SIMÓN BOLÍVAR:
ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara
Para Carlos, en su solicitud ante la Audiencia, el niño era "absolutamente desaplicado a
todo género de instrucción", le "considera en peligrosa edad", advierte que le ha dado
"un dulce trato" acompañado de "entereza e integridad" y menciona que Simón se ha
escapado "para huir del empeño de que reciba una educación correspondiente a su
nacimiento y rango"(36).
Para María Antonia, aunque el niño no era "desaplicado ni renuente a la asistencia a la
Escuela" y poseía "una más que regular instrucción", pues sabia leer y escribir, se
encontraba "violento" en la Escuela Pública y rogaba a su hermana sacarlo de ella.
Además, María Antonia lo había visto "solo por las calles y paseos, a pie y a caballo, en
junta con muchachos que no eran de su clase"(37).
Ambas exposiciones coinciden en demostrar que la educación del niño era deficiente:
negado a recibir enseñanzas, "realengo" por las calles, sin vigilancia directa, violento
ante la Escuela.
Si se examinan las condiciones irregulares dei Instituto y se toma en cuenta la situación
personal del tutor, ese resultado era de esperarse.
Ni don Carlos ni doña María Antonia se refieren al maestro Rodríguez en forma
negativa.. Según don Carlos, en la exposición citada, Rodríguez era "sujeto de probidad
y habilidad notorias" y María Antonia aclaraba que las representaciones, hechas por ella
y su esposo sobre el estado de su hermano, en ningún caso tenían el "ánimo de ofender
la arreglada enseñanza y sana doctrina" de la Escuela y de su maestro.
Sin embargo, de lo dicho por todos se desprende que la Escuela Pública y su maestro, a
pesar de la probidad, habilidad, sana doctrina y arreglada enseñanza, habían fracasado
con el niño Simón..
Cuando fue a ser ejecutada la orden, dada por la Audiencia, de entregar el niño a don
Carlos, sucedió lo inesperado: el niño Simón se negó rotundamente a aceptarla y alegó
"que los tribunales bien podrían disponer de sus bienes y hacer de ellos lo que quisiesen
mas no de su persona y que silos esclavos tenían libertad para elegir amo a su
satisfacción por lo menos no debía negársele a él la de vivir en casa que fuera de su
agrado"..
Estas frases no fueron copiadas por el escribano pero don Carlos Palacios quiso que
constaran en el expediente, pues estimaba que las mismas no podían ser "parto propio
del pupilo" a causa de "la tierna edad de éste y de su escasa razón"..
El niño, a pesar de los intentos persuasivos de todos sus parientes, "con gritos y
lágrimas" no quiso salir de la casa.. Se formó en la calle y en la entrada de la residencia
una enorme confusión en medio de la cual el otro tío, don Feliciano, viendo que el niño
se agarraba a su tío Pablo", le hizo soltarse con un violento golpe que motivó
inmediatamente el reclamo de don Pablo; don Feliciano golpeó también a don Pablo e
incluso sacó una espada para amenazarlo..
En ese estado de cosas don Carlos "ordenó a un negro que aprehendiese al menor don
Simón" y lo llevase a la casa de don Simón Rodríguez, "para que éste se encargase de
su educación".
María Antonia se presentó ante la Audiencia para protestar alegando que el niño
requería ser "educado en buena crianza, estudios y ciencia que lo puedan iluminar para
gobernarse con honor"..
La Audiencia, ante esos reclamos ordenó inspeccionar la casa de Rodríguez y pudo
comprobar que esa residencia no era de óptimas condiciones..
La casa estaba ubicada en la calle de Caracas que, de Norte a Sur baja de la esquina de
Cují a la de La Candelaria, actuales esquinas de Cují y Romualda.. Se componía de una
sala, dormitorio, galería, cuatro cuartos, dos patios, tres corredores, cocina y corral. En
ella habitaban Rodríguez, su esposa, su hermano Cayetano y su esposa con su hijo, las
suegras de Rodríguez y de su hermano, dos cuñadas, un señor de apellido Piñero junto
con su sobrino, tres criados domésticos, cinco estudiantes y un menor recién nacido, en
total 20 personas. En la habitación asignada al niño Simón vivía otro niño llamado José
Félix Navas y en ella había una cama, su asiento, una mesa, un butaconcito y un
escaparate.
Fuente: SIMÓN BOLÍVAR: ENSAYO DE UNA
INTERPRETACIÓN BIOGRÁFICA A
TRAVÉS DE SUS DOCUMENTOS
Tomás Polanco Alcántara