SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS



SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara

En ese viaje, en especial por su carga de dinero y mercancías, era necesario burlar la
vigilancia inglesa. Por esa razón el Almirante Alcalá Galiano dispuso que el San
Ildefonso, junto con las otras embarcaciones, subiera algo más por el Atlántico hasta
cerca de los bancos de Terranova y que, en lugar de acercarse a Cádiz, navegase por
las costas del norte para buscar el puerto de Santoña, donde arribó el 13 de mayo de
1799.
El viaje duró 115 días de los cuales pasaron 14 entre La Guaira y Veracruz, 46 en tierra
mexicana, unas horas en La Habana y 55 en el mar hasta Santoña.
Santoña, puerto ubicado a 47 kilómetros al este de Santander, dispone de una bahía
propia muy adecuada para sus fines y tuvo su tiempo de prosperidad hasta que ataques
franceses, a fines del Siglo XVII, casi acabaron con sus instalaciones. A finales del siglo
XVIII comenzó a recuperarse por el comercio con América.
Aunque es cierto que un joven de diez y seis años tiene, ordinariamente, una gran
capacidad de adaptación a nuevas circunstancias, la experiencia de un viaje marítimo
tan largo tuvo que causar efectos especiales en Bolívar. Aprendió las ventajas que
entonces tenía el uso del mar como medio de transporte, es posible que durante el viaje
haya nacido su interés por la astronomía al observar la forma como el barco era
conducido y comenzó a prepararse para una realidad que luego le sería característica, la
de tener que estar alejado de lo poco que le quedaba como familia.
Bolívar, al llegar a Santoña, debió partir inmediatamente para Madrid. Es casi seguro
que ese viaje fue directo, vía Burgos, sin serle necesario haber pasado por Bilbao en la
forma que han insinuado algunos historiadores. Fuentes Carvallo, en sus estudios sobre
la España de los tiempos de Bolívar, pudo comprobar que, tal como aparece en los
mapas de la época, era muy difícil, por no decir imposible, por la falta de caminos de
cómodo tránsito, viajar por tierra de Santoña a Bilbao, además de innecesario para quien
quería llegar rápidamente a Madrid(19).
Pedro Palacios informará a su hermano Carlos, desde Lisboa, el 5 de junio de 1799, cuál
fue el itinerario de su sobrino Simoncito: llegó a Veracruz, siguió a México, volvió a
Veracruz, siguió a La Habana, de esa isla "salió en convoy de embarcaciones de guerra"
y arribó a Santoña, "Puerto de la Vizcaya de donde ha corrido su ruta hasta llegar a
Madrid" (20).
La ruta Santoña-Madrid necesariamente debió impresionar al viajero por 105 cambios de clima, de alturas y de paisajes. Madrid tuvo que causarle sensación. Era algo distinto a todo cuanto había podido ver hasta ese momento.
Llegó a Madrid casi sin equipaje, tal como el 29 de junio y desde Madrid Pedro informa a Carlos: "Simoncito llegó derrotado y ha sido preciso equiparlo nuevamente". "Derrotado" significa, en buen español, "que anda con vestidos deteriorados o raídos". Era explicable que una trayectoria tan larga, sin servicios adecuados a bordo, hubiese causado tal efecto, especialmente en un viajero joven e inexperto.
La lista de ropa y accesorios hecha por el sastre madrileño llegó a costar la cantidad de
cuatro mil y más pesos y abarcaba una importante cantidad de vestimenta (21).
Esteban se encontraba encantado por la llegada de su sobrino a quien tanto quería. Sus
deseos eran atenderlo y hacerlo fe1iz (22).
La presencia del sobrino y la llegada de Pedro Palacios a Madrid obligó a los hermanos
Palacios a tomar algunas providencias, entre ellas la de formar casa aparte, por no
querer seguir ocupando "la de Mallo" donde al parecer vivía Esteban hasta entonces. Se
debe tratar de la de don Manuel de Mallo (23)De la carta de Pedro a Carlos, donde le
avisa tal circunstancia, no se deduce que Simón haya vivido en la casa de Mallo, como
muchas veces se ha creído, sino solamente que fue necesario para ellos contratar una
nueva casa.
Explicará más tarde que cuando él (Pedro) llegó Esteban vivía en casa de Mallo, pero
que penetrados de que "ya los tres con nuestros criados éramos una familia entera
resolvió separarse a pesar de Mallo", todo sin romper amistad y sin dejar de frecuentar la casa para comer (24).
De allí en adelante se encuentran dos líneas de opiniones e ideas en las cartas de los
hermanos Palacios, unas referentes al sobrino, otras a las propias actividades.
En cuanto al sobrino, la nueva forma de vida le produjo una cierta calma, al menos
temporal, que le permitió iniciar con provecho sus estudios. Así lo explica Pedro a Carlos diciéndole que Esteban lo tiene muy aplicado y él sigue con gusto y exactitud el estudio de la lengua castellana, el escribir en que está muy ventajoso, el baile, la historia en buenos libros y se le tiene preparado el idioma francés y las matemáticas. Está sujetico y observa mediana conducta o por mejor decir buena"(25).
El joven "sujetico", es decir tranquilo, se iniciaba en actividades que le gustarán por toda la vida: estudiar historia, bailar y hablar francés.
Como no era buena la situación de los Palacios en Madrid se les nota cierto interés en
cargar a la cuenta de Simón algunos gastos de la casa y por ello Pedro pide que se le
envíe a Simón licencia de su curador para hacer "apuntes, testamento y cualquier otras
disposiciones en orden a sus bienes".
Los señores Palacios Blanco vivían angustiados por los gastos crecientes y la poca
efectividad de las gestiones que estaban realizando.
Fuente: SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara

Caracas, 10 de agosto de 1813. ILLMO. SEÑOR ARZOBISPO DE ESTA ARQUIDIOCESIS.



Caracas, 10 de agosto de 1813.
ILLMO. SEÑOR ARZOBISPO DE ESTA ARQUIDIOCESIS.
Illmo. señor
La marcha alevosa y destructora del intruso gobierno español ha reducido un país floreciente (y que el Ser Supremo no ha condenado a una eterna dependencia de la España) a un exterminio lamentable y desconocido, que el deber y la autoridad del jefe de Venezuela tratan de reparar por las más eficaces y enérgicas providencias. Instruido por una experiencia cruel he descubierto que las contemporizaciones y la impunidad en tiempo de la primera junta suprema y de los poderes ejecutivos dieron audacia a los conspiradores y a los enemigos y lo que es más asombroso aquellas autoridades toleraron sin sofocarlos los incentivos que en el confesionario se suministraron a la guerra sorda que al fin aniquiló nuestra independencia.
El general en jefe después de haber restablecido la república ha empleado y sostendrá en sus resoluciones aquel carácter fuerte que aterre a tan pérfidos maquinadores, que mantenga en el respeto debido a todos los súbditos del gobierno y que infunda en las demás naciones la decorosa consideración a que es acreedor el pabellón de una república civilizada y triunfante.
No es ya el tiempo de burlar las disposiciones gubernativas, y todo el peso de la ley caerá sobre los infractores. En consecuencia animando a las órdenes de V. S. Illma. el mismo espíritu, intime V. S. Illma. bajo las penas del resorte de su autoridad a todos los párrocos, predicadores y confesores de la arquidiócesis expliquen semanalmente los justos principios de la emancipación americana, persuadan la obligación de abrazarla y defenderla al precio de los intereses y de la vida, precavan a los sencillos contra la seducción y los conatos de los perturbadores, y que sobre todo presten cuantos existen bajo la protección del gobierno, la correspondiente cooperación a sus miras.
El confesionario que está sustraído por su sigilo a las inquisiciones públicas es el que principalmente debe ocupar las reformas de V. S. Illma., y parece que con la mayor eficacia impediría el abusar de este sagrado ministerio, que V. S. Illma. dispusiese, que aquél que en semejante acto tratase de extraviar la opinión política que sostiene el presente gobierno, por el mismo hecho se considere suspenso de sus funciones.
Dios guarde a V. S. Illma. muchos años.
S. I.
SIMON BOLIVAR

Cuartel general de Puerto Cabello



Desde el momento mismo que en el Cuartel general de Trujillo autoricé con mi firma la proclama de quince de junio último, quedó sancionado todo su contenido como ley fundamental de la República de Venezuela, o reconquista del poder tirano que usurpaba su libertad.
Por ella manifesté entre otras cosas por una parte, que yo y el ejército de mis hermanos que tenían la gloria de mandar, éramos enviados a destruir los españoles, proteger los americanos, y restablecer los Gobiernos que formaban la confederación de Venezuela, rompiendo para ello las cadenas de la servidumbre, que agobiaban sus pueblos. Y por otra, dirigiéndome a los americanos que el error o la seducción había-extraviado de la senda de la justicia, les hice entender que yo y sus demás hermanos les perdonaban sinceramente, y lamentaban sus descarríos, en la íntima persuasión de que no podían ser culpables, y que sólo la ceguedad, e ignorancia en que los habían tenido hasta entonces los autores de sus culpas, pudieron inducirles a ellas. Que no temiesen la espada que venía a vengarlos, y a cortar los lazos ignominiosos con que los ligaban a su suerte los verdugos. Que tendrían una inmunidad absoluta en su honor, vida, y propiedades. Que el solo titulo de americano era su garantía y salvaguardia. Y en fin que esta amnistía se extendía hasta los mismos traidores, que más recientemente hubiesen cometido actos de felonía; y que sería tan religiosamente cumplida, que ninguna razón, causa o pretexto bastaría para quebrantar esta oferta, por grandes y extraordinarios que fuesen los motivos que se diesen para excitar la adversión.
Todo ha sido cumplido tan exactamente como lo exigía mi palabra, y el honor del ejército comprometido, y el carácter de ley fundamental promulgada, impresa y circulada; de manera que no habrá un americano siquiera, que con verdad se queje de su infracción, a pesar de los repetidos clamores que contra muchos se han hecho, por sus torpes y enormes crímenes contra sus hermanos, su patria y posteridad. Reposaba tranquilo, y lleno de la mayor confianza en la gloriosa lucha contra los últimos restos de nuestros comunes enemigos, cuando en el campo de batalla que forma el sitio a que se ven reducidos en una pequeña parte de la población de Puerto Cabello he sido informado que algunos de aquellos mismos americanos que con tanta generosidad ha tratado el ejército libertador, olvidando sus crímenes, se esfuerzan en subvertir el orden, formando conventiculos, y protegiendo conmociones populares al favor que les dispensa la buena fe y sinceridad con que creyéndoles capaces de gratitud y reconocimiento, se dejaron las cosas en el mismo estado que estaban.
Semejante conducta ha herido dolorosamente mi corazón, y lo que es más la gloria de Venezuela, por la que no he dudado y el ejército de la Unión hacer los. últimos sacrificios. Notorio es esto; pero más notorio será el horror y oprobio que cubrirá a estos infames y viles desnaturalizados hijos que posponen el bien y felicidad general, a la baja adulación de sus primeros opresores.
Teman pues el castigo y escarmiento que sufrirán con la última severidad. Hasta aquí he cumplido yo, y mi victorioso ejército, la ley que voluntariamente nos impusimos en obsequio de ellos; por consiguiente toda ciudad, villa, o lugar en que se hayan tremolado nuestras banderas, y esté bajo la dominación del ejército libertador, serán tratados sus habitantes como dignos ciudadanos de estos estados, si cumpliesen como son obligados con el sagrado deber que les impuso naturaleza, y prescribe el interés de una sociedad civil; pero han de estar perfectamente convencidos, que todo el que faltase a estos incuestionables principios, y directa o indirectamente contribuyese a turbar el orden, paz y tranquilidad pública, será castigado con la pena ordinaria de muerte, sin que le favorezca el sagrado de la Ley cumplida ya en todas sus partes; pero con la diferencia que para aquellos que antes han sido traidores a su patria y a sus conciudadanos, y reincidiesen en ello, bastarán sospechas vehementes para ser ejecutados. Lo tendrán así entendido todas las justicias civiles y militares; a cuyo fin mando que la presente se publique, imprima y circule para que llegue a noticia de todos.
Dada en el cuartel general de Puerto Cabello y refrendada del infrascrito secretario de Estado, y del despacho de gracia y justicia, a 6 de setiembre de 1813, 3º. de la Independencia, y 1º.  de la Guerra a Muerte.
SIMÓN BOLÍVAR.
Rafael D. Mérida.

Mantecal, 26 de mayo de 1819.


Mantecal, 26 de mayo de 1819.
A la ciudadana Juana Bolivar.
Querida Juanica:
Recibí tu carta, aunque muy atrasada: me alegro infinito te halles sin novedad, y te diviertas en todas las ocasiones que se presenten.
Al señor Zea le digo que te dé lo que necesites, y así puedes recurrir a él. Nosotros marchamos ahora mismo para Barinas, y creo tendrá muy buen resultado nuestra marcha. Nada puedo decir más, pues estoy montando a caballo, sino que cuentes con el hermano que más te quiere y desea verte tranquila. A Benigna mil cosas, que me alegro siga buena.
BOLIVAR

Cartas Angostura, 28 de diciembre de 1817.



Cartas

Angostura, 28 de diciembre de 1817.
Al ciudadano teniente coronel José María Zamora.
El valor y distinguida conducta de Vd. en la desgraciada jornada de la Hogaza, me han colmado de satisfacción, al ver confirmado con este nuevo ejemplo de intrepidez el concepto que había Vd. merecido del gobierno, por su patriotismo e infatigable constancia. Antes de ahora he dado a Vd. un testimonio del aprecio y consideración a que se ha hecho acreedor, librándole el despacho de miembro de la orden de los Libertadores, recompensa muy digna de los servicios y virtudes de Vd. Supongo que reunida la brigada del señor general Zaraza estará pronta para ejecutar la orden que, en esta misma fecha, le libro para reunirnos en el puerto de Cabruta. Yo marcho mañana con más de cuatro mil hombres y espero que a mi llegada estará allí esa brigada con todos los caballos y transportes que antes he pedido al señor general Zaraza. Vd., por su parte, cooperará a que se ejecuten las órdenes, que con esta fecha libro, exacta y estrictamente.
Dios guarde a Vd. muchos años.
Simón Bolívar 

SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS Tomás Polanco Alcántara



SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara

¿Qué pasó en esa estada de Bolívar en México? Se conoce muy bien que el Virrey lo
era en México, en ese tiempo, Don Miguel José de Azanza (9).
No existe información documental acerca de lo sucedido durante la visita. Habría
solamente que presumir que el joven ha debido de ser atendido, en forma decente, por
el señor Oidor Aguirre (10)y es poco probable que un extranjero, de apenas 16 años,
haya causado especial sensación en una Corte Virreinal como lo era la de México.
El Oidor Aguirre tenía en ese tiempo 47 años. Era nativo de Calahorra y pertenecía a
familia de tradicional servicio a la Real Casa Española. Miembros de esa familia fueron
altos funcionarios y personajes con nobleza conocida. Uno de los tíos del Oidor recibió el
título de Conde de Tepa(11), otro fue el ya mencionado Obispo de Caracas.
El Oidor Aguirre estaba graduado de Doctor en Teología por la Universidad de Alcalá.
Fue nombrado, en 1783, Oidor de la Audiencia de Guadalajara y en 1792 pasado a la
Audiencia de México. Aguirre debió tener las relaciones sociales posibles a un Oidor.
Murió en México en 1810. Ejercía entonces el cargo de Regente de la Audiencia
después de haber pasado por serias peripecias políticas causadas por su lealtad no
vacilante a la Corona y que, desde luego, contrataba con el movimiento de
independencia(12).
El joven, según la carta a su tío, iba recomendado a don Pedro Miguel de Echezurría por
Don Juan Esteban de Echezurría, quien era "compañero de este señor" y "siendo el
conducto el Obispo". Dicho señor, Pedro Miguel de Echezurría, cubrió los gastos del
viaje a México, que fueron de "cuatrocientos pesos más o menos". Bolívar pide a su tío
que los pague directamente al señor Echezurría de México o por medio del señor
Echezurría de Caracas(13). Este último caballero era persona de importancia en la
ciudad de Caracas, tanto que el 1 de enero de 1809 fue elegido Alcalde de segundo voto
(14).
La misma carta nos lleva a conocer otros aspectos de interés. Uno es el de los
sentimientos de afecto y amistad que entonces tenía el viajero. Envía "expresiones" a
sus hermanos y especialmente a Juan Vicente "que ya lo estoy esperando". El vocablo
"expresiones" está usado correctamente en el sentido castellano de "saludo" que es lo
que significa cuando la palabra "expresión" se maneja en plural. La referencia a Juan
Vicente indica que, al menos para esa fecha, el proyecto de viaje también lo abarcaba.
Tales "expresiones" o saludos eran extensivos a "todos a quien yo estimo" y en especial
a su amigo Manuel Matos.
¿Quién era Manuel Matos? Sabemos que el 8 de diciembre de 1808 un joven llamado
Manuel Matos obtuvo el premio otorgado por el señor Rector de la Universidad a los
alumnos de la clase de "mínimos" por el mejor trabajo sobre el uso del pronombre y de
sus atributos, evidente señal de su aplicación al trabajo intelectual (15). Ese joven, por
razón de edad, no pudo ser el mismo Manuel Matos que en 1808 figuró entre quienes
llevaron a cabo actividades subversivas contra el Gobernador y Capitán General (16).
Años más tarde, en medio de la ferocidad de la guerra, Manuel Matos aparece como
Coronel patriota, el 6 de abril de 1818, en carta al Prócer Gral. Manuel Cedeño, en plena
"campaña del centro" y en activa colaboración con su amigo Simón Bolívar (17).
Otras circunstancias de la carta permiten precisar algunos detalles adicionales.
Como "era preciso pasar" por La Habana, el viaje tenía que continuar apenas llegasen
noticias del cese del bloqueo de ese puerto. Al conocerse que así había sucedido, el
regreso de Bolívar desde México a Veracruz debió de haber sido precipitado o al menos
muy rápido: "Hoy a las once de la mañana llegué de México y nos vamos a la tarde para
España".
La rapidez de la partida hizo pensar a Bolívar en la necesidad de advertir a su tío que no
había tenido posibilidad de ser más explícito: "ha sido el tiempo muy corto para hacerme más largo" y que tal circunstancia lo obligó a cierto desorden. Además menciona: "estoy fatigado del movimiento del coche en que acabo de llegar...", "se me ocurren todas especies de un golpe" y por tales razones "usted no extrañe la mala letra" pues, "por ser muy a la ligera", "la he puesto muy mala".
"El rumbo a España partía de Cuba, a través del canal de Bahama, nordesteando entre
los cabos de Virginia y las Bermudas hasta cerca del paralelo 38, para recobrar los
fuertes vientos septentrionales y luego continuaba en dirección Este hacia las Azores"
(18).
Fuente: SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara

Discurso sobre el gobierno de Monteverde A los Americanos.



Discurso sobre el gobierno de Monteverde
A los Americanos.
Estos documentos os presentan ¡oh americanos! el tratado solemne que tan repetidas veces protestó Monteverde cumplir con religiosa exactitud: tratado que jamás solicitaron los defensores de la patria, pues en número de siete mil hombres, suspiraban sólo por atacar al enemigo, desde el cuartel de La Victoria; en cuya plaza acababan de derrotarle, después de tres triunfos anteriores en Guaica; y que tuvieron sin embargo, que rendir desesperadamente sus armas, sacrificándose a la disposición de su general Miranda; quien .obrando por una vergonzosa cobardía, más bien que por la escasez que padecía la ciudad de Caracas, estando interceptadas las provisiones que debía extraer de lo interior de la provincia, propuso la capitulación.
Al verla concluida en los términos que ella contiene ¿quién no hubiera esperado la paz, el bien de aquellos habitantes; en fin, el olvido de todo lo pasado, tantas veces prometido? Pero ¡oh perfidia! apenas se ve Monteverde posesionado de las plazas de Caracas y La Guaira, cuando varia absolutamente la escena. Comienza la violencia del nuevo Gobierno: multitud de ciudadanos respetables son conducidos vilipendiosamente ante el tirano: se les pone en cepos, se les traslada luego encadenados a las estrechas bóvedas de La Guaira y de Puerto Cabello; se renuevan los horrores que en este propio país ejecutaron sus feroces y ávidos conquistadores. Se dan órdenes para traer de toda la provincia cuantas personas ricas o de alguna distinción se encontrasen, no sólo de la clase de blancos, sino aún de la de pardos: se les persigue con numerosas patrullas, y se les aprehende con el más enconado furor. Cerca de cuatrocientos presos gimen en las bóvedas y pontones: doblados grillos oprimen a los más de ellos: ni la tierna infancia, ni la vejez de algunos, ni la constitución naturalmente débil de otros, ni las enfermedades que han contraído todos en aquellos angustiados e infectos calabozos, han podido alcanzar ningún alivio. En La Guaira han perecido ya el doctor Lorenzo Méndez, el cirujano José María Gallegos, el capitán de ingenieros José Benis; y posteriormente se ha sabido que también han muerto el .profesor de medicina doctor José Luis Cabrera, el doctor Juan Germán Roscio, Guillermo Pergrón; y quedan para expirar el canónigo Madariaga y otros muchos. En Puerto Cabello ha fallecido el canónigo doctor Mendoza, y se hallan en la misma extremidad el doctor Francisco Espejo y el marqués de Bocónó, que ha sido conducido gravemente enfermo en una hamaca, desde Barinas. Los bienes de todas estas víctimas, y aún los de otros ciudadanos que no están presos, ni fueron comprendidos en el territorio ocupado antes de la capitulación, han sido confiscados; y se van distribuyendo entre los auxiliares de Monteverde. La consternación es general y las gentes desoladas, errando por los campos, en la miseria, apenas pueden sobrellevar una cansada vida.
He aquí ioh americanos!. los hechos más auténticos, más evidentes de nuestra buena fe, en dar ascenso a las promesas falaces de nuestros contrarios; y al mismo tiempo la prueba más irrefragable de la monstruosa conducta que usan con nosotros.
Ved cual es el carácter de vuestros enemigos. Lo que podéis esperar de su amistad, cuando a la faz del mundo y bajo la fe de los tratados, violan abiertamente no sólo las estipulaciones que ellos mismos hacen, sino el sagrado derecho de gentes.
Sus depredaciones en la patriótica y desdichada ciudad de Caracas, os patentizan el descarado vilipendio con que tratan a los hijos de Colombia; y el escarnio que recae sobre nosotros al sucumbir bajo sus manos sanguinarias. El menosprecio, el tormento y la muerte son los dones que nos presentan, al someternos a su dominio. Miran a sus hermanos como viles esclavos; y como víctimas a sus vencidos. ¿Qué esperanzas nos restan de salud?, La guerra, la guerra sola puede salvarnos por la senda del honor.
No haya otro objeto que el exterminio de los tiranos, que sedientos de sangre y de oro, invaden nuestras pacificas y felices regiones, talándolas, incendiándolas, pillando al paisano indefenso, asesinando al defensor de la patria, y usurpando todos los derechos de la naturaleza y de los hombres. Estos caníbales que vienen huyendo del yugo de sus conquistadores, pretenden ponernos las mismas cadenas que ellos arrastran en su país, con el temor de unos tránsfugas, la rabia de unos perros, y la avaricia desenfrenada de su abominable nación. Vencidos, escarnecidos en Europa, por sus vecinos, vienen a saciar su venganza contra los inocentes habitantes de este hemisferio, que no tienen otro delito que el de conducirse por los principios de la humanidad, siguiendo la vía de la justicia, en la recuperación de su libertad e independencia.
Pues no, americanos, no seamos más tiempo el ludibrio de esos miserables, que sólo son superiores a nosotros en maldad, en tanto que no nos exceden en valor; pues nuestra indulgencia es sola la que hace toda su fuerza. Si ellos nos parecen grandes, es porque estamos prosternados.
Cerremos para siempre la puerta a la conciliación y a la armonía: que ya no se oiga otra voz, que la de la indignación. Venguemos tres siglos de ignominia, que nuestra criminal bondad ha prolongado; y sobre todo, venguemos condignamente los asesinatos, robos y violencias que los vándalos de España están cometiendo en la desastrada e ilustre Caracas.
¿Pero podrá existir un americano, que merezca este glorioso nombre, que no prorrumpa en un grito de muerte contra todo español, al contemplar el sacrificio de tantas víctimas inmoladas en toda la extensión de Venezuela? no, no, no.
Cartagena, 2 de noviembre de 1812. Segundo de la independencia.
SIMÓN BOLÍVAR.

sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...