en Caracas el 24 de julio de 1783. La madre es muy joven todavía (se había
casado el primero de diciembre de 17734, ya para cumplir la edad de quince años
por haber nacido el 9 de diciembre de 1758); sin embargo no puede amamantarlo
pues se tiene que alejar del niño a la presentación de los síntomas de la grave
enfermedad del pecho que años después la llevará a la tumba. Por unos pocos
días el niño fue alimentado por la vecina y amiga de su madre, doña Inés
Mancebo de Miyares5 (esposa de don Fernando Miyares González, quien después fue
gobernador nombrado por el Rey para la Provincia de Maracaibo a principios del
siglo XIX y, más tarde, Gobernador o Capitán General de Venezuela).
Pocos días después de nacido, se traerá desde San Mateo a
una joven esclava negra que en esos días también había sido madre. Se trata de
Hipólita, joven de unos veinte años rebosantes de buena salud, de agraciada
estampa, alta, bien formada y ágil, con opulentos seños que desde entonces y
hasta bien crecido alimentarán al niño Simón. Era de por sí una significativa
distinción para una esclava el que le correspondiera amamantar a los hijos de
sus amos. En el caso de Hipólita la situación es por demás singular porque le
corresponderá suplir las faltas del padre y de la madre.
El 18 de enero de 1786, a los sesenta años de edad, muere el
padre y queda huérfana esa familia de niños (María Antonia, 9 años; Juana, 7;
Juan Vicente, 5; y Simón, 3 años), con una madre de precaria salud que sólo le
sobrevivirá seis años, pues morirá en 1792 cuando contaba la edad de treinta y
cuatro años6. De modo que antes de cumplir los nueve años,
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4 Según consta en el folio 200 del libro 8º de matrimonio de
blancos llevado en la Catedral de 1746 a 1782.
5 Así lo recordará el Libertador, por ejemplo, en carta de
agosto de 1813, desde Caracas, al coronel J. A. Pulido, Gobernador de Barinas,
y también en carta al coronel J. Félix Blanco, Intendente del Orinoco, dirigida
desde Caracas el 28 de junio de 1827.
6 Había nacido el 9 de diciembre de 1758 (hija de don
Feliciano Palacios y Sojo, y doña Francisca Blanco y Herrera); y fallece,
también en Caracas, a los primeros días del mes de julio de 1792.
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Simón había perdido a sus progenitores y tendrá que
conformarse con el afecto maternal y la constante magnificencia de su esclava
nodriza.
Hipólita no solamente hizo de madre alimentándolo, sino que
como fiel y abnegada servidora de la familia se encargó completamente del niño
dirigiendo y cuidando sus primeros pasos, enseñándole las primeras palabras,
sustituyendo al padre y compensando los mimos que la madre enferma no podía
prodigarle. Efectivamente, ella se consagró al pequeño
Simón exclusivamente y sobrepasa en su desempeño la
responsabilidad que como nodriza le correspondía. Comprobación de ello es el
reconocimiento que le hace Bolívar ya adulto cuando la llama madre y en carta
dirigida a su hermana María Antonia refiriéndose a Hipólita expresa: “su leche
ha alimentado mi vida y no he conocido otro padre que ella”.
Después de la muerte de doña María de la Concepción, ese
mismo año contraerán matrimonio las dos hermanas7: María Antonia con don Pablo
Clemente y Palacios, el 22 de octubre de 1792; y dos meses más tarde, Juana con
don Dionisio Palacios y Blanco. El niño Simón queda bajo la potestad y tutorías
de su abuelo don Feliciano Palacios8 y de su tío
Carlos Palacios, y encargados de su educación en diferentes
momentos
figuran9, principalmente, el Padre capuchino Francisco de
Andujar, Licenciado Miguel José Sanz y don Simón Rodríguez. Pero la abnegada negra
Hipólita siempre estará cumpliendo su papel, y evitará que sea mayor el trauma
psicológico que pudo ocurrirle al niño al perder a sus padres en tan tierna
edad. Se había ido a vivir con María Antonia y por eso el chico se fugaba de la
casa de sus tutores y buscaba refugio en el hogar de su hermana mayor, donde
encontraba las caricias y el regazo de su nodriza.
Disfrutaba las innumerables narraciones fantásticas y la protección
y apoyo a sus infantiles travesuras.
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7 Los pretendientes eran sus primos hermanos: la madre de Pablo
Clemente (doña María Petronila Palacios y Sojo) era tía abuela de María
Antonia. Por su parte, el padre de Dionisio Palacios (don Bernabé Francisco
Palacios y Gil de Arratia) era hermano del abuelo por vía materna de Juana. Por
ello debieron solicitar y obtener las dispensas o autorizaciones formalmente
otorgadas por las autoridades eclesiásticas.
8 Ya anciano y enfermo; antes de su fallecimiento en
diciembre de 1798, designará para tutores de sus nietos a: don Juan Félix
Palacios y Blanco para el primogénito (Juan Vicente), y para Simón el tío
Esteban, pero como éste se hallaba en España, será el hermano don Carlos
Palacios y Blanco.
9 También, entre quienes fueron sus maestros caraqueños,
pueden citarse como educadores a: Carrasco y a Vides, en lecciones de escritura
y de aritmética; a Fray Jesús Nazareno Zicardia, al presbítero José Antonio
Negrete, profesor de Historia y de Religión; Guillermo Pelgrón, preceptor de
Latinidad; y lecciones de Historia y de Geografía que le dio Andrés Bello.
Fuente: CARMELO PAIVA PALACIOS
LA NEGRA HIPÓLITA, NODRIZA DEL LIBERTADOR
EDICIONES LIBRERÍA ESTELAR
CARACAS, 2007.
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