Correspondencia
Al general Sucre
Caracas, 6 de abril de 1827.
A s. E. el gran mariscal de Ayacucho Antonio
José de Sucre.
Mi querido general:
Con esta fecha mando a Vd. mi respuesta al
congreso boliviano; y a Vd. mismo me dirijo de oficio, para comprometerlo a Vd.
más a que acepte la presidencia vitalicia de Bolivia. Yo me he tomado una
libertad que se debe llamar usurpación, porque nadie en este mundo tiene
derecho para esclavizar a otro. ¿Pero qué hemos de hacer? ¿Dejaremos perecer a
Bolivia cuando es el gran trofeo de Ayacucho? No, mi querido general,
salvémosla, porque es nuestra hija gratuita, de adopción; nos la ha dado la
fortuna, y no el acaso; diré mejor, nos la ha dado el mérito y no la suerte. No
podemos negar una hija que ha salido de nuestra mente como Palas de la cabeza
de Júpiter, grande, bella y armada.
Yo he puesto al congreso una condición sola:
la de que amen a Vd., para que Vd. los pueda mandar siempre; porque el gran
poder existe en la fuerza irresistible del amor. Un jefe republicano no puede
mandar largo tiempo sino con tiranía, si la estimación popular no lo favorece.
Como yo conozco a Vd., estoy persuadido que este favor no le abandonará
mientras que exista en Bolivia. Vd. es un hombre impecable: tal es la opinión
que he formado de su hermoso corazón.
Lo que más nos molesta por ahora en el Perú es
el disgusto de Lara con el gobierno. No sé qué causa tenga esto; pero algo ha
habido. Lara ha renunciado su destino, y yo he escrito a Santander para que se
lo dé a Sandes. También he pedido los batallones Rifles y Vencedores para la
guarnición de Venezuela.
Soy de Vd. de todo corazón afectísimo amigo.
BOLÍVAR
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