Cartas
Al general Santander
(Lima, 17 de agosto de 1826).
A s. El general F. de P. Santander.
Mi querido general:
Vd. se sorprenderá al saber que aun no he
partido para Colombia, como debía hacerlo en estos días y como lo anuncié a Vd.
en mi última carta. Estando ya en los momentos de marcharme han ocurrido tales
cosas en esta capital que me han obligado a detenerme en ella, ya por motivos
de gratitud, ya por interés político. Digo gratitud, porque este pueblo ha
hecho demostraciones de sentimiento cual no he visto en ninguna otra parte:
todas las corporaciones, todos los gremios, los barrios, los eclesiásticos, los
nobles y últimamente las señoras, me han instado, me han rogado con lágrimas en
los ojos para que no los abandonase en estas críticas circunstancias, y, sin
embargo, yo a todo me resistía, porque el interés de Colombia era superior a
todo otro. Digo ahora político porque estos señores de Lima, viendo que nada me
reducía a permanecer, han tenido la buena inspiración de reunirse en colegio
electoral y adoptar unánimemente la constitución boliviana, proclamándome
presidente, como lo verá Vd. en la adjunta acta, lo cual podrá Vd. hacer correr
en toda la república. Este último acontecimiento me ha detenido, porque él es
de tal importancia para este país y promete tales esperanzas en orden a la
federación de que he hablado antes, que sería una falta abandonarlas cuando hay
una certeza de que la constitución boliviana se adoptará en todo el Perú y se
logrará también la federación, puesto que aquella parte que parecía oponer
mayores dificultades la desea espontánea y unánimemente. Desde luego que no me
parece difícil el que esta constitución boliviana se adopte en Colombia ahora
que Bolivia y el Perú la tienen y ahora que Colombia está en estado de recibir aquellas
mejoras y seguridades que demanda su actual posición. Por estas razones, a la
verdad poderosas, yo me he determinado a dilatar todavía mi marcha a Colombia
sin renunciar a ella, porque de todos modos tengo que presentarme allí en todo
el resto de este año. Entre tanto me ocuparé en arreglar como mejor se pueda
este país para que quede tranquilo y seguro; aguardaré al general Santa Cruz
que naturalmente será el vicepresidente y daré tiempo a que en Colombia se
preparen los espíritus a recibir la constitución boliviana, único remedio que
yo puedo presentarles, como se los he dicho ya por medio de O'Leary, Guzmán y
Demarquet que han marchado a Colombia.
Aunque arriba digo que dilataré mi marcha,
esta dilación no pasará de quince días que es todo el tiempo que yo puedo dar.
Entre tanto hemos pensado que no debemos usar de la palabra federación, sino
unión, la cual formarán los tres estados de Bolivia, Perú y Colombia bajo de un
solo pacto y casi todo igual.
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