Discursos y proclamas Conmemoración de los 10 de la independencia 9 de abril de 1820

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Conmemoración de los 10 de la independencia

9 de abril de 1820
Simón Bolívar, Libertador presidente de Colombia, a los soldados del ejército libertador
Diez años de libertad se solemnizan este día. Diez años consagrados a los combates, a los sacrificios heroicos, a una muerte gloriosa...!. Pero diez años que han librado del oprobio, del infortunio, de las cadenas, la mitad del Universo.
Soldados! El género humano gemía por la ruina de su más bella porción: era esclava y ya es libre. El mundo desconocía al Pueblo Americano, vosotros lo habéis sacado del silencio, del olvido, de la muerte, de la nada.' Cuando antes era el ludibrio de los tiranos; lo habéis hecho admirar por vuestras virtudes; lo habéis hecho respetar por vuestras hazañas, y lo habéis consagrado a la inmortalidad por vuestra gloria.
Soldados! El diez y nueve de abril nació Colombia: desde entonces contáis diez años de vida.
Cuartel General Libertador de San Cristóbal, 19 de abril de 1820.-10°

BOLÍVAR

Discursos y proclamas COLOMBIANOS! 8 de marzo de 1820

Discursos y proclamas
COLOMBIANOS!

8 de marzo de 1820
Simón Bolívar, Libertador y presidente de Colombia, general en jefe de sus ejércitos
COLOMBIANOS!
La República de Colombia, proclamada por el Congreso General, y sancionada por los pueblos libres de Cundinamarca y Venezuela, es el sello de vuestra independencia, de vuestra prosperidad, de vuestra gloria nacional!
Las potencias extranjeras al presentaros constituidos sobre bases sólidas y permanentes de extensión, populación y riqueza, os reconocerán como Nación, y os respetarán por vuestras armas vencedoras: os estimarán por la justicia de vuestra causa, y os admirarán por vuestra consagración a la patria. España misma al veros montados sobre las inmensas ruinas que ella ha aglomerado en el ámbito de Colombia, conocerá que sois hombres capaces de gozar de vuestros derechos, y de la eminente dignidad a que son destinados todos los mortales por la intención de la naturaleza. Sí, la España agotada en recursos, y en paciencia, abandonará nuestra patria al curso de su destino, recobrará la paz de que ha menester para no sucumbir, y nosotros recobraremos el honor de no ser españoles.
Colombianos! Los crepúsculos del día de paz, iluminan ya la esfera de Colombia. Yo contemplo con un gozo inefable este glorioso período en que van a separarse las sombras de la opresión de los resplandores de la libertad. Tan majestuoso espectáculo me asombra y encanta: con anticipación me lisonjeo de vuestra colocación política en la faz del Universo, de la igualdad de la naturaleza, de los honores de la virtud, de los premios del, mérito, de la fortuna, del saber, y de la gloria de ser hombres. Vuestra suerte va a cambiar; a las cadenas, a las tinieblas, a la ignorancia, a las miserias, van a suceder los sublimes dones de la Providencia Divina, la libertad, la luz, el honor y la dicha.
Colombianos! Yo os lo prometo en nombre del Congreso: seréis regenerados: vuestras instituciones alcanzarán la perfección social, vuestros tributos abolidos, rotas vuestras trabas; vuestras virtudes serán vuestro patrimonio, y sólo el talento, el valor y la virtud serán coronados.
Cundinamarqueses! Quise ratificarme si deseabais aun ser Colombianos: me respondisteis que sí, y os llamo Colombianos!
Venezolanos! Siempre habéis mostrado el vivo interés de pertenecer a la gran República de Colombia, y ya vuestros votos se han cumplido. La intención de mi vida ha sido una: la formación de la República libre, e independiente de Colombia entre dos pueblos hermanos. Lo he alcanzado: !!!Viva el Dios de Colombia!!!
Cuartel General en la ciudad de Bogotá, 8 de marzo de 1820. 10°

Correo del Orinoco, número 60, del 29 de abril de 1820.

Discursos y proclamas A la heroica firmeza de los combatientes de uno y otro ejército 27 de noviembre de 1820

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A la heroica firmeza de los combatientes de uno y otro ejército

27 de noviembre de 1820

A la heroica firmeza de los combatientes de uno y otro ejército: a su constancia, sufrimiento y valor sin ejemplo. A los hombres dignos, que al través de .males horrorosos, sostienen y defienden su libertad. A los que han muerto gloriosamente en defensa de su patria o de su gobierno. A los heridos de ambos ejércitos, que han manifestado su intrepidez, su dignidad y su carácter. Odio eterno a los que deseen sangre y la derramen injustamente.

Discursos y proclamas El título de libertador concedido por el congreso como propiedad de gloria 6 de enero de 1820

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El título de libertador concedido por el congreso como propiedad de gloria

6 de enero de 1820
Exmo. Señor Libertador Presidente de Colombia.
Exmo. Señor:
El Soberano Congreso ha determinado que en testimonio de la alta consideración que le merece V. E. por sus virtudes cívicas, aun más que por sus hechos inmortales, sea su Presidente mismo quien comunique a V. E. el siguiente decreto:
"El Soberano Congreso deseando dar al Jefe y al ejército libertador de Cundinamarca un testimonio del reconocimiento nacional ha venido en decretar y decreta lo siguiente:
Art. 1º.-El general Bolívar queda condecorado con el titulo de Libertador, de que usará en todos los despachos y actas del gobierno, ante poniéndolo al de Presidente, y lo conservará como una propiedad de gloria en cualquier otro destino y en el retiro mismo de los negocios públicos.
Art. 2º.-Su retrato será colocado bajo el solio del Congreso con esta inscripción en letras de oro: "Bolívar Libertador de Colombia, Padre de la Patria, Terror del Despotismo" y más abajo en pequeños caracteres: "Decreto del Congreso de Angostura a 6 de enero de 1820".
Art. 3º.-No-solamente los vencedores de Boyacá, sino todos los individuos del ejército que emprendió esta campaña memorable, incluyendo los que perdió en el paso de los Andes, los patriotas que se le reunieron, y las personas que se han distinguido extraordinariamente en favorecerlo, sean hombres o mujeres quedar. declarados y serán reconocido por Libertadores de Cundinamarca. Sus nombres se inscribirán con la separación y clasificación correspondiente en la columna del triunfo de Boyacá decretada por la Asamblea de Bogotá.
Art. 4°-Los Libertadores de Cundinamarca llevarán la decoración de una medalla en que esté grabado y esmaltado de rojo su nombre, y debajo estas palabras: "Cundinamarca libertada, 1819". Esta medalla orlada de una corona de laurel, esmaltada de verde, será de oro guarnecida de esmeraldas para los generales, de oro sin guarnición para los oficiales y ciudadanos empleados, y de plata para los soldados y ciudadanos sin destino público. Los militares la llevarán pendiente de una cinta roja en el segundo ojal de la casaca, y los ciudadanos de una cinta azul celeste.
Art. 5°-Las viudas de los militares muertos en la campaña llevarán pendiente del cuello la decoración correspondiente a sus maridos, como partícipes de sus trabajos y de su patriotismo.
Art. 6°-Los nombres de los Libertadores de Cundinamarca se proclamarán por bando con música militar y salva de artillería en las capitales de departamento y plazas fuertes, y en las demás ciudades con la posible solemnidad en todas las fiestas del aniversario del Establecimiento de la República, quedando desde ahora inscritos en los libros municipales y en todos los registros públicos. Tendrálo entendido el Supremo Poder Ejecutivo, y dispondrá lo necesario a su cumplimiento.
Dado en el Palacio del Soberano Congreso, capital de Guayana, a 6 de enero de 1820.-10°".
Lo traslado a V. E. sin embargo de haberse comunicado oficialmente por su vía correspondiente, a nombre y por acuerdo del Congreso para su satisfacción personal.
Dios guarde a V. E. muchos años. Palacio del Soberano Congreso el mismo día.
Exmo. Señor.
El Presidente del Congreso,

Francisco Antonio Zea.

Discursos y proclamas Caroreños 26 de octubre de 1820

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Caroreños

26 de octubre de 1820
Simón Bolívar, Libertador y presidente de Colombia
Caroreños:
Vuestra conducta leal y siempre eminentemente laudable ha arrancado de mi corazón el sentimiento de la más justa admiración. Si, compatriotas: vosotros merecéis ser llamados hijos beneméritos de la Patria.
Caroreños! el ejemplo que acaba de dar el coronel Vargas poniéndose a vuestro frente para enarbolar el pabellón de Colombia, es digno de la gratitud nacional. Seguidle, pues, en la senda del honor y de la gloria republicana. Un solo esfuerzo más y viviréis libres y pacíficos porque Dios ha coronado nuestra constancia con la victoria.
Cuartel general Libertador en Trujillo, 26 de octubre de 1820.

BOLÍVAR.

Correspondencia Al general Santander Caracas, 6 de febrero de 1827.

                                                                          Correspondencia
Al general Santander

Caracas, 6 de febrero de 1827.
A s. El general F. de P. Santander.
Mi querido general:
Respondo a la apreciable carta de Vd. del 23 del pasado. He visto las noticias que Vd. me da de Europa y las que comunica Madrid. Ayer ha llegado a esta ciudad el doctor Foley, con treinta días de navegación de Liverpool a La Guaira. Por los informes que él me ha dado, relativos al estado político de la Europa y por los papeles públicos que he visto, estoy casi persuadido que la guerra entre Inglaterra y España no tendrá lugar. Parece que todo se ha reducido a amenazas de parte de la más fuerte contra la más débil. Así creo que no debe tener lugar la expedición que premeditaba contra Puerto Rico, y hoy mismo mando cesar los preparativos que había ordenado, hasta segunda orden. Sin la cooperación de la Inglaterra nada haríamos y todo lo perderíamos. Por lo tanto, no debe Vd. apresurarse en hacer gastos que podrían ser inútiles y que además nos arruinarían más y más.
Estoy desesperado por saber si se ha reunido el congreso y lo que ha determinado. ¡Ojalá que aprobase mis operaciones y mandase cumplir mis decretos! pero si no lo hiciere así no tendré un sentimiento muy grande, porque no estoy seguro de las consecuencias de mis providencias. Yo veo como incierto y peligroso todo. Cuanto más considero la materia que manejamos, es decir la distribución del poder público en Colombia, tanto más me desaliento y encuentro dificultades. Sin embargo de todo esto, si el congreso no se reúne y no dispone nada en contra de lo que yo he decretado, mi resolución es llevar a efecto la consulta a los colegios electorales sobre la anticipación de la convención nacional. Esta gente está en un estado que yo no puedo definir, porque no hay un espíritu público bien decidido sobre ningún punto capital. Todos dudan como yo cuál será el camino de la salud, pero al fin debemos obrar de un modo u otro, sobre todo cuando los amigos del general Páez y él mismo no quieren obedecer más a la autoridad que resida en Bogotá. No debo hacer un misterio de esta declaración, puesto que el general Páez me ha dicho resueltamente antes de ayer que quería saber definitivamente mis opiniones políticas sobre el estado de las cosas, para saber lo que debía decir en Apure adonde va ahora; que él estaba resuelto a irse del país si se le quería someter de nuevo a la constitución de Cúcuta y al gobierno de Bogotá; que si yo lo determinaba así, él me pediría su pasaporte. Mi respuesta fue que yo no haría más que sostener los decretos que había dado; que la gran convención determinaría lo que tuviera por conveniente y que mientras tanto él no obedecía a Bogotá sino mi autoridad solamente, en fin, le dije: " yo le he dicho a Vd. que el único pensamiento que tengo es la gran federación de Perú, Bolivia y Colombia; pero mi único deseo es abandonar este país y dejar el servicio público, porque ya me es insoportable ".
Los amigos de Páez están casi desesperados y dicen que Páez los ha vendido. Los amigos del gobierno dicen que yo desatiendo a los fieles y favorezco a los traidores. El general Bermúdez y el batallón de Apure, que son los que todo lo han perdido, son los que más agitan este partido.
Vd. me dice que va a entregarle el mando al señor Baralt, en oposición a lo que yo he determinado a instancia de Vd. Si así fuere, yo también entregaré el mando al pueblo y me iré con Dios, porque yo no sé si a Baralt le obedecerán, y sé muy bien que si abandono a Venezuela por ir a Cundinamarca, se pierde otra vez la república, y yo no puedo ni quiero verme en mayores dificultades sin mi culpa. Por lo demás, Vd. tendrá mil razones para abandonar el mando: yo también las tengo, y aguanto. Yo creo que nuestra dignidad y el bien de la república nos exige nuestra permanencia en el gobierno hasta la gran convención, o hasta que entreguemos el mando a un congreso ordinario. Por mi parte, no admitiré jamás la presidencia y voy a declararlo así por una proclama luego que dé el decreto que mande consultar a los colegios electorales para la gran convención.
Soy de Vd. de corazón.
BOLÍVAR.

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P. D. - Acabo de recibir las cartas de Vd. del 16 y 29 de diciembre. Me alegraré mucho de que el congreso se reúna aunque sea en todo el año, no porque yo espere bien de él, sino porque espero salir bien yo entregándole el mando de la república, para lo cual mando a Vd. un pliego que presentará de mi parte al presidente del senado. Yo estoy desesperado de todo. Me escriben de Bogotá que no tengo dos amigos en esa capital. Prueba infalible de que, por lo menos, se trabaja contra mí, y puedo decir con franqueza que me alegro para que nada me cueste desprenderme de Colombia.

Correspondencia Al general Sucre Caracas, 20 de febrero de 1827.

                                                                          Correspondencia
Al general Sucre

Caracas, 20 de febrero de 1827.
Al exmo. Sr. Gran mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.
Mi querido general:
Tengo a la vista la muy apreciable carta de Vd. del 4 de octubre, que acabo de recibir. Toda ella es de tanto peso y llena de intereses tan complicados, que, por lo mismo, no me es posible responder a ella en una sola carta y un solo momento. Diré, de paso, que me ha parecido excelente el pensamiento de Vd. sobre el tratado que se celebre entre el Perú y Bolivia, luego que llegue allí el señor Ortiz de Zevallos, con relación a los mutuos auxilios que deben prestarse estas dos repúblicas. Con esta misma fecha escribo al general Lara, para que ponga a disposición de Vd. los auxilios que se le pidieren de las tropas colombianas que están a sus órdenes, a pesar de que antes de ahora le he hecho este mismo encargo. Con respecto a las condiciones que deben estipularse entre el Perú y Bolivia, el general Santa Cruz y Vd., por medio de sus comisionados, pueden hacer lo que les parezca útil, sin necesidad de mi autorización, porque ni uno ni otro dependen de mí en el ejercicio de sus respectivas atribuciones como jefes de estado.
Quedo informado del pase que Vd. ha dado a la ley del congreso reincorporando la provincia de Tarija a la república. No hay, pues, la menor duda de que las relaciones entre Vds. y el Río de la Plata van a ponerse en mal; pero ya que ha sucedido así, no lo creo un mal: más vale estar divididos de una vez que medio unidos.
De oficio respondo a la consulta que me hace el consejo de gobierno sobre la gratificación concedida a los vencedores de Junín y Ayacucho, y encargo que se trasmita a Bolivia esta contestación, para que le sirva de gobierno y se arregle a ella. Advierto a Vd. que la recompensa que decretó el gobierno del Perú en favor de los sitiadores del Callao, no debe salir de ninguno de los millones concedidos por el Perú y Bolivia, porque ésta ha sido una donación aparte.
En mi anterior dije a Vd. que aguardaba noticias de Europa sobre el estado de la guerra entre España e Inglaterra, para determinar si tendría lugar o no la expedición que premeditaba dirigir contra Puerto Rico. Hasta hoy me hallo en la misma incertidumbre, porque aun no llega el paquete inglés, que nos debe sacar de las dudas en que nos encontramos. En el mes pasado se ha dado por cosa hecha la guerra entre España e Inglaterra; y sin embargo, no lo creo: pero, sí podemos contar con que la España no estará en la aptitud de podernos ofender, y que la Inglaterra aprovechará esta oportunidad para lograr ventajas en favor de la América. En fin, el paquete vendrá de hoy a mañana y sabremos a qué nos debemos atener.
Los negocios de Venezuela, como he dicho a Vd. en mis anteriores cartas, han tenido un desenlace muy feliz para el país, muy glorioso para mí, pero éste ha sido el efecto del primer momento, sin que por eso podamos decir que todo se ha hecho. Es verdad que hemos ahogado en su nacimiento la guerra civil; mas la miseria nos espanta, pues no puede Vd. imaginarse la pobreza que aflige a este país. Caracas llena de gloria, perece por su gloria misma, y representa muy a lo vivo lo que se piensa de la Libertad, que se ve sentada sobre sus ruinas. Venezuela toda ofrece ese hermoso pero triste espectáculo. Yo no sé, a la verdad, cómo remediar males que sólo el tiempo y el poder de Dios pueden hacer desaparecer, y, entre tanto, todos ocurren a mí. En fin, yo haré lo que pueda, ya que más no puedo.
El correo de Bogotá aun no llega; lo espero con ansia para saber si se reúne o no el congreso.
Cumaná está tranquila; pero como el resto de Venezuela gime en la más espantosa miseria.
Memorias a los amigos, y créame Vd. siempre su afectísimo amigo que lo ama de corazón.
BOLÍVAR.


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sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío

 /sin fecha General Simón Bolívar Muy señor mío: Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por la gracia de encontrarnos...